Una charla con la uruguaya ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances y del Premio Cervantes sobre lo que entra y no en este género

 

(www.eloriente.net, México, 21 de marzo de 2019, por N22/Víctor Gaspar).- Por una vida dedicada a la literatura, particularmente a la poesía, a la crítica y al ensayo, la poeta Ida Vitale recibió la presea medalla FIL 2018 en Lenguas Romances, y también recibe este año el Premio Cervantes.

¿Cómo lo recibe?

Primero con sorpresa, sobre todo una llamada que fue muy temprana de España. Esa fue la primera sorpresa. Después uno va viendo que hay una especie de ritual o de cadena. Ya uno se va acostumbrando poquito a poquito, después todo termina, termina, todos nos olvidamos.

¿Cómo es su proceso creativo?

Depende, a veces es lento. Bueno, en general es lento. Porque queda, queda en espera, en otro momento, releerlo y corregir o romper o decir, “¡Ah, qué bien! Ya, ya está”. Pero nunca hay un esquema que se reproduzca igualito. En general es más bien un deseo de tener tiempo para. La vida no está hecha para la poesía en general.

La vida no está hecha para la poesía…

Creo que no. Ni la gente la espera. Ni mucha gente la espera, más bien muy poca. Ni la persona a la que le toque escribir algo. Creo que los románticos vivieron siempre en estado de pureza creativa. Pero eran otros tiempos. Había muchas cosas que no estorbaban y ahora hay muchas que estorban.

¿Cuándo la encontró usted? ¿Cómo la descubrió? ¿Fue paulatino?

Bueno, yo supongo que como todo el mundo, leyendo libros y viendo, admirando algo. O de pronto a uno le suenan tus palabras y no sabe por qué. No sé cómo es el mecanismo, si lo hubo. Como tantas cosas son de repente secretas, subterráneas, no se sabe por qué.

Ha atestiguado una larga perspectiva literaria. Ha compartido momentos incluso con Juan Ramón Jiménez.

Pasó por Montevideo unas horas y después fue a Buenos Aires. Fue todo. Fue un momento inolvidable en la vida, pero para mí. No fue una cosa muy dimensionada. Con [José] Bergamín sí, con Bergamín, sí.

¿Cómo fue esa relación?

Fue un profesor estupendo, generoso. Era como la gallina con los pollitos. Íbamos a todos lados con él. Primero perdió a su mujer, después había dejado a su familia, a sus hijas, en Venezuela. Yo creo que esto lo he contado muchas veces. Llegó, fue muy bien recibido y bueno, Montevideo fue muy honrado de tener uno de los escritores más importantes de España allí. Quizá el más apropiado para jóvenes, porque era paciente, se sentía solo. Es decir, estaba a disposición.

Pertenece a la generación de 45.

Pertenezco… Estas clasificaciones. Es muy arbitraria, es una generación para tratar un cierto movimiento. La generación del 27 en España tenía más unidad, creo. Nosotros nunca creo que nos hayamos visto como una generación. Algunos eran amigos, otros no. Algunos nos pertenece, por ejemplo, Onetti. Onetti era un maestro, no era de nuestra generación, era mayor. alguien hecho y derecho y ya con una obra. No es lo mismo que un joven que empieza. Pero bueno las cosas se simplifican.

¿Que temas le han detonado?

Bueno, hay temas que no me interesan. Eso es más fácil.

¿Cuáles son esos temas que no le interesan?

La política. Detesto la poesía política. Me encanta La Marsellesa porque le pusieron muy buena música. Pero digo, no sé, yo creo que puede haber estupenda poesía política, supongo. Por ejemplo, en el caso de Neruda, no es lo mejor de su literatura. Y pienso en Neruda como un gran poeta que hizo poesía política. Siempre hay una dependencia de algo exterior porque creo que alguien dijo que éramos todos seres políticos, pero eso tiene matices y hay distintas presiones en el término para recibirlo o para que nos pongan a recibirlo.

¿Cuál es entonces el propósito de la poesía si no es política? ¿Cuál le atribuiría usted si es que, incluso, la poesía es susceptible de tener algún propósito u objetivo?

Yo creo que los propósitos son algo ajeno a la poesía. La poesía se hace o no se hace. Después podemos ver si sirve o no sirve, o si sirve para algo. Pero la poesía con propósito más bien estorba, sea cual sea el propósito.

¿Habla de vivir bien, de la poesía como posibilidad para vivir bien? ¿Habría entonces también un sesgo ético?

¿Ético? Sí, claro. Pero esas son cosas que están, supongo, implícitas. No concibo una poesía que haya sido escrita para hacer el mal. Claro, si hay una poesía escrita para orientar a la gente a hacia una cosa u otra.

¿Ve la poesía cómo posibilidad de libertad?

Claro. Es la libertad. Hay una libertad, debe haber una libertad, por lo menos. Hay, y siempre ha habido, cosas que condicionen la manera en que se escribe.

¿Qué posibilidades creativas o de imaginación le da una perspectiva bilingüe a un poeta?

Hay ciertas cosas que son intraducibles. Cuando interviene el sentido y se superpone a la búsqueda de un ritmo, eso es intraducible. Uno puede traducir siempre un texto en prosa, a la prosa, digamos. Ahora eso obviamente no es lo mismo. Por ejemplo, siempre se me ha planteado la poesía rusa. Los rusos, al parecer, no sé ruso, respetan mucho la forma que incluye un ritmo en una música. En general, cuando se traduce, eso desaparece. Entonces, yo siempre me pregunto ¿esto tiene algo que ver con el poema original?, si la música desaparece, ¿eso es lo mismo? Nos enteramos del contenido, de una propuesta más o menos, de un proyecto que puede ser la transmisión de un momento de belleza recibido o de emoción. Pero eso es lo que el poeta quiere que llegue al lector, esos son los problemas que se me plantean con algunas traducciones y con algunas lenguas.

Hoy en día los seres humanos nos estamos moviendo, desplazando, ¿cual sería su perspectiva en torno a estos movimientos migratorios, la perspectiva ética y el reconocimiento, principalmente, a través de la poesía?

Yo estaba pensando antes que usted llegue al final que todo eso era un drama que tenía poco que ver con la poesía. Un exiliado sin duda, cuando se acomoda, va a tratar de recuperar su paisaje, lo que ha dejado, sus afectos. Todo eso. Yo me salgo de la poesía. Pienso en el horror de lo que está pasando en este momento, incluso acá, en México. ¿Qué van a hacer en México con la columna famosa cuando llegue a la frontera? Esos son los temas a los que la poesía puede o no ser extraña. Pero los poetas no somos fantasmones que estamos adentro de un ropero, estamos viviendo lo que está pasando en el mundo todos los días. Una cosa es que uno lo tenga que colocar en la poesía. Pero no puedes traer algo que es ajeno a quien escribe, al poeta, al hombre, al ser humano.