(www.eloriente.net por Alejandro Salvador Cruz Pimentel*; Oaxaca, México, 25 de noviembre/2014).- “El Ejecutivo propone, el Congreso dispone”, el parteaguas. En nuestra Constitución queda perfectamente estipulado que el Congreso de la Unión cuenta con facultades para legislar en materia de planeación, por su parte al Poder Ejecutivo le corresponde planear a mediano plazo. Conforme a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) debe elaborarse con base a objetivos y parámetros cuantificables acompañados de sus correspondientes indicadores de desempeño, los cuáles, junto con los criterios generales de política económica y los objetivos, estrategias y metas anuales, en el caso de la Administración Pública Federal, deberán ser congruentes con el Plan Nacional de Desarrollo y los programas que derivan del mismo. Sin embargo, la realidad es otra, a pesar que tenemos un sistema bicameral, solo le corresponde exclusivamente a la Cámara de Diputados aprobar el presupuesto. En este sentido es ilógico que la Cámara de Senadores, representante de los estados federados no tenga nada que decir en cuanto a la distribución del gasto federal.

Hoy por hoy, en los hechos los instrumentos más importantes de nuestro sistema de planeación, son la Ley de Ingresos y el PEF. En el caso del último vemos cómo es sometido a grandes presiones de índole partidista, que dejan de lado las cuestiones técnicas para atender los grandes problemas de México; es por esto, que los cambio son paulatinos y de poco alcance. La LFPRH, establece que en la aprobación del PEF, deben existir mecanismos de comunicación y coordinación entre Poderes y que en el proceso de examen, discusión, modificación y aprobación del PEF, los legisladores deberán observar como principio, que en sus propuestas exista la evaluación de los programas y proyectos y las medidas que podrán impulsar el logro de los objetivos y metas anuales.

Vemos hoy, cómo la Cámara de Diputados modifica a su antojo el PEF sin tomar en cuenta los principios de eficacia, eficiencia y honradez en el uso de los recursos públicos. Dicho de otra manera, el PEF no es vinculatorio para la Cámara de Diputados, ya que conforme a la Constitución es responsabilidad del Ejecutivo, a ellos no le genera obligaciones, no llevaran sobre sus espaldas la responsabilidad de las metas sexenales establecidas en el PND.

En el PEF 2015, nuestros representantes se acomodaron una bolsa de más de 11,258 millones de pesos, en cuatro programas “etiquetados” a estados y municipios: Fondo de Pavimentación y Desarrollo Municipal; Fondo de Cultura, Fondo de Infraestructura Deportiva y Fondo de Accesibilidad. En el Decreto del Presupuesto se establece como plazo perentorio el 31 de enero de 2015, para que la SHCP emita las disposiciones para la aplicación de los recursos, previa opinión de la comisión cameral. Es decir, estamos nuevamente ante programas que no garantizan un buen ejercicio de los recursos públicos y que en cambio, complican su seguimiento y su evaluación. Sin duda estamos ante programas electoreros y clientelares.

El Dr. Dr. José Roldan Xopa, Profesor Investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) nos describe esta situación, cuando hay contrapeso, el Presidente propone el gasto y la cámara de diputados recibe el presupuesto, discute y aprueba o no lo aprueba. Hay contrapeso cuando hay una modificación a partir de lo que el ejecutivo presenta. Deja de haber contrapeso cuando un mismo órgano concentra dos funciones. En el caso mexicano, los programas “etiquetados, no son una propuesta del ejecutivo, son propuestas que vienen de los diputados. Los diputados además de presentar su concepto de gasto, aprueban su propio presupuesto, juegan a la función del Ejecutivo, proponen y aprueban. Como esto conviene al Ejecutivo entonces hay un escenario de colusión. La colusión se da cuando hay conductas que conviene a todos los que participan competitivamente como contrapesos, entonces deciden todos al unísono. En cuando se elimina el espíritu de los contrapesos; cuando los diputados asumen esta tarea no hay todo ese ejercicio, hay una lógica distinta, clientelar, de exhibición y pasarela, hay una cuestión de rentabilidad política. Se prioriza aquellas obras que pudieran ser redituables en la imagen pública y en propaganda.

Hoy a nuestros diputados Federales solo les interesa sacar rentas en la aprobación del Presupuesto, debemos exigirle corresponsabilidad en el combate a la pobreza, en la dotación de infraestructura básica y en todos los demás problemas de nuestro México lindo y herido. Tenemos un contrapeso fallido, un Congreso que sólo extrae rentas de los dineros de todos los ciudadanos para promocionar su imagen, pero sobre todo para la propaganda de su siguiente escalón político.

* Tuiter: @acruzpi

Diputados

Foto: Archivo El Oriente

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