(www.eloriente.net, México, a 6 de junio de 2016, por Adrián Ortiz Romero/Al Margen).- Al margen de quién haya sido el ganador de la jornada electoral de ayer, lo que a todos nos debe quedar claro es que, para los siguientes seis años, Oaxaca necesita un gobernante responsable y serio que comience por aprender de los errores de quienes ejercen, y han ejercido el poder en la entidad. La ciudadanía no merece seguir viviendo en medio de la demagogia, del discurso fácil y de las promesas inalcanzables. Eso debe comenzar desde hoy, y por ello es fundamental distinguir esos retos primarios que tendrá quien resulte ganador de esta contienda electoral.

En efecto, es evidente que para los partidos y candidatos, lo primero que debe quedar claro es que la contienda electoral terminó ayer, y que hoy lo que sigue —y regresa al foco de la atención— son los problemas de Oaxaca. Hay quien falsamente supone que todo se reduce a los procesos electorales, y que un gobierno se trata sólo de ganar o perder en las urnas. Quien da por válido ese análisis limitado, deliberadamente deja de ver que más allá de los resultados y los comicios, lo que hay son problemas y realidades que deben ser enfrentados no con estructuras electorales, sino con trabajo de gobierno y con visión de Estado. A partir de hoy, eso es lo que debe contar para Oaxaca. ¿De qué hablamos?

De que, en primer término, el ganador de la jornada comicial de ayer domingo, debe asumir desde hoy que su oferta de trabajo frente a la ciudadanía oaxaqueña —ayer concluyó su faceta de electorado— debe estar alejada de las expectativas fantasiosas y que más bien debe tener apego a la realidad y lo que se puede hacer en las tareas de gobierno. Hace seis años aprendimos todos la dura lección de las promesas irrealizables, que fueron hechas en medio de la borrachera democrática del triunfo electoral. En 2010, Gabino Cué como gobernador Electo prometió a los oaxaqueños una larga lista de asuntos que al cabo del tiempo terminaron por no ocurrir.

¿Olvidamos ya esas promesas? Vale la pena repasar algunas. Pues Gabino Cué prometió, por ejemplo, ir en contra de todos los actos de corrupción por los que fue cuestionado su antecesor, Ulises Ruiz, y por los que de hecho perdió los comicios de 2010. Cué dijo en aquel momento que iría en contra de todas las personas que se habían excedido en el ejercicio de sus funciones. Pero a seis años de distancia quedó claro que nada de esto ocurrió no sólo por la incapacidad de los servidores públicos de esta administración para acreditar los actos ilegales cometidos por los funcionarios del gobierno anterior, sino también por la falta de voluntad para verdaderamente hacerlo.

Hace seis años, Gabino Cué prometió que Oaxaca abatiría sus márgenes de pobreza, marginación e inmovilidad económica. Nada de esto ocurrió en la medida que había sido prometido. Y lo grave en esto, no es que en Oaxaca no haya habido obras o trabajo de gobierno; más bien, el problema fue que en su momento el Gobernador Electo hizo promesas muy superiores a lo que su gobierno, o cualquier otro, podría cumplir. Y por eso, para la ciudadanía nunca fue suficiente el poco o mucho trabajo de gobierno realizado, porque siempre se esperó mucho más, de lo materialmente posible.

GANAR CON RESPONSABILIDAD

Es claro que si es responsable y claro de sus tareas por venir, el ganador de los comicios de ayer domingo apenas si tendrá tiempo para festejar su triunfo, y después tendrá que ponerse a trabajar con todo denuedo para conformar los planes y programas de gobierno con los que ejercerá su mandato a partir del 1 de diciembre. Oaxaca es todo menos un día de campo; y sus problemas merecen a un ganador responsable y claro de lo que a partir de ahora le corresponde hacer.

Por ejemplo, de entrada toda la estructura gubernamental necesita pasar por un proceso profundo de revisión y reestructuración institucional. Siempre fue evidente que esta administración saliente tuvo muchos problemas de funcionamiento, derivado de que su estructura fue pensada —si es que realmente fue producto de la razón— siempre en función del pago de las parcelas políticas a los partidos aliancistas. Siempre fue común ver que el gobierno funcionaba en bloques, y que siempre estaban enfrentados unos con otros. ¿La razón? Que las dependencias gubernamentales fueron entregadas con criterios eminentemente partidistas. Y que eso generaba un enfrentamiento y una medición de fuerzas constante entre sus titulares e integrantes.

Otro de los problemas estructurales que debían comenzar a revisar desde hoy, es el hecho de que el gobierno estatal funcionó, durante estos casi seis años, a partir de una lógica de no “repetir” los modelos de las administraciones anteriores. Al pensar de esa forma poco estructurada, crearon verdaderos Frankensteins que sólo demuestran esa inoperancia. Dependencias como la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, el Coplade testimonial, la exorbitante Subsecretaría de Planeación de Finanzas, o la Secretaría del Trabajo, fueron resultado de esa lógica en la que se crearon dependencias pensando en cómo desaparecer las estructuras anteriores, pero sin considerar que lo creado podía resultar peor que lo que tanto repudiaban.

¿VACACIONES? EN 2022

Sí. Aunque haya un resultado contundente de la jornada electoral, nadie debe pensar en “vacaciones” o “descanso”. El ganador debe ponerse a trabajar. Y los derrotados también. Oaxaca necesita, con urgencia, a la oposición firme y congruente que hasta ahora no ha existido, y que más bien se dedicó, de tiempo completo, a ser pelele del poderoso en turno.

oaxaca elecciones 5 dde junio

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