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La vacuna mexicana ‘Patria’ contra COVID-19 está lista para iniciar la investigación clínica con pacientes voluntarios humanos; si todo sale como esperamos, al final de este año sería puesta a disposición de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para su uso de emergencia, informó la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla Roces.

Con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la titular del Conacyt afirmó que este desarrollo es la base para recuperar la soberanía en la producción de vacunas, un aspecto estratégico para el país con perspectiva de beneficio público.

En conferencia de prensa matutina detalló que, en caso de tener éxito, permitirá ahorros económicos de hasta 855 por ciento respecto a la adquisición de vacunas en el exterior.



La inversión hasta este día es de 150 millones de pesos, de los cuales, 135 millones de pesos provienen del Conacyt y 15 millones de pesos de la alianza establecida con la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Durante el proceso de prueba solo participarán personas adultas. Serán 90 voluntarios de 18 a 55 años de edad con buena salud para constatar la seguridad y la respuesta inmunogénica.

La empresa Avimex comprometió dos de sus plantas para que, en su momento, se dediquen exclusivamente a la producción de las vacunas, agregó la doctora Álvarez-Buylla Roces.

Dijo que también se contempla el escalamiento industrial y la transferencia tecnológica de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex).

Agregó que participarán algunas empresas nacionales comprometidas con el bienestar de la población.

El director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Arturo Reyes Sandoval, sostuvo que la vacuna ‘Patria’ es una de las más prometedoras por su diseño y estrategia de producción cuidadosos. Aseguró que, si se tiene éxito en los ensayos clínicos, México se colocaría como potencia mundial en la producción de vacunas.

“Quisiera poner también en contexto la importancia de este desarrollo. Muy pocas vacunas a nivel mundial, yo diría que del 5 al 8 por ciento, pueden llegar a probarse en ensayos clínicos. Este es un gran logro que se va a tener. En cuanto se administre al primer voluntario nos vamos a posicionar como país dentro de los primeros 7 u 8 países que tienen ya la capacidad de diseñar sus vacunas, de producirlas y probarlas a pequeña escala en ensayos preclínicos y llevarlas a ensayos clínicos. Como hemos visto, son pocas las vacunas que llegan a hacer esto. (…) Esa es la magnitud de este desarrollo, la importancia de esta inversión que el gobierno está haciendo para tener autosuficiencia y soberanía nacional”, remarcó.

El director del IPN dio a conocer que dicha institución y el Conacyt preparan el establecimiento de un laboratorio nacional para el desarrollo de nuevas vacunas, lo que permitirá impulsar la autosuficiencia nacional en la producción de biológicos.

La vacuna ‘Patria’ utiliza un vector viral de la enfermedad de Newcastle que no es dañina en humanos; es utilizada en los laboratorios Avimex desde hace 15 años, principalmente en el uso de biológicos aplicados en uso veterinario.

El vector lleva un gen que codifica para la proteína S del SARS-CoV-2. La célula produce esa proteína y el sistema inmune, a su vez los anticuerpos contra la misma.

Como parte de las pruebas preclínicas se ha aplicado en roedores y porcinos, cuyo sistema inmunológico es similar al de los seres humanos.

‘Patria’ se desarrolla con la participación de un grupo grande de científicas y científicos en el que destacan el doctor por la UNAM y la Universidad de Zurich, especialista en inmunología y diseño molecular, Constantino López Macías; el doctor Peter Palese, químico microbiólogo de la Universidad de Viena y especialista en diseño molecular; el doctor Adolfo García-Sastre, biólogo por la Universidad de Salamanca; el doctor Florian Krammer, biotecnólogo y virólogo por la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida, Viena; la doctora en Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Felipa Castro Peralta, y la doctora Marta Torres Rojas, investigadora en inmunología, especialista del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).