eloriente.net

25 de febrero de 2016

Editorial

Este 25 de febrero, estamos exactamente a 100 días del proceso electoral del 5 de junio. Por ello, en ELORIENTE.NET vamos iniciar, con la pluma de diversos colaboradores, una especie de diario acontecer, breve pero relevante, que intente registrar la historia de lo que estará pasando durante la recta final de una de las competencias políticas más relevantes por simbólicas en la historia de Oaxaca. (Esto, adicionalmente a la cobertura al minuto desde twitter en @EleccionesOax).

Basta con mencionar algunos ingredientes que nos hacen considerarla como tal:

a) esta es la primera elección donde competirán Candidatos Independientes al gobernador del estado, al Congreso y  las presidencias municipales;

b) es la elección que —como en el tenis— confirmará el quiebre de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) o marcará el regreso de ese partido al Ejecutivo estatal;

c) se efectuará bajo reglas cuya legalidad pende de un hilo, pues el proceso se desprende de una reforma electoral declarada inconstitucional por las autoridades judiciales, lo que pone en dura prueba a los organismos electorales;

d) es la primera elección a gobernador dominada por el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías, tanto en la comunicación política como en la operación electoral de base;

e) definirá la supervivencia de diversos partidos locales, pero también inclusive la de uno nacional: el Partido de la Revolución Democrática que, luego de su reciente Consejo resultó particularmente dividido;

f) son unos comicios que deberán esperar hasta las últimas horas para conocer a los competidores, pues los pronósticos han sido reservados y se han movido como péndulo cada día, más aún en las últimas horas en que todavía no hay definición de qué partido local o nacional postulará al Senador Benjamín Robles, quien ya anunció que buscará estar en la boleta para junio;

g) es la elección en que corrientes políticas fuertes en los años 90 del siglo pasado, vuelven por sus fueros a disputarse de nuevo la gubernatura, como son los casos de Alejandro Murat y José Antonio Estefan;

h) por su significado político, las elecciones de este año están ya perfilando el proceso de 2018, incluyendo la estrategia de uno de los personajes mejor posicionados para esos efectos, Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido en Oaxaca uno de sus principales bastiones; y

i) son las elecciones de los 10 años del movimiento social del 2006, cuyas esperanzas de transformación se apaciguaron en 2010, pero que en la actualidad pueden detonarse con particular estruendo si los procesos partidistas y políticas no garantizan legalidad, por lo cual, el movimiento social puede alimentarse de inconformidad en las próximas semanas.

¿De cual de todos de estos puntos se tratará finalmente la elección 2016 en Oaxaca?

Es verdad que lo correcto es que no se trate necesariamente de ninguno de estos puntos, sino que veamos un proceso y una campaña particularmente en que se debatan ideas, proyectos y perspectivas viables para el estado. Pero también es cierto, que la agenda política, —aún más que la programática— influye en el desarrollo de las votaciones.

Entonces, ¿de qué se tratará finalmente la elección 2016 en Oaxaca?

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