Montevideo, Uruguay. Imagen: Pixabay

En una región que escala hacia el pico de la epidemia de Coronavirus, Uruguay puede estar orgulloso de haber controlado la pandemia: desde hace varias semanas el nivel de contagio de un infectado no alcanza sino a una persona. Desde que parecieron los primeros casos, el 13 de marzo, la COVID-19 solo ha dejado 20 muertos.  Y de los 738 casos detectados, 579 se han recuperado. 



La clave de estas cifras exitosas radica en una gestión del gobierno eficaz y un comportamiento ciudadano ejemplar.

« El gobierno tomó las medidas que que eran convenientes y sobre todo la población uruguaya las cumplió a carta cabal porque comprendió lo difícil de la situación » afirma el Doctor Henry Cohen, uno de los los tres expertos que integran el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), nombrado por el gobierno para aconsejar y orientar al Presidente Lacalle Pou sobre la manera de enfrentar desde la salud a la epidemia

Sólido sistema de salud en tiempos del Coronavirus

El científico explica, en entrevista exclusiva a Radio Francia Internacional, que además de la respuesta acertada del gobierno y de la ciudadania, la solidez del sistema de salud de Uruguay también jugó un papel importante en el control de la pandemia.  

« La Salud en Uruguay ha sido tradicionalmente buena.  En los últimos años el sistema de salud se ha reforzado en todos los niveles, desde la atención primaria hasta la atención más sofisticada. El país tiene una buena cantidad de camas en los CTI (Centros de Tratamiento Intensivo) por habitante y en cada uno cuenta con una provisión mucho más que aceptable de respiradores » explica el médico y subraya la amplia cobertura en salud con la que cuenta la ciudadania: « no hay ningún uruguayo que no vaya a recibir asistencia médica por no tener dinero para pagarlo. Lo mismo sucede con la educación y con muchas cosas que son tradición y patrimonio del Uruguay ».

Apenas vamos en la mitad del partido

El Doctor Cohen insiste, igualmente, en que durante los dos meses en que la epidemia ha estado presente en el país, los CTI han sido reforzados de manera que se ha podido atacar con eficacia desde lo sanitario a la epidemia.

Pero el medico advierte que no hay que bajar la guardia. «Estamos en el medio del partido, nos queda la otra mitad. Así que tenemos que estar vigilantes para que no perdamos el control ».

Los expertos del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) destacan la rapidez de la reacción del gobierno de Uruguay que el mismo día en que se detectaron los primeros cuatro casos de coronavirus, el 13 de marzo, declaró emergencia sanitaria con suspensión de clases y cierre de fronteras en las horas posteriores, entre otras medidas.

También llamó al confinamiento voluntario de la población que acató en masa. Una semana después de la aparición del virus, la actividad en lugares de recreación como cafés, teatros y centros comerciales se había reducido en un 75%, y en parques, plazas y playas, en 79%. Hay  que tener en cuenta que Uruguay cuenta con una baja densidad demográfica, 3,4 millones de habitantes repartidos en ciudades pequeñas y poblados.  Eso también facilidad la no propagación del contagio a niveles tan extendidos como en los lugares densamente poblados.



Hacia una « nueva normalidad »

Porque la apertura progresiva del funcionamiento de la sociedad conlleva riesgos de incremento en los contagios y porque el Coronavirus vino par quedarse hasta que no haya una solución de fondo, los expertos uruguayo del GACH prefieren hablar de una « nueva normalidad » cuando se refieren a la etapa en la que está entrando el país de retorno a las actividades, luego de 70 días de constatar que las cifras están bajo un control relativo.

« A nosotros nos gusta mucho esta terminología de nueva normalidad porque los uruguayos tenemos que acostumbrarnos, como todos los ciudadanos del mundo, a que la situación no es y no va a ser como antes » asegura el doctor Cohen.

Los miembros de esta suerte de  «dream team» científico que asesora al presidente Lacalle Pou insisten en que para que esta nueva etapa sea tan exitosa como la primera cuando el presidente dijo « quedate en casa » y la ciudadania obedeció,  debe estar basada en el distanciamiento físico y sostenido.

« Tiene que ser un distanciamiento físico, con mínimo dos metros de distancia, pero no social ni emocional. Al contrario, lo social y emocional tenemos que estimularlo porque la relación de los seres humanos es básica para vivir y evita otros males de tipo psicológico » explica.

