Por: Alfredo Woolrich

El Estadio José Zorrilla de Valladolid se visitó de gala para recibir a un contrastante FC Barcelona. Pletórico en la Liga, superando por varios puntos a su más cercano perseguidor y a su rival más odiado, rompiendo récords al por mayor tanto por equipo como por sus futbolistas; pero con la desazón de la ausencia de Tito Vilanova su entrenador en jefe. Hoy las playeras en el calentamiento eran dedicadas a él. Jordi Roura se encargó del planteamiento del equipo que se consagró con el título de campeón de invierno. Nada oficial, pero que sigue sirviendo de aliciente para superarse día a día.

Enfrente el cuadro pucelano, que por purgar su condena en Segunda División no enfrentaba al Barça desde el 2010. Deambulando en la zona media de la clasificación y aún con el sueño de algún puesto para la Europa League, los blanquivioletas enfrentaban al cuadro culé con más corazón que argumentos futbolísticos. Rara vez el angoleño Manucho, quien fue enviado al frente para intentar vulnerar la zaga blaugrana, pudo inquietar a Piqué y compañía. El 25 del Valladolid salió de cambio con más cansancio que producción ofensiva.

El Barça fue fiel a su estilo perfeccionado a lo largo de los últimos años. Con un transitar sabio del balón, toques precisos y disparos en el momento adecuado, fue haciéndose de espacios y oportunidades desde los primeros minutos de partido. En más de una ocasión, las bruscas frenadas a sus elementos ofensivos ocasionaron tiros libres directos que encendieron los focos rojos de la defensiva villasoletana.

Al final del primer tiempo una combinación más que clásica en el Barcelona, derivó en la primer anotación. Messi orquestó la jugada filtrando por izquierda para Jordi Alba, quien tiró el pase raso que Xavi Hernández empujó para decretar el 1-0.

La segunda parte sería habitual en el accionar blaugrana. Lionel Messi tras fallar una clara no perdonó a la siguiente y acrecentó su leyenda y sus números con un zurdazo que se incrustó en la esquina inferior de la portería defendida por el venezolano Dani Hernández.

El resto del partido fue un mero trámite para ambos equipos. Valladolid encontró recompensa en su planteamiento con un gol de Javi Guerra en las postrimerías del partido. No hubo tiempo para la sorpresa, al contrario, el vuelco ofensivo de los violetas ocasionó un un hueco bien aprovechado por el canterano Tello para decretar el 3-1 final.

El Barça cosechó tres puntos más que lo enfilan al campeonato. Con 12 y 16 puntos de diferencia respectivamente de sus perseguidores madrileños y a reserva de lo que hagan ambos esta jornada, Jordi Roura continúa con la construcción iniciada por Tito Vilanova y que espera recuperar la hegemonía perdida el año pasado tanto en el campeonato local como en la Champions League.