eloriente.net

7/julio/2014

Por: Adrián Ortíz Romero

En veinte años, México sólo sigue en círculos 

Córdova, visor riguroso de ciclos nacionales

El panorama actual de nuestro país puede resumirse en un puñado de coordenadas fundamentales que, a veces, obviamos al hacer el análisis. La primera es que para México la relación con Estados Unidos sigue siendo fundamental. La segunda, que esa relación se encuentra condicionada por temas de seguridad, en los que hoy en día sigue predominando la inseguridad y el combate al crimen organizado. Una tercera apunta directamente a la relación económica que existe entre ambos países y a la forma en cómo aún hoy en día se determina a partir de instrumentos como el Tratado de Libre Comercio. Pareciera que el de México es un escenario inédito. Sin embargo, lo que encontramos es que esa realidad sólo da vueltas en círculos desde hace dos décadas.

En efecto, México hoy en día tiene graves problemas relacionados con los derechos humanos y con los procesos penales que se les siguen a muchos criminales, a partir de la decisión del entonces presidente Felipe Calderón, de redoblar la presencia de las fuerzas armadas como coadyuvantes de las corporaciones policiacas en el combate a la delincuencia organizada. Ésta misma, hoy la concebimos como un conjunto de actividades que van desde el tráfico de drogas hasta otras actividades ilícitas como el secuestro, la extorsión, el cobro de derecho de piso, el lenocinio y otras relacionadas, siempre, con el límite último de la licitud.

A propósito del lamentable fallecimiento del historiador y politólogo Arnaldo Córdova, vale la pena releer algunas de sus muchas lúcidas interpretaciones de los sucesos nacionales… de hace dos décadas. Córdova, que es una de las figuras imprescindibles del análisis de la historia de nuestro país en el último siglo, hace casi 20 años ya dibujaba con todos sus matices las complejas condiciones por las que desde entonces atravesaba nuestro país con problemas que siguen presentes hoy en día.

En un texto denominado La conjura contra México, retomado por el sitio de Internet de la revista Nexos, a partir de este trágico acontecimiento, queda claro que nada de lo que ocurre en México es producto de la casualidad o de acontecimientos fortuitos, y que lejos de ello la génesis de muchos de los problemas actuales ya estaba ahí, y fue por irresponsabilidad de los gobiernos siguientes al del tiempo en que fueron trazadas esas líneas, lo que permitió el crecimiento de estos fenómenos –crisis, inseguridad, criminalidad, violencia y violaciones a derechos humanos- de los que hoy nos sorprendemos, pero que crecieron a la luz de las omisiones de al menos dos décadas.

Premoniciones

En dicho texto (que puede ser consultado en www.nexos.com.mx/?p=8272, Córdova reflexionaba sobre un tema que desde entonces era tan actual y que hasta parece premonitorio de lo que ocurre hoy: la criminalidad y la presencia del Ejército en las calles. “Que el gobierno mexicano ha sido incapaz de combatir con eficacia la acción del crimen organizado y, en particular, del narcotráfico, es un hecho. También lo es, como lo mostró el increíble asunto del general Jesús Gutiérrez Rebollo, que la corrupción y la penetración del crimen organizado en las estructuras del Estado se da a todos los niveles, incluidos los más altos. Es asimismo un hecho que los cárteles criminales no podrían sobrevivir un solo día si no contaran con la protección de quienes representan la autoridad de las instituciones. Si ese hecho no se diera, todos los capos mafiosos estarían ya bajo juicio. Cada vez que hay el arresto de un pez gordo de la delincuencia siempre caen varios oficiales de policía en servicio que le servían como guardaespaldas, para no hablar de expolicías que, al parecer, forman el grueso de las tropas de línea de las organizaciones criminales. Cuando hay despidos masivos de policías, como ha ocurrido recientemente en Baja California, hay que estremecerse, porque esos despedidos, expertos sólo en el uso de las armas, no van en chirona sino al desempleo que es el mercado de trabajo del crimen organizado. México, sencillamente, no tiene con qué combatir la delincuencia de alto calibre. Eso es un hecho que se demuestra cada día que pasa. No hay nada de malo, objetivamente, en que al Ejército se le meta a desempeñar funciones de policía. En especial, cabría señalar el hecho de que el crimen organizado ha logrado tal poder económico y logístico que no existe corporación policiaca que pueda combatirlo con eficacia. El Ejército tiene los medios y poder suficientes para hacerlo. Pero, hay un par de cuestiones que ya han sido abundantemente señaladas y que ponen en duda la eficacia de esa medida. En primer lugar, los soldados son soldados y no policías. Eso quiere decir que no cuentan, en principio, con la preparación adecuada para hacerla de policías, preparación que es crecientemente sofisticada y que a ellos les cuesta mucho adquirirla. Eso podría remediarse con cursos e instrucción adecuados en los cuarteles y en las instalaciones policiacas para soldados metidos a policías. Por otro lado, queda el hecho de que el soldado nunca dejará de ser un soldado. Muchos hemos tenido la oportunidad de toparnos con policías y soldados. Con los primeros uno puede argumentar e incluso arreglarse por la vía de la “mordida”. Con los soldados eso es casi imposible. Apuntándole a uno a la cabeza con sus pavorosas armas, casi no puede cruzar palabras con ellos. El caso es que el soldado tiende mucho más fácilmente a violar derechos humanos que los mismos policías. Lo hemos podido ver en los recientes operativos antinarcóticos que han corrido a cuenta de los militares. Cuando actúan, además, en zonas rurales, pueden cometer cualquier brutalidad en contra de las personas y no hay nada que los detenga si ellos cuentan con sus ‘órdenes superiores’.”

La lectura del país

Córdova fue autor de textos fundamentales como “La formación del poder político en México”. En ése y los textos que cotidianamente publicaba en el periódico La Jornada, abordó con inteligencia y congruencia muchos de los grandes problemas nacionales que no encuentran respuestas acordes a lo que le conviene verdaderamente al país. “En México hay que combatir el narcotráfico y el crimen organizado porque representan el peor desafío a la seguridad nacional que el país jamás haya experimentado en los últimos siete decenios, y no por hacerle un favor a los Estados Unidos, que este país no se merece”, escribió Córdova en 1997. Pero, los gobernantes han tardado demasiado en comprenderlo.

 

Arnaldo Córdova. Foto: Conaculta.

 

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