eloriente.net

7 de  marzo de 2013

A la propuesta que ya efectuamos la semana anterior: «Ha llegado el momento de exhibir quiénes son esos líderes (sociales), cuáles sus intereses» que han inflamado las principales calles de la capital de Oaxaca con manifestaciones y bloqueos, ahora también debe hacerse un llamado a la responsabilidad de un sector fundamental pero hasta ahora ausente: las universidades, instituciones de educación superior y centros de investigación.

Estos recintos, ante nuestra problemática, son lo que deben y pueden proporcionar luces para resolver el momento de crisis social que vivimos.

En efecto, por un lado, debe sacarse de las sombras a las personas que están provocando estos desaguisados con el afán de que muestren sus razones (si las tienen) y sus nombres; pero por el otro, también es momento de acudir a quienes estudian, deliberan y construyen desde el conocimiento la transformación social para que nos orienten sobre posibles vías de solución.

Con base en situaciones y procesos comparables, propuestas razonables y distancia de pronunciamientos partidistas, las universidades deben asumir su papel en la sociedad de Oaxaca como catalizadores de la problemática común, pero aún más, como proveedores de respuestas públicas a nuestros problemas cotidianos.

Ninguna universidad puede ver cumplidos sus objetivos, si no participa de lo social, se vincula auténticamente con la vida de sus estudiantes y de la población en que se sitúa. Por ello, como actores legítimos, dado su perfil y actividad, pueden colaborar en la construcción de soluciones ante la cerrazón de ciertos grupos sociales y la parálisis irresponsable de otros tantos actores.

¿La esperanza de Oaxaca son los jóvenes? No, a ellos no puede cargarse esa responsabilidad si encima no les estamos otorgando las herramientas para cumplirla.

La esperanza de Oaxaca está en el conocimiento y el cabal cumplimiento de las instituciones para con sus objetivos. Y es una esperanza que debe cumplirse ahora y no en el futuro.

Las instituciones todas, incluyendo las dedicadas a la educación superior, deben asumir cabalmente el objeto por el cual son constituidas: el desarrollo pleno de las capacidades humanas y sociales. ¿Cómo prometer forjar profesionistas si antes no cumplen con la responsabilidad de procurar un mejor contexto social, mejores condiciones para ellos?

 

Foto: Jgoge, Algunos derechos reservados.