Carnavales en Oaxaca

eloriente.net

9 de febrero de 2018

Por Ángel Osorio

@senderosOax

El Miércoles de Ceniza marca, en la tradición católica, el inicio del tiempo conocido como Cuaresma, donde el silencio, la sobriedad y la moderación son el marco para todas las actividades.

Justo antes de iniciar este período se celebra el Carnaval, que se convirtió en una especie de permiso para disfrutar de los placeres antes de entrar al tiempo de recogimiento.

La celebración del Carnaval persiste en varias comunidades en Oaxaca, manifestándose con muy diversas expresiones y con particularidades en cada región.  A continuación te compartimos dos Carnavales para disfrutar y conocer.



Santa Catarina Minas: ¡El diablo anda suelto!

El martes previo al miércoles de ceniza, en Santa Catarina Minas, Ocotlán, “los Diablos” andan sueltos.   Como hordas, grupos de jóvenes caracterizados recorren las calles de la población.

Cuando una comparsa se encuentra con otra, se establece una especie de reto.  Con gritos, trompetillas de carrizo y saltos, se trata de intimidar a los contrarios.

Los diablos van brincando, bailando alegremente.  Al centro de la población, al lado del templo, se van reuniendo poco a poco todas las comparsas.  Algunos bailan y hacen bromas al público.  Se distingue una especie de horca que es ocupada hacia el final del encuentro.  

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San Pablo Macuiltianguis:  ¡Que suelten al toro!

El Carnaval en San Pablo Macuiltianguis se vive entre música, baile y versos.

Desde temprano, un pequeño conjunto musical anima el centro de la población, donde se dispone de un espacio donde los bailarines, disfrazados, bailan al ritmo de la música y se disponen a burlar a los “toritos”, que se encargan de perseguirlos hasta hacerlos caer.

Entre cada tanda musical, los llamados “caporales” se aprestan para soltar sus mordaces versos o lo que les salga del ronco pecho, de lo que se trata es de hacer comentarios y burla de los acontecimientos más sonados del pueblo y de sus protagonistas.

Alrededor, el tepache y la alegría contagia a los asistentes, que están atentos a los versos y a los “toros”, porque en una de esas, también a ellos les toca.

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