eloriente.net
12 de septiembre de 2013
Por: Alejandra Silva Soriano
Este martes pasado, con la participación de los tres poderes del estado de Oaxaca, organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial, medios de comunicación y partidos políticos, el gobernador Gabino Cué Monteagudo firmó el Acuerdo Estatal por una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres, Niñas y Adolescentes, con el objetivo de revertir la ola de violencia de género que se ha desatado en nuestro estado.
Este acuerdo es un instrumento que COMPROMETE la voluntad, pero sobre todo LA ACCIÓN de los tres poderes del estado de Oaxaca a implementar acciones de prevención, atención, sanción, y erradicación de la violencia de género en todos sus ámbitos. Sin duda alguna, esto representa un paso importante para disminuir los índices de violencia de género en el estado, colocado desafortunadamente dentro de los diez estados con más violencia en contra de las mujeres.
Sin embargo, existe algo doblemente preocupante: Las mujeres y las niñas con discapacidad viven situaciones difíciles no solamente por su discapacidad, sino por ser mujeres, lo que provoca que estén más expuestas a la violencia por motivos de género, abusos sexuales, abandono, malos tratos y explotación.
Celebro y aplaudo que se estén tomando medidas respecto de la violencia hacia las mujeres, pero también hago un llamado a las instituciones, de todas las esferas, públicas y privadas, para que volteen sus ojos hacia las mujeres con discapacidad, las cuales se enfrentan a dificultades mucho más graves en todos los ámbitos: el acceso a los servicios de salud, educación, formación profesional, empleo y una vivienda adecuada.
Es de suma importancia que en el diseño de programas y políticas públicas se reconozca que las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, y como consecuencia la imperiosa necesidad de tomar acciones al respecto.
Que pasen unas bonitas fiestas patrias, Dios nos bendiga mucho. Nos leemos el otro jueves.
