eloriente.net / Repositorio de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM

21 de agosto de 2013

Por: Berenice Granados*

El Diablo Catrín, La Maldición de los Chiles y otros relatos de Oaxaca

Los relatos que aquí aparecen fueron extraídos de dos entrevistas distintas realizadas hace algunos años en la ciudad de México, aunque refieren sucesos acontecidos en el Valle de Oaxaca, especialmente en Tepozcolula y San Agustín Etla, de donde son originarios los narradores principales. La primera entrevista fue audiograbada el 29 de noviembre de 2006 en el Centro Cultural Luis G. Basurto, “La Pirámide”, a Wilfrido Zarate Morales, de 61 años. En la segunda entrevista, grabada durante una fiesta el 23 de mayo de 2007, participaron Josué Rubén López Luna, de 58 años, y sus hijos Dúa y Emiliano, de 27 y 25 años.

Wilfrido era velador del Centro Cultural. Nos conocimos por cuestiones de trabajo. Le pedí que me dejara grabarlo porque, cuando lo encontraba, siempre me refería historias de aparecidos en el inmueble. Fijamos fecha y hora para la entrevista. Nos reunimos en una sala del Centro. Al principio los dos estábamos un poco tensos, pues en nuestros encuentros anteriores no figuraba la grabadora. Finalmente, tanto él como yo nos relajamos y su voz fluyó sin pausa por poco más de una hora. Entre los muchos relatos de aparecidos y videncias (Wilfrido veía a los muertos), aparecieron algunas historias de su niñez acontecidas en Oaxaca. Son las que presento aquí y que he titulado: El diablo catrín y El oro y el metate.

La segunda grabación, con Josué Rubén López, duró dos horas y media. La entrevista se desarrolló en un ambiente más íntimo, en la sala de un departamento durante una fiesta. Conocía a Josué de tiempo atrás, él trabajaba en el área de recursos humanos de una empresa. Ese día nuestro diálogo se dio de manera espontánea. En ese entonces llevaba mi grabadora a todos lados y, en cuanto la charla derivó en relatos, pedí permiso para grabar y me fue concedido. Josué tiene un talento especial como narrador; en sus relatos utilizó distintos tonos de voz para interpretar a los personajes, se valió de gestos y señas para hacer el Diablo catrín, La maldición de los chilesy otros relatos de Oaxaca más patentes sus historias. La viveza de su narración se vio reforzada por la constante utilización del discurso directo. De pronto la atención de los concurrentes a la fiesta se centró sólo en él. Era tal su entusiasmo que logró integrar a sus hijos Dúa y Emiliano a la plática, de forma tal que algunos de los relatos fueron narrados por los tres.

Decidí reunir los relatos de Wilfrido y Josué porque, además de su evidente unidad geográfica, conservan un mismo tono, un tono personal, pues los narradores manifiestan que son historias que acontecieron en sus familias. Ambos refieren también los mismos temas, como El Catrín, el diablo elegante, que se presenta en relatos de lugares distintos como hombre blanco, vestido, dependiendo de la moda en turno, como charro, hombre trajeado, junior, empresario que maneja automóviles del año, o que viaja en helicóptero. En este corpus también hay relatos de aparecidos, brujas y nahuales. Las condiciones atmosféricas y geográficas de la zona desempeñan un papel fundamental en los relatos: el viento, el remolino, los cerros, las nubes, etc. Los primeros siete relatos —El diablo catrín, La casa del Catrín, La supercarretera, El remolino de la represa, Ahí nos pegó el aire…, Las botas del patrón y La nube del amigo— mantienen una unidad temática: tratan algunos aspectos del Catrín. El perro negro y Las bolas de fuego hablan sobre brujas y nahuales. Josué narró también una serie de relatos sobrenaturales que marcaron la vida de algunos de sus familiares: la de su padre, en La maldición de los chiles; la de sus tíos, en El fantasma de la cabecera y El encargo del revolucionario; y la de su bisabuela, en El fantasma del anonal. Finalmente, en El funeral de la bisabuela, narra una experiencia personal. Cierro esta recopilación con el relato de Wilfrido al que he titulado El oro y el metate, que tanto nos hizo reír.

En esta edición transcribo únicamente lo que considero como relatos, es decir, fragmentos autónomos dentro de las entrevistas que narran una anécdota y que presentan un principio y un final bien definidos. Conservo en los textos marcas de oralidad, como repeticiones, dudas y titubeos. Cuando aparecen varios narradores, incluyo sus nombres antes de sus diálogos. Las intervenciones que no inciden en la trama del relato aparecen entre corchetes. Agrego, después de esta breve introducción, un mapa de Oaxaca para ubicar algunos de los lugares referidos en el corpus. Al final de los textos incluyo cinco fotografías de algunos elementos geográficos que ayudan a configurar los espacios de la narrativa en el imaginario popular. Estos relatos aparecen en mi tesis de licenciatura con orden y títulos distintos.

Para leer los relatos íntegro, da click AQUÍ

 

Foto: Órgano a un lado de la Supercarretera (Noviembre 2006)

*Facultad de Filosofía y Letras UNAM. Licencia Creative Commons Identificador http://hdl.handle.net/10391/2786