Por: DGCS.UNAM

Propicia la sana distancia, evita el riesgo de contagio y mejora el estado físico y mental: Ernesto García Almaraz, coordinador del Programa Bicipuma de la UNAM

En tiempos de contingencia sanitaria, la bicicleta es la opción ideal para movilizarnos y aunque es un vehículo sencillo, es un medio de transporte eficiente, afirmó Ernesto García Almaraz, coordinador del Programa Bicipuma de la UNAM.

En el marco del Día Mundial de la Bicicleta, que se conmemoró el 3 de junio, refirió que la bici no se usa por moda, y cada día crece el número de sus adeptos porque sus resultados y beneficios saltan a la vista.

Propicia la sana distancia y evita riesgo de contagio al no haber contacto con muchas personas, como en el transporte masivo; además, mejora el estado físico y mental. “Estudios demuestran que cuando nos subimos a la bici llegamos de mejor humor a nuestro destino, los estudiantes se concentran más en sus deberes académicos, el cerebro está más activo y nuestra salud en general se optimiza”.

También contribuye al cuidado del medio ambiente, pues dejamos de emitir bióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que abona al calentamiento global. De ese modo, la bicicleta se convierte en una herramienta para el cuidado de nuestro planeta, subrayó el universitario.

Es un vehículo “económico, asequible y sustentable”, pues no necesita combustible y eso es bueno para nuestro bolsillo y nos mantiene en forma. “Eso hay que agradecerlo y fomentarlo”.

Cuando utilizamos una bici todos ganamos, y en tiempos de COVID-19 tiene la ventaja adicional de que permite mantener la distancia recomendada por las autoridades de salud nacionales y mundiales, insistió el funcionario.

“Por donde lo veamos, su uso es maravilloso, es uno de los grandes inventos de la humanidad y al paso de los años sigue vigente y se convierte en la mejor opción para trasladarnos y mejorar la movilidad”.

No obstante, en materia de seguridad vial falta mucho por hacer, expuso García Almaraz. Es necesario mejorar el respeto al ciclista, cultura que no se ha logrado a pesar de los esfuerzos que se han hecho, aunque reconoció que los incidentes no siempre son negligencia del conductor del vehículo automotor.

También hace falta infraestructura, ciclopistas adecuadas que den el espacio necesario al ciclista para circular seguro, además de diferentes vías que animen a más usuarios a pedalear y llegar a sus aulas u oficinas.

Bicipuma

Se estima que en el mundo existen alrededor de mil millones de bicicletas. Según la Encuesta de Origen-Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México (2017), 35.9 por ciento de los hogares en esta área tienen bicicletas, pero sólo 2.2 por ciento de la población de seis años y más realizó viajes entre semana en ese medio de transporte.

En Bicipuma, que funciona en Ciudad Universitaria, están registrados 75 mil usuarios: un número importante de estudiantes –también de intercambio–, trabajadores, profesores e investigadores. No todos ruedan a diario; algunos vienen de escuelas periféricas de visita a CU. “Nuestro programa cumple una función, tiene un peso específico y se ha convertido en una verdadera opción de transporte para la comunidad universitaria”.

Tan es así, abundó García Almaraz, que pasó de ser un pasatiempo o actividad lúdica, a consolidarse como un verdadero transporte, al integrarse a la Dirección General de Servicios Generales y Movilidad, compartiendo importancia con el Pumabús y los estacionamientos controlados.



CU tiene un espacio ideal, cuenta con una ciclopista de ocho kilómetros que no convive con vehículos automotores, lo que minimiza riesgos, y con estaciones definidas. Es un sitio idóneo para pedalear.

Bicipuma sólo opera en Ciudad Universitaria, pero el programa ha hecho donaciones de bicicletas a otros campus, como los de Sisal (Yucatán), León y Juriquilla. La administración de cada una de esas entidades universitarias ha organizado a sus estudiantes y a ellos se les asignan las bicis por periodo académico. Son los propios alumnos quienes se hacen cargo de su funcionamiento óptimo.

A esos sitios se han enviado 95, 70 y 20 bicicletas, respectivamente, pero no son las únicas, porque muchas personas se desplazan en bicis de su propiedad.

En CU el uso de este medio de transporte ha tenido un incremento notable; también ahí se usan bicicletas particulares y todas las facultades han procurado organizar espacios para su resguardo. “Tienen instalaciones específicas, porque la demanda es cada vez mayor”.

Explico que aunque Bicipuma es un programa consolidado, hay mucho por hacer, como tratar de crecer hacia donde sea posible dentro del campus. De forma inmediata, una vez que se permita el regreso a las actividades presenciales estaremos listos para cumplir con la sanitización adecuada de las bicicletas y ser una buena opción para quienes no quieran usar los autobuses o los taxis compartidos.

En este sentido, Ernesto García Almaraz consideró que es posible que haya un incremento en el número de servicios que brinda Bicipuma.

Finalmente, con motivo del Día Mundial de la Bicicleta invitó a dejar el auto y subirse a la bici, en la medida de lo posible. “Todos nos vamos a sentir mejor”.