eloriente.net

30/junio/2014

Por: Adrián Ortíz Romero

Federalismo también se ve en desarrollo económico

EEUU: fuerte en sus economías; México: contrastes

Una de las intenciones del federalismo es provocar un crecimiento económico y el logro del bienestar en todas las partes que integran la unión. Esto es, pues, que el federalismo no es únicamente parte de un sistema político ni tiene sólo intenciones o fines relacionados con la división de poderes o el reparto de facultades en una república. Más bien, el federalismo se expresa en un sin número de temas que vale también la pena revisar… aunque en México sólo sirva para reconocer que, a diferencia del estadounidense, por ejemplo, nuestro federalismo está lleno de contrastes no sólo en las decisiones políticas o en las leyes, sino también en el tipo de desarrollo de las economías locales.

En efecto, en este espacio hemos asegurado en otros momentos que debe hacerse notar el hecho de que todas las reformas que está impulsando el gobierno federal, con el regreso del PRI a través del régimen del presidente Enrique Peña Nieto, tienen un claro ánimo centralizador. Por eso, en cada una de las reformas, uno de los temas de fondo radica en quitarle espacios y vertientes de decisión a los estados o a otros poderes, para regresárselos al poder federal. El argumento de justificación apunta a que los estados no han sido capaces de darse orden por sí solos y que por ende es una medida emergente que esas facultades retornen a la federación (que, se infiere, es fuerte) para que ésta reimplante lo perdido.

Esto puede ser parcialmente cierto, pero también lo es que esa no es una expresión de federalismo. Pues éste implica, de fondo, la necesidad de que la federación se fortalezca para luego darle a sus partes integrantes los elementos necesarios para que éstos también alcancen su desarrollo. Esto no ha ocurrido en México y por eso tenemos a un gobierno federal fuerte frente a entidades federativas desordenadas, incapaces, débiles y, por si algo faltara, muchas de ellas pobres, y un panorama general de enormes desigualdades.

Si revisamos, Estados Unidos, por ejemplo, ha demostrado que un federalismo bien planteado puede generar economías de potencial mundial. Por eso no es raro que Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Washington, Houston, Dallas, Filadelfia o Boston, entre otras, se encuentren entre las veinte ciudades con mayor Producto Interno Bruto del mundo, y que Estados Unidos sea el país que tiene más ciudades tan desarrolladas que por sí solas podrían ser economías independientes y con capacidad de competir con grandes países como Japón, Francia o Corea del Sur.

Si vemos este asunto en un mapa, veremos que a pesar de que Nueva York y Los Ángeles son ciudades distantes de polo a polo, que tienen muy poco en común, y que corresponden a contextos políticos e históricos totalmente distintos, ambas tienen un potencial de desarrollo que sólo puede explicarse a partir de la decisión de Estado de fortalecer todas las regiones del país a la par, sin hacer distinciones de norte o sur, este u oeste, o cuestiones que en México son tan marcadas que lo tomamos como algo natural. Pues de ser así, entonces Chiapas y Nuevo León deberían de tener un desarrollo más o menos similar, y lo cierto es que Nuevo León es la segunda economía local del país, y Chiapas junto con Oaxaca se encuentra en el sótano del desarrollo.

Contrastes

Según Viridiana Ríos, directora del Observatorio Económico México, en un artículo publicado hace una semana en Excélsior (http://bit.ly/1qQZ3cf), el pobre desempeño que tiene la economía mexicana, ni es pobre en todos lados ni aplica generalmente a la economía. Decir que México no crece es olvidar que en nuestro país hay estados que durante ciertos periodos bien podrían ser clasificados como tigres asiáticos, conviviendo con entidades que sufren crisis económicas de proporciones similares a la griega. El problema no es que México no crece, sino que crece a 32 pasos diferentes. Unos estados avanzan, a la par que otros le ponen el pie.

Ni existe “la economía mexicana” (como un todo unificado) ni ésta “crece pobremente” (en todos lados). Hasta hoy, dice, la discusión sobre crecimiento económico con base en cifras nacionales nos ha cegado. Ciegos al acierto y al error, no notamos que el 1.1% que México creció en 2013  provino de la combinación de 12 estados que redujeron su economía y ocho que crecieron por tasas bastante elevadas. Es la suma de estados como Baja California, creciendo a 6%, que conviven con estados como Tlaxcala, que decrecen a 4% (datos de series originales base 2008, ITAEE 2013, INEGI 2013).
Así, la solución a nuestros problemas económicos no vendrá sólo por cambios federales, sino por las decisiones locales que se den en los estados. Para crecer es necesario volver la vista a lo que están haciendo los estados. No hace falta buscar casos de éxito en Asia o casos de fracaso en África; hay de todo aquí mismo.

Existe el México de los tigres asiáticos, un país de las grandes explosiones de crecimiento de las que nadie se entera. El México de Campeche que durante el primer trimestre de 2005 creció a una tasa anualizada de 19%, y el de Coahuila que logró repetir la hazaña durante el segundo trimestre de 2010 (ITAEE). En el mundo, sólo China y economías petroleras como Qatar y Angola han logrado tasas de crecimiento similarmente altas en la última década (Banco Mundial [BM], 2004-2012). Existe también el México mediocre, el que desde que comenzó el sexenio ha crecido en promedio alrededor 2%, a penas a lo que se crecería por default, es decir, debido al crecimiento natural de la población en edad de trabajar.

Esto es el México de Baja California Norte (1.7%), Sonora (1.7%) y el Estado de México (2.4%) (ITAEE); los estados que crecen de manera estacionaria, sin el ímpetu con el que deberían crecer economías que aún están en vías de desarrollo.
Hay un México campeón del crecimiento sostenido, se llama Baja California Sur, Quintana Roo y Querétaro. Existe el México de las grandes pérdidas. El país del que poco se habla y mucho se esconde porque comenzó el sexenio teniendo más riqueza de la que tiene ahora. Va en retroceso. Campeche, Chiapas y Zacatecas encabezan la lista de los que decrecen.

¿Y el federalismo?

¿Entonces? Esto es muestra clarísima de que nuestro federalismo económico tampoco existe y que todo se queda en meras poses, que además se van diluyendo en las circunstancias. México es un federalismo centralista. El mejor hecho de todos hasta ahora.

 

Foto: Cancillería Ecuador

 

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