Por: Alejandra Silva Soriano

Con mucho entusiasmo inicié el día viernes un diplomado en Derechos Humanos que organiza el Poder Judicial del Estado de Oaxaca, convencida de que todo aquel que desee promover y defender una causa social, como son los derechos humanos, y en mi caso en específico, los derechos de las personas con discapacidad, deberá capacitarse e informarse para poder transformar la realidad social.

Actualmente nuestro país se encuentra ante el importante reto de incluir el respeto a los derechos humanos en todos los ámbitos, a raiz de la reforma que sufrió en junio de 2011 el artículo primero de nuestra Constitución, donde expresamente se reconocen los derechos humanos, abarcando distintos temas y aspectos relativos a la concepción y la tutela de los derechos humanos en México

Es ahí donde comienza el desafío para los legisladores, jueces, académicos, autoridades, comisiones, defensorías de derechos humanos y a la sociedad civil en general, de promover la difusión, análisis y desarrollo de los derechos humanos en nuestro país. Porque por más leyes, tratados y reformas constitucionales que existan, estos no pueden cambiar una realidad social donde permanentemente se observan conductas violatorias de derechos.

Por todo ello, la educación en y para derechos humanos juega un papel elemental, con lo anterior, me refiero a una educación con valores, vivencial, transformadora, que fomente la tolerancia entre las personas.

Con valores porque la educación que se imparta deberá sembrar el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, valores que el niño, joven o adulto reflejará y tendrá presente siempre en su actuar. Transformadora porque sólo a través de ella se puede lograr cambiar la realidad social, un niño educado en valores difícilmente tendrá actitudes discriminatorias, vejatorias o despectivas hacia cualquier persona o grupo social. Que fomente la tolerancia, no como una forma de “aguantar al otro”, sino conscientes que todos tenemos diferentes formas de pensar y actuar.

Este es un quehacer que se antoja difícil y que invariablemente será de avances paulatinos, pero que no solo es necesario sino forzoso realizarlo, porque solo de esta forma se logrará el respeto a la dignidad de toda persona, sea adulto mayor, mujer, niño, persona con discapacidad, gordo, flaco, rico o pobre.

Dice Vincent Saturic que los derechos humanos están fundamentados en una relación de persona a persona y esta relación estará basada en la igualdad, por lo cual, podemos iniciar cada uno de nosotros, como personas que somos, la transformación de nuestra realidad, tratando en igualdad de condiciones a todos los que tenemos alrededor.

Que Dios los bendiga, tengan una bonita semana y no olviden sonreir siempre de oreja a oreja.