eloriente.net

9/julio/2014

Por: Adrián Ortiz Romero

S22: Gobierno y Congreso crearon el monstruo

Institucionalizarlo, razón de presiones actuales

Ayer la Sección 22 del SNTE comenzó el cerco previsto a las oficinas legislativas, junto con diversas acciones de presión al gobierno estatal, para exigir a los Poderes Ejecutivo  y Legislativo locales que cumplan el pacto político que se firmó para la elaboración de la Ley Estatal de Educación. El magisterio hoy en día presiona como si fuera un poder constitucional. Pero, ¿quién le otorgó esa calidad y por qué sólo aparenta asumir tal carácter?

En efecto, en este espacio preveíamos desde hace semanas que la toma del recinto Legislativo era sólo cuestión de tiempo. Eso finalmente ocurrió ayer, cuando el magisterio oaxaqueño decretó formalmente la toma de oficinas de gobierno y la sede del Poder Legislativo, con el objeto aparente de “coberturar” las negociaciones con el Ejecutivo estatal. Empero, en el fondo la 22 está incrementando paulatinamente el nivel de presión —sin retorno— al régimen del gobernador Gabino Cué, tratando que con ello los dos poderes del Estado le continúen dando el reconocimiento de fuerza formal que hasta ahora le han otorgado indebidamente.

Sin embargo, en el mundo real es claro que la 22 no debiera tener el reconocimiento de fuerza formal, y si hoy hace todo con tal de encarar al gobierno del estado, esto es porque el mismo gobierno y el Congreso le dieron un carácter que nunca debieron reconocerle. Cuando en marzo pasado se sentaron los representantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo junto con el líder de la Sección 22, y lo reconocieron y accedieron a llevar a cabo el programa político que la gremial quería, también le dieron la calidad fáctica de poder constitucional, con capacidad de presión y “contrapeso” que sí tienen los poderes formales.

Ese es un espejismo del que voluntariamente están convencidos el gobierno del estado y el Congreso. Es una fantasía porque en realidad la 22 no tiene capacidades formales para presionar a nadie, ni para ser el contrapeso de nadie. Tiene, es cierto, una gran capacidad de movilización y una importancia numérica que nadie les regatea. Pero, el hecho de que tengan 74 mil agremiados no les da en automático la calidad de poder formal, o la carta de porte para presionar o lastimar a nadie. Es decir, que si de alguien es responsabilidad el envalentonamiento y la actitud contestataria del magisterio frente al gobierno y la sociedad, es de los poderes Ejecutivo y Legislativo, que les dieron una categoría que no tienen en realidad.

Es que resulta que el poder “formal”, que es la Sección 22 en Oaxaca, en realidad no tiene otra herramienta para presionar que las que ya conocemos todos los oaxaqueños. Ayer, por ejemplo, la 22 intentó generarle presión a la ciudadanía cerrando oficinas públicas, tomando carreteras y cercando el Congreso. Y luego, cuando en las primeras horas de la tarde se desesperaron porque las respuestas no avanzaron en las mesas de diálogo con el gobierno del estado, se fueron a incrementar sus bloqueos y a subir el nivel de la amenaza contra los poderes Ejecutivo y Legislativo.

¿Qué pasó? Que posiblemente hayan logrado cumplir su cometido de presionar —y asustar— al gobierno o a los representantes legislativos. Pero nada pudieron hacer para intimidar a la ciudadanía, que a estas alturas ya conoce a la perfección el modo de actuar del magisterio, así como el nivel al que puede incrementar sus protestas. Y es que resulta que a estas alturas, los oaxaqueños sabemos perfectamente esquivar, o al menos no impacientarnos con los bloqueos; sabemos que no pasa nada frente a la toma de oficinas públicas, comercios o casetas de peaje. Ya antes —en 2006— la Sección 22 tomó durante meses las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Incluso ya organizó una revuelta. Y frente a todo eso los oaxaqueños simplemente sabemos algo: que hagan lo que hagan de todos modos no pasa nada.

Los temores oficiales

Releamos el origen de las protestas de ayer: la 22 hizo movilizaciones y llevó a cabo el cierre de comercios “para exigir al gobierno que cumpla el pacto político para la elaboración de la ley educativa”. Lo exigen de esa forma porque en el fondo, y a pesar del envalentonamiento y la aparente suficiencia con la que llevan a cabo esas acciones, saben que no tienen otra forma de presionar. Es decir, no son un poder formal para hacer valer de manera efectiva los pactos o para presionar constitucionalmente su cumplimiento. Por eso, tras esa careta de poder desbordante, los profesores están desesperados.

Están desesperados y, reiteramos, no dudarán en hacer lo que preveíamos desde hace semanas, y que paulatinamente ha venido sucediendo. “La 22 no dudará en cercar el Congreso, perseguir a los diputados y hasta quemar la sede del Poder Legislativo, con tal de hacer patente su oposición a la armonización”, afirmábamos en nuestra entrega del 25 de junio pasado. Y es lo que finalmente está ocurriendo no porque seamos partidarios de los malos presagios, sino simplemente porque queda claro que los profesores no tienen otro camino para hacer valer el cumplimiento de sus exigencias.

No obstante, también existen posibilidades importantes de que eso sea suficiente para lograr nuevamente el sometimiento de los Poderes del estado, que le dieron a la 22 el reconocimiento indebido de ser par con ellos. Lamentablemente, ello puede ocurrir porque en este escenario local los representantes de los poderes formales se sienten tan deslegitimados y débiles —y en ello hay también corresponsabilidad de la federación, que por no entrar en tratos con la autoridad local mantiene a Oaxaca en el olvido— que por esa razón se sienten orillados a terminar siendo comparsa del magisterio en sus pretensiones descabelladas.

Al final la 22 está presionando a todos a partir de apariencias y, como se dice coloquialmente, “asustando sólo con el petate del muerto”. Ese “muerto” es el fantasma de la revuelta popular, al que tanto miedo le tienen el gobierno y los legisladores, pero no la ciudadanía, que sabe que a pesar de todo —y aún pagando los costos de esas disputas por el poder, como fue en 2006— no pasará nada más grave de todo lo que ya hemos visto en el pasado reciente.

El IEEPO

¿Cualquier persona medianamente seria y razonable sería capaz de dar por válida la estratagema de que en medio de esta tormenta política sería nombrado el nuevo director del IEEPO? A pesar de las consecuencias, pueden pasar semanas —o meses— antes que eso ocurra.

 

Foto: Sección 22

 

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