eloriente.net

13 de diciembre de 2012

Imposible sustraernos de la noticia de que el futbol, en liga de ascenso, llega a Oaxaca. Imposible, porque en @El_Oriente hemos insistido en que el deporte debe ser un ámbito prioritario para las personas, la sociedad y el gobierno. De hecho, creemos en el deporte como ese puño concentrado de valores que pueden ayudarnos, eventualmente, a vivir.

Esa forma en que los atletas se sobreponen a las adversidades, la forma en que una fuerza imposible los impulsa terminar la carrera o a alcanzar velocidades insólitas, la solidaridad del trabajo en equipo, son sólo algunos de los valores del deporte que también funcionan en la vida.

Así que la llegada del futbol profesional a Oaxaca, de nueva cuenta, abre posibilidades de distinto tipo: económico, empresarial, social. Pero la que creemos más importante es que puede significar un aliciente para miles de aficionados y jugadores en la búsqueda de símbolos en los cuales desbocar su ímpetu, juventud y ánimo.

En Oaxaca requerimos invertir en el ánimo. Y entre otras cosas ello se logra invirtiendo en símbolos. Suena paradójico que un intangible pueda nutrirse de otro intangible. Pero a menudo no son necesarias becas o apoyos económicos para que las personas nos sintamos mejor, integrados  a la comunidad, tripulantes del mismo barco.

Ejemplos puede haber muchos en el país. Casos en que el equipo de futbol se vuelve un referente en la identidad del lugar y sus pobladores. De alguna manera, les otorga una bandera. Claro, una bandera auténtica cargada de emotividad, pasión, gusto por el juego.

Así que el proceso de construcción del proyecto debe ser muy cuidadoso en estos aspectos identitarios.

Por mencionar uno de ellos: es común que este tipo de equipos no incluyan jugadores de Oaxaca. En efecto, se contratan jugadores extranjeros, técnicos y entrenadores de otros lugares de la república, pero la gente local no encuentra rostros propios en esos equipos. Ello encuentra su justificación económica, pero una justificación social. Y creemos que el caso, nuestra situación, nuestra circunstancia, amerita que los jóvenes de Oaxaca sean considerados. De esta forma puede ahorrarse mucho tiempo en la apropiación del equipo y se trataría de una inyección de ánimo social indiscutible.

Oaxaqueños para el equipo de Oaxaca es la premisa en este sentido, por las razones planteadas.

Saludos con gusto, interés y pasión este proyecto que, de acuerdo, a la información disponible estaría comenzado hostilidades a mediados de 2013 pero que estaría construyendo nuevo estado a partir de enero. Lo consideramos necesario, valioso y elocuente. Estamos en presencia de lo que puede ser un símbolo de gran trascendencia social e impacto comunitario.

Foto: rahego, Algunos derechos reservados.