El incendio del Amazonas es preocupante por varias razones como la respuesta del estado y la sociedad frente a esta catástrofe, el papel que juega el cambio climático, la forma en que se aborda la noticia en los medios, el exceso de opiniones y la falta de acciones, por citar algunos ejemplos. Lo más interesante es que aún con toda la información no se llega a focalizar la situación real que encubre el incendio, pues la atención divaga en redes sociales en torno a explotar la “compasión” por la tragedia, la comparativa con otros eventos infortunados que ocurrieron este mismo año (como la catedral de Notre Dame) sin analizar las causas que preceden a que este tipo de eventos ocurran.
Me explico de mejor manera a continuación: la atención se pierde en cosas que pueden estar ligadas a emociones como indignación, enojo, culpa etc. sin revisar cómo llegan a surgir este tipo de infortunios. Si se observa la correlación que existe entre la deforestación, el cambio climático –innegable aunque algunos países primermundistas intenten invisibilizarlo- y los intereses económicos que surgen de la actividad agrícola y ganadera, se pueden apreciar los ejes básicos que dan como resultado este incendio.
En este punto, nos encontraremos con dos obstáculos importantes: falta de datos y una visión crítica que nos permita ver más allá y naturalizar los procesos de la economía (aun cuando atenten contra la vida, la ecología o la dignidad); y, gracias a la tecnología, una perspectiva centrada en el individuo y su capacidad de ser y existir en el mundo a partir de su consumo –hiper consumismo- y lo que muestra en redes sociales.
La forma de superar estos obstáculos es la reflexión constante y el acceso a un modelo –al inicio autodidacta- de educación que nos permita pensar y repensar sobre los hechos que ocurren en nuestro mundo, nuestra participación en los mismos y qué acciones podemos emprender para aportar soluciones y estrategias que nos acerquen al bienestar, no solo como sociedad sino en armonía con la naturaleza.
Retomando el punto inicial, si observamos las variables que componen la posible causa del incendio del Amazonas desde una perspectiva crítica veremos que en el fondo se trata de una estrategia que impulse la actividad agrícola y por lo tanto genere flujo de capital, competencia en el mercado y “crecimiento” de la economía, sin embargo la pregunta es ¿tan valiosa es la economía, el capital, el efectivo, que vale la pena destruir la vida, el planeta para obtenerlo?
Si tocamos esta pregunta desde la psicología, estaremos en un verdadero desafío pues de por medio hay representaciones culturales, modelos ideológicos dominantes, conductas que por su constancia en el tiempo se han naturalizado, etc. Sin embargo si podemos hacer un acercamiento interesante y cuestionar, en efecto, cuaál es nuestra postura ante esta situación y si somos capaces de hacer algo frente al mismo.
Primero los paradigmas actuales de la psicología explica que los seres humanos somos en realidad emocionales y no racionales como tradicionalmente se creía, por lo tanto tendemos a conectarnos más fácilmente con noticias y datos que tengan una inclinación emotiva, por otro lado, también la neurociencia comprueba que el cerebro busca constantemente ocupar la menor cantidad de energía posible, por lo cual seguir las tendencias en redes sociales, las costumbres, los modelos establecidos es algo que hacemos de forma natural.
Respecto a lo que podemos hacer, inicialmente ser más críticos y responsables de los contenidos que consumimos, pues entendiendo que nuestro cerebro busca conservar energía no cuestionamos lo que consumimos y lo replicamos, como segundo punto, comprender que la preocupación por macro-contextos incapacita pues nos aleja de las acciones reales y prácticas que podemos hacer en nuestro propio medio, y haciendo énfasis en las cuestiones ambientales, las medidas propias de las tres “R”, ser conscientes de lo que realmente necesitamos consumir y lo que no, tirar la basura en su lugar, cuidar el agua, entre otras muchas acciones, pero lo más importante enseñar a los niños la importancia de cuidar su medio, para que entiendan finalmente que su medio les es propio, por lo tanto requiere cuidado como las pertenecías personales.
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