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Los seres humanos somos esencialmente sociales, pues nuestra existencia requiere del contacto con otros. Inicialmente, en tiempos prehistóricos este contacto, esta necesidad de comunidad, aumentaba la probabilidad de supervivencia; en la actualidad, la socialización nos acerca al bienestar, a la salud. Sin embargo, sería ingenuo asumir que la socialización conlleva únicamente aspectos positivos, pues el precio de la evolución es la complejidad. Entendiendo esto, podemos ver como en el desarrollo de las personas, la socialización tiene diferentes efectos en distintas etapas vitales. Por ejemplo, en la primera infancia encontramos la necesidad del sujeto infantil por convivir y conocer a otros, para aceptarse y diferenciarse, para construir un abanico de habilidades sociales que le servirán el resto de su existencia; posteriormente en la adolescencia, en las crisis propias de la edad y la búsqueda de identidad, la socialización sirve como un espejo de las distintas formas de comportarse e identificarse con grupos de referencia distintos a la familia. Este contexto nos permite conectarnos con una palabra clave en la existencia: el reconocimiento.

El reconocimiento es una de las necesidades de tercer orden según la pirámide de Maslow, por lo tanto, tiene un papel esencial en la vida humana. Como todos los procesos psicológicos, atraviesa por una serie de etapas que prácticamente dan continuidad al ciclo exterior-interior. El reconocimiento es un tema interesante y complejo porque existen diferentes perspectivas para analizarlo, por ejemplo, haciendo alusión a la familia, el reconocimiento inicia cuando los padres expresan al niño sus características positivas, tales como cualidades y virtudes, o cuando se hace énfasis en un logro académico, deportivo o conductual, dependiendo de la forma en que el niño vive esta experiencia empieza a comprender y entender la importancia del reconocimiento que, en cuestiones de salud, debe ser explicado para que no genere confusiones, ya que no es algo lejano a lo real las personas que por cada acción esperan algún tipo de reconocimiento, pues en su historia existe la continuidad de acción positiva- reconocimiento, semejante al paradigma conductista estimulo- respuesta.

Con etapas de desarrollo y maduración superiores, la persona comienza a entender que el reconocimiento no necesariamente está ligado a la percepción externa, o la aprobación de otros, como la familia y los pares, esto puede observarse de manera clara en los adolescentes que en búsqueda de su propia autenticidad experimentan diferentes modas, estilos y tendencias, a manera de encontrar aquello que hace sintonía con la construcción de su personalidad.

Posteriormente, en el terreno de la salud se espera que el sujeto adulto haya interiorizado el reconocimiento que le permita diferir la necesidad de la aprobación de otros de sus ideas personales y criterio, pero en este apartado tenemos un aspecto muy interesante que hoy día adquiere gran relevancia: las redes sociales.

Gracias a la tecnología la forma en la que vivimos tiene mejoras significativas pues tenemos acceso prácticamente inmediato al contenido que deseemos, ya sea para entretenimiento, búsqueda de información académica, adquisición de productos entre muchas otras cosas, pero a la vez, nuestra tolerancia a la frustración ha disminuido y la necesidad de inmediatez va a la alta, lo cual representa una “deficiencia” respecto a nuestra capacidad de contención emocional y espera. Conectando el mundo virtual al reconocimiento, es muy sencillo abrir plataformas como Instagram, Twitter, Facebook y hallar prácticamente un mundo de personas que buscan atención y reconocimiento de los usuarios, ya sea por las fotografías, las tendencias, la viralización, los retos y un gran etcétera. Y lo más interesante es que lógicamente se esperan este tipo de conductas de personas adolescentes, encontrando con sorpresa que también existen numerosos perfiles de adultos que buscan de la misma forma ser vistos en redes para ser reconocidos, en esta parte cabe preguntarse ¿Qué sucede cuando el reconocimiento de estas personas no logra obtenerse en redes? ¿Qué tipo de consecuencias puede tener?

Desde un punto de vista particular, es necesario introducir variables de pensamiento para analizar esta situación, pues existe una confusión, una línea difusa entre lo presentado en redes y lo real, pero lo más importante actos mecanizados que pretenden brindar reconocimiento al sujeto al tomarse fotos o publicar estados, reconocimiento que por supuesto es breve, efímero.

Por lo tanto, parece necesario educarnos para comprender que en los procesos de maduración el reconocimiento se introyecta, es decir, nos apropiamos del mismo a tal punto que se vuelve parte de nosotros, en este punto las demás variables como las redes o la búsqueda obsesiva de la aprobación social pasan a un segundo término, para dar prioridad a la autenticidad y auto confianza, con lo cual la persona se libera de expectativas de otros y da paso a sus propias motivaciones y conductas.