El experto hace eco del llamado del gobierno al uso responsable de la libertad en esta nueva normalidad. « Tiene que ser un distanciamiento sostenido porque mientras no haya vacuna o tratamientos eficaces es lo que tenemos que hacer pensando en nuestra libertad responsable para cuidarnos a nosotros y cuidar al prójimo. Cada uno de nosotros cuida al que está al lado, a la familia, a los amigos, al vecino. Esa es la única manera que tenemos para que las cifras no estallen ».

Vigilar y corregir

Tal es la confianza de la administración en sus resultados que el jueves pasado el presidente Lacalle Pou anunció el reinicio de clases de primaria, respaldado por el grupo científico de asesores honorarios, que elaboró protocolos de trabajo con la finalidad de dar un paso prudente en la apertura de los sistemas educativos.

El retorno a las escuelas es voluntario y paulatino y se sumará a otros sectores que se han abierto paso en la llamada “nueva normalidad”.

« De todas maneras estamos muy vigilantes. No cantamos victoria sino que tenemos todos nuestros sentidos puestos para ver precozmente si algo se nos escapa. Para qué? Pues para corregirlo » advierte Cohen.

La libertad responsable en lugar de la prohibición

La epidemia del Coronavirus irrumpió en Uruguay cuando el presidente Luis Lacalle Pou y su gobierno llevaban solamente doce días en ejercicio del poder. Dos meses y medio después, la epidemia infesta a la región, el vecino Brasil se ha convertido en el principal foco del continente y el tercero en el mundo con mayor número de contagio mientras que Uurgay ha logrado domar la curva de contagio por debajo de 1.

Según los sondeos de opinión, la gestión de esta epidemia  da al mandatario uruguayo un nivel de aprobación pública superior a los de votos con los que fue elegido. 

« Estamos rodeados de dos modelos antagónicos. Por un lado la locura absurda y el total descontrol de Brasil en las manos de Bolsonaro y, por el otro, el férreo control del Estado que representa el modelo implantado en Argentina de Alberto Fernández. Uruguay está en una posición de administración de la crisis totalmente diferente a la de sus vecinos » sostiene Federico Irazabal, sociólogo y consultor en comunicación política.

Entrevistado por RFI, Irazabal plantea que la pandemia permitió a Lacalle Pou utilizar su posicionamiento ideológico liberal. « Pero liberal no solamente en términos de mercado sino de una tradición filosófica. Un discurso basado en la exhortación y en la generación de incentivos y des-incentivos para tomar determinadas actividades.  Es decir que en Uruguay hemos podido transitar un camino del medio que no implica la prohibición total de las actividades sino que se basó en la reflexión y en la voluntad de los ciudadanos de recluirse en sus domicilios ».



Una buena estrategia bien comunicada

El experto en comunicacion política estima que el gran acierto del gobierno fue dirigirse desde el comienzo a la población sin crear pánico en los ciudadanos y generando, con ello, buenos niveles de aceptación de la figura de un presidente y un equipo de ministros que recién comenzaban su mandato.

« Eso se debió a una comunicación ordenada, muy bien planteada, que definió claramente las vocerías en cada uno de los temas y que transmitió siempre serenidad y un adecuado equilibrio entre un enfoque técnico y un enfoque humano. Creo que esa fue una de las claves importantes de este proceso » afirma Irazabal.

El sociólogo explica que esa estrategia de comunicación del gobierno ha combinado una enfoque técnico con informes del equipo de expertos conformado por el gobierno para enfrentar la pandemia y plantear soluciones y elementos humanos de gran impacto en la ciudadania.

« La figura del secretario de la presidencia anunciando el primer fallecimiento en una conferencia tratándose de un pariente suyo le dio mucha empatía con la ciudadanía. También el papel que desempeñó la cancillería en la repatriación de los ciudadanos uruguayos regados por el mundo. La evacuación de un crucero australiano que estaba en aguas internacionales bloqueado y al que Uruguay fue el único país que le permitió el desembarco de su tripulación y de sus pasajeros. Todo eso generó en la gente una sensación de cercanía y de confianza. Esa es, sin duda, una de las claves del éxito, al menos desde el desde el punto de vista político y comunicacional ».

Una gestión acertada a la que se suma la aplicación de tests masivos, el aporte del 20% del sueldo de los funcionarios y la solidaridad del sector privado que donó productos y alimentos básicos. El éxito de este pequeño país es tal que, a las puertas del invierno registra, incluso, una disminución de otras enfermedades respiratorias.