Dario e Arianna, pareja. Imagen: Monica Sportelli, Licencia CC.

Relaciones de pareja e idealizaciones

Uno de los temas más interesantes y polémicos de los cuales siempre se habla, son las relaciones de pareja, pues implican desafíos en varios niveles, como la comunicación, la empatía, la idealización, la complementariedad, etc. Además del gran impacto que tienen los referentes culturales sobre lo que las personas esperan en las relaciones de pareja.

Independientemente de lo que se diga, hay cosas que se mantienen de manera firme pese a la introducción de nuevas ideologías libertarias, me refiero a los ideales de lo femenino y masculino, pues una observación simple podrá evidenciar como las ideas de la mujer vulnerable, sumisa, dependiente, enamoradiza, como princesa continúan perdurando pese a las luchas del feminismo actual, lo mismo ocurre con los ideales del hombre respecto a su distancia emocional, su fortaleza, la idea de ser proveedor, su agresividad etc. 

Teniendo esto como contexto son necesarias categorías que nos ayuden a analizar la situación y encontrarle un sentido o la posibilidad de que se ajusten a nuestro criterio o no.

Primero, todas las idealizaciones están fuera de la realidad, y esto es complicado de entender cuando la cultura fomenta y niega parte de nuestra humanidad al estereotiparnos en roles muy definidos de lo que debe ser hombre y mujer, es decir, la idea de princesa que debe ser rescatada y de príncipe azul generan una expectativa irreal de lo que se debe vivir en pareja, a lo que se anexan contenidos como “la persona ideal”, “alma gemela” etc.

Por lo que al momento de establecer una relación de pareja surge una comparación con ideales que el otro no puede llenar, generando así decepción y la subsecuente búsqueda de lo imposible, y a la vez el enojo por el descubrimiento de los defectos y errores que constituyen la humanidad del otro, si bien esto forma parte de un proceso de aprendizaje y experiencia en términos de pareja, lo que llama la atención es como se siguen nutriendo las representaciones idealizadas de pareja.



Segundo, en los procesos de pareja intervienen variables de nosotros mismos que muchas veces ni conocemos, por lo tanto son inconscientes, este punto es muy interesante pues la forma en que nos relacionamos con otros está muy influída –sino es que determinada- por nuestra historia y lo que olvidamos de ella.

La experiencia clínica del consultorio, demuestra que en repetidas ocasiones lo que buscamos en el otro obedece a una carencia, confusión o conflicto escondido dentro de nuestro propio pasado, pero que se esconde en el inconsciente por razones que adecuadamente el psicoanálisis explica (traumas, represiones, procesos de socialización, etc.), entonces desde esta óptica podemos empezar a entender la lógica que sustenta las decisiones en el mundo de las relaciones de pareja, como el caso de la amiga que solo se involucra con hombres casados, o el compañero de trabajo que no puede ser fiel a una pareja, o la vecina que parece no poder salir de una situación de violencia con su esposo, etc.

Tercero, es necesario replantear y desmitificar las ideas que se tienen de la pareja para vivir de mejor manera la experiencia de compartir y construir con alguien una relación, porque de otra manera simplemente estaremos encasillados en conceptos que nos pueden llenar de culpa, conflicto, ansiedad o frustración.

De manera parecida a un proceso de apoyo psicológico, cuestionar las propias ideas, conceptos y representaciones es fundamental para cambiar la forma en la que vemos el mundo, de igual manera funciona y sirve una postura crítica que nos permita debatir y reflexionar si estamos de acuerdo con las posturas de lo masculino y femenino que la cultura nos proporciona.

Finalmente, la metáfora de  princesas y caballeros a dragones y fantasmas hace referencia a aquellos aspectos que están fuera de las expectativas y la aceptación de los defectos que el otro tiene e incluso la aceptación de nuestras propias sombras, para poder acceder a la salud en pareja, estableciendo ideas distintas como lo son: eres una persona maravillosa con la que me gusta compartir, pero en ocasiones la forma en que respondes, o la forma en que expresas tu enojo, me ha herido, que es muy distinto a solo mencionar “eres insoportable”.

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Dario e Arianna, pareja. Imagen: Monica Sportelli, Licencia CC.