(www.eloriente.net, México, a 15 de febrero de 2016, por Jaime Palau Ranz).- El béisbol se ha jugado de manera profesional por más de ciento cincuenta años, millones de fanáticos han acudido a los estadios y saben que siempre van a encontrar un espectáculo. Los peloteros salen al terreno de juego a disfrutar y a entregarse con alma y corazón. Con más razón, ahora que ganan tanto dinero y hay cientos de cámaras tomando cada ángulo en todos los partidos, si alguno no arriesga el físico o es conformista se nota y se le descubre, su caso será analizado por todos los programas especializados y podría ser el fin de su carrera.

Efectivamente pueden resolver de por vida las cuestiones económicas y en esa medida están obligados a entregarse, por eso es que en todos los juegos podemos apreciar jugadas espectaculares. Como podría ser la carrera hacia atrás del jardinero en cuanto se oye el tronido de un bate contra la pelota, sabiendo que lleva poder y puede caer detrás de la barda. El outfilder corre hacia atrás, sin dejar de ver la pelota, siente con los pies cuando se interna en la franja de advertencia, sabe que se acerca peligrosamente a la barda, calcula su brinco sobre el colchón y salta estirando su guante, robando espectacularmente un cuadrangular al bateador, impidiendo esa y quizás otras anotaciones si es que hay corredores en las bases, no le importa estrellarse, caer chueco o lesionarse, cumple con su deber de atrapar la bola y evitar carreras.

Nadie puede negar que esa emoción es parte de este deporte, y siempre será motivo de vibración para los aficionados. Lo mismo sucede con los encontronazos en el home tratando de anotar una carrera de quien viene al trote mientras el receptor va a intentar bloquear el pentágono con sus piernas y tocar al corredor en cuanto le llegue la pelota, es una muy emocionante jugada clásica, en donde se representa en su máxima expresión la esencia del juego que es anotar para ganar o impedir la anotación para no perder.

Muchos peloteros y sobre todo receptores han salido con lesiones muy serias, a pesar de que en casi todos los partidos hay algún pelotazo de un lanzador al que se le escapa la pelota al intentar un giro o efecto y se le va sobre el bateador, no se comparan esas lesiones, moretones y dolores con lo que se pueden lastimar en un choque en el jom. Por esa razón se ha regulado, para evitar esas colisiones, los puristas se han manifestado en contra en los cientos de intervenciones que hubieron antes de evaluar la aprobación del cambio, manifiestan que va contra la tradición, la historia, la esencia de este deporte, solo que los testimonios con más peso fueron los de los receptores, explicaron lo que se siente estar inerme ante otro pelotero que viene a todo galope con la intención de chocarlo para que suelte la pelota sin importar lastimarlo y que cuente la anotación. Hay que recordar que el receptor mantiene la vista sobre la pelota que viene generalmente de los jardines y no puede apreciar lo que se le viene encima, mientras planta la pierna izquierda justo en su camino buscando bloquear el home con la única protección de unas espinilleras que llegan poco arriba de las rodillas, la tradición no compensa una lesión seria, ni una más.

El cambio del reglamento se llamó Ley Buster Posey, ya que el 25 de mayo del 2011 durante el juego entre Marlins de Florida y los Gigantes de San Francisco (que se fue a doce entradas) hubo un globo al jardín derecho con hombres en tercera y en primera, al momento de atrapar el jardinero la bola y tirar hacia el home, se vino en pisa y corre Scott Cossin de los Marlins a la goma, chocando de fea manera a Buster Posey, receptor de los Gigantes, fracturándole la pierna izquierda. Ahí se inició el estudio del cambio de la regla en protección de los peloteros que más lo requieren.

El cátcher tiene la posición más sufrida, incómoda y peligrosa. Tienen que aprender a vivir con el dolor de los pelotazos, fue muy bueno el cambio.

Otra jugada que es muy común de ver en todos los juegos es la barrida en segunda del corredor que intenta romper un doble play para que el bateador llegue safe a la primera y que no se detenga un posible rally o al menos la oportunidad de seguir al ataque en ese inning. En octubre del año pasado, durante los partidos de postemporada, Chase Utley, segunda base de los Dodgers, se barrió directamente sobre el short stop panameño de los Mets de Nueva York, Rubén Tejada, la jugada fue ya lejos de la almohadilla de segunda y Tejada se fracturó la pierna.

Como ya existe el antecedente de proteger a los receptores, se inició el estudio del cambio de regla para impedir que haya un solo encontronazo más en base que lesione a un jugador de cuadro, las barridas podrán hacerse únicamente hacia la almohadilla y no para lesionar a un compañero de profesión, nuevamente los puristas y tradicionalistas han protestado, ninguna tradición vale una lesión seria, creo que son cambios a las reglas que debieron hacerse hace mucho tiempo, pudieron evitarse fracturas que terminaron o acortaron la vida profesional de algunos jugadores. Estoy a favor, terminarán por implantarse los cambios en todas las ligas de béisbol profesional del mundo, todos sabemos que las ligas mayores son la base y ejemplo a seguir para el resto.

Cualquier cambio que se de en beneficio de la integridad de los peloteros la iremos analizando.

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Seguiré comentando la próxima semana.

Buster Posey

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