eloriente.net

22 de mayo de 2017

Por Juan Pablo Vasconcelos

@JPVmx

 

“Rumbo a sus 500 años, la ciudad de Oaxaca de Juárez recibió alcaldes, técnicos y representantes de 15 países y más de 90 ciudades de México y el mundo.

La capital ha abierto un debate sobre movilidad y desarrollo urbano, pero lo más importante: ha recuperado su lugar en el mapa internacional”.

 

Como las ‘supermanzanas’ en Barcelona, la tarjeta ciudadana de Zaragoza, hasta los proyectos de multas y sanciones colombianos, se presentaron en Oaxaca una veintena de experiencias para mejorar la movilidad y el desarrollo urbano en las ciudades del mundo.

Fue un privilegio tener aquí a incontables autoridades y expertos para trabajar y compartir sobre estas temáticas prioritarias. El marco fue el encuentro anual del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), referencia desde hace ya algunos lustros para municipios y países, y cuya red mexicana será coordinada desde el pasado viernes por el presidente de Oaxaca, José Antonio Hernández Fraguas.

De la tarjeta ciudadana de Zaragoza puede escribirse mucho. Se trata de una herramienta tecnológica que desemboca en una tarjeta que utilizan más de 200 mil personas en aquella ciudad para múltiples servicios, especialmente para el transporte público, acudir a las bibliotecas y hacerse de música y libros. Como instrumento es destacado, pero lo es más si consideramos las múltiples posibilidades también para las administraciones de conocer a través de ella sobre los hábitos y necesidades de la gente.

En un mundo dominado por los gigantes de la tecnología y el internet, los gobiernos necesitan también desarrollar sus propios instrumentos de acercamiento y conocimiento social, no para vigilar, sino para satisfacer las necesidades y preocupaciones de los ciudadanos.

El propio representante de dicha ciudad, señalaba también que la tarjeta puede entrar pronto a otra etapa, donde se trataría de promover la economía y el intercambio comercial, a través de promociones, descuentos o productos especializados para sus portadores.

Es decir, una misma estrategia puede resolver transversalmente diversos asuntos de primer orden, con lo cual se confirma una de las principales características de las políticas públicas contemporáneas que es, ante la escases de recursos, maximizar la eficiencia.

Sucede también con el proyecto presentado por Barcelona, donde para propiciar la convivencia social y la calidad de vida de ciertos barrios de la ciudad, se ha optado por cambiar la escala del trazo original de la urbe. Es decir, en vez de hacer caso del trazo original de las manzanas o calles, se ha optado en por agrupar estas manzanas, cerrando las calles interiores al tráfico vehicular habitual y utilizándolas para otro tipo de servicios y entretenimiento.

Una solución distinta e innovadora para impulsar lo que tanto hace falta en nuestras ciudades, que es volver a disfrutar y apropiarse de las calles y avenidas para ser utilizadas como puntos de convivencia y no solo como rutas de tránsito.

De alguna manera, éste fue uno los asuntos que más repercusión tuvo en el encuentro: la necesidad de recuperar para la gente las calles y quitarle al automóvil la supremacía de todo cuanto planean y ejecutan los gobiernos.

La prioridad debe tenerla el peatón, el ciudadano, y no los múltiples tipo de transporte que aún dominan en innumerables ciudades incluyendo la nuestra. De hecho, se ha insistido en el encuentro sobre la necesidad de abandonar ciertas tendencias como la construcción de zonas habitacionales a las afueras de los centros urbanos, precisamente porque lo único que provocan son renovadas dificultades urbanas y el trazo de vías para más automóviles y más contaminación.

Llamó la atención además el compromiso de estas urbes con los llamamientos sobre medio ambiente y las medidas para mitigar el cambio climático. En este sentido, debe reconocerse que pocas entidades y gobiernos mexicanos están realizando acciones precisas en la materia y de esto también ha servido la presencia de estas autoridades, pues han recordado la relevancia de este asunto para la humanidad entera.

En tiempos como los que ahora estamos padeciendo en Oaxaca, con temperaturas altísimas, se impone hacer caso y reflexionar cada vez con mayor frecuencia sobre esta problemática en la que ya estamos inmersos.

Adicionalmente, con la presencia de los encargados de la Universidad del CIDEU, las ciudades también han acordado continuar con la formación de estrategas urbanos, especialistas en ‘pensar la ciudad’, cuestión que resulta muy necesaria, principalmente para urbes como la nuestra cuya complejidad es creciente debido a fenómenos como la migración, la conurbación con más de 21 municipios y el carácter turístico y cultural de la misma, cuyo centro histórico como sabemos es reconocido como patrimonio mundial.

Pero hubo un asunto que dominó de alguna manera todas y cada una de las intervenciones, que es la necesidad de un cambio cultural.

Un cambio cultural hacia pensar nuestras ciudades desde una perspectiva mucho más humana, poniendo en el centro de nuestras preocupaciones a las personas, a las familias, y postergando la tendencia generalizada de preferir el tránsito de vehículos a la calidad de vida en la comunidad.

Impulsar un cambio cultural que nos permita forjar mejores ciudadanos, para lo cual se de una condición previa: creer que estos cambios son posibles y que por lo tanto vale la pena germinarlos.

Aquí está quizá el primer cambio cultural del cambio cultural.

Asumir la posibilidad de los retos y las transformaciones de tal manera que aneguen de voluntad los corazones de la comunidad. Si continuamos creyendo que somos como somos y que las variaciones son poco más que imposibles, entonces este rasgo, esta creencia, hará imposible cualquier progreso.

Por eso, la presencia aquí de estos representantes, como también hace algunos días la de una decena de embajadores durante el Festejo a Oaxaca y la de otros referentes internacionales, tiene una utilidad aún mayor para nuestra ciudad, que es la de recuperarla en el mapa de las ciudades como un lugar de debate positivo y donde se están gestando proyectos de cambio y renovación humana.

Una ciudad donde acude el mundo a conversar, aprender y proponer.

Es fundamental para creer posible el cambio cultural que tengamos el acompañamiento de experiencias mundiales y también lo es que dejemos de mirarnos el ombligo y mejor ponernos manos a la obra, ubicarnos de nuevo al ritmo de las naciones.

RIQUEZA CULTURAL DE OAXACA DE JUÁREZ (1)

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