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Portugal vive un retorno progresivo a la normalidad con tres fases previstas para la desescalada. El Gobierno tendrá en cuenta la evolución del brote de Covid-19 y no rechaza un posible retorno al estado de emergencia.

Portugal se encuentra ahora en estado de calamidad, menos restrictivo que el estado de emergencia, aunque los desplazamientos siguen controlados.

Han abierto pequeñas tiendas, como peluquerías y supermercados, y se permiten ahora los paseos en parques, visitas a bibliotecas y la práctica de deportes individuales.

A partir del 18 de mayo, si el brote sigue disminuyendo, se reabrirán guarderías, bares, cines y gimnasios. Los estudiantes de secundaria volverán a clase, con mascarilla, mientras que los más jóvenes seguirán con sus clases online. A partir de junio, se permitirá el acceso a playas e iglesias, aunque de forma controlada.

Pese a un sistema de salud pública universal descuartizado por las medidas de austeridad, Portugal ha podido, hasta ahora, manejar la pandemia con más éxito que sus vecinos España e Italia.

Los ciudadanos llevaban semanas en confinamiento cuando el presidente decretó el estado de emergencia, el 18 de marzo. Además, Gobierno y oposición trabajan juntos para controlar la pandemia.

Una medida clave: la realización masiva de test para la detección precoz de la enfermedad. Portugal cuenta con un índice de 35.000 test realizados por millón de habitantes.

El resultado es un bajo índice de mortalidad por número de contaminados: poco más de mil personas han muerto en lo que va de la crisis.

Hay cerca de 25.000 personas contaminadas en una población que no llega a los 11 millones de habitantes.