(www.eloriente.net, México, a 28 de enero de 2016, por Adrián Ortiz Romero/Al Margen).- En la reunión de hace ocho días, los siete aspirantes a la candidatura a Gobernador por el PRI, se adhirieron a un pacto de unidad en el que se comprometían a mantener la cohesión en torno a un solo abanderado. Aunque dicho acuerdo fue público, y sus términos expresos, bien puede ocurrir que no haya candidato de unidad. A pesar del acuerdo, la convocatoria deja sueltos muchos de los términos de la participación. Y por esa razón nada garantiza que haya un registro único, como se ha venido previendo.

En efecto, según el comunicado emitido por el Comité Ejecutivo Nacional luego de la reunión de aspirantes con el presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, los siete aspirantes “expresaron (…) que están conscientes de la necesidad de mantener la unidad de los priistas de Oaxaca como paso indispensable para recuperar el gobierno del estado, en un momento en que la situación exige que todos aporten lo mejor de sí en beneficio de su tierra y del proyecto transformador que se impulsa desde el PRI”.

Luego de dicho reconocimiento, el boletín de prensa señala expresamente los términos del acuerdo alcanzado por los aspirantes con el líder Beltrones Rivera: “La parte sustantiva del acuerdo —dice el comunicado— consiste en apoyar el registro de un solo aspirante a la candidatura al gobierno del estado, en el momento en que el CEN defina los términos de la convocatoria para seleccionarlo”. ¿De verdad puede ocurrir algo como esto?

La clave está, por un lado, en la fortaleza del acuerdo; pero, en el otro extremo, eso también depende de los términos en que se emitió la convocatoria respectiva. Pues la única certeza que puede tener la dirigencia nacional del PRI de que, en efecto, se va a registrar un solo candidato de unidad, y de que todos los demás aspirantes se abstendrán de enturbiar el proceso en virtud del acuerdo alcanzado, radica en que dicho compromiso sea un dictado expreso —algo así como un acuerdo-advertencia— del Presidente de la República de que eso debe ocurrir, pues de lo contrario la supuesta “palabra de honor” de cualquiera de los adversarios puede ser tan voluble como su ánimo frente a la decisión que tome el CEN. Si el Pacto de Unidad no fue un requerimiento presidencial, entonces cualquiera podría separarse del mismo en cualquier momento.

El segundo aspecto es todavía más grave. Pues según el PRI, el supuesto “candidato de unidad” sólo sería anunciado luego de que el CEN definiera los términos de la convocatoria para seleccionarlo. La duda, frente a esto, surge del hecho mismo de que la convocatoria, presentada el sábado 23 de enero, deja muchos cabos sueltos para que se registren varios aspirantes al proceso interno. Vale la pena leer, por ejemplo, la Base Quinta de la convocatoria.

Ésta dice, a la letra, lo siguiente: Los militantes que deseen registrarse como precandidatos a Gobernador del Estado, deberán cumplir con los requisitos (…); además, contar cada uno de los aspirantes con alguno de los siguientes apoyos: I. 25% de la estructura territorial, identificada a través de los comités municipales de los municipios del Estado y/o; II. Tres de entre los sectores y las organizaciones nacionales: el Movimiento Territorial, la Organización Nacional de Mujeres Priistas; el Frente Juvenil Revolucionario y la Asociación Nacional de la Unidad Revolucionaria A.C y/o; III. El 25 por ciento del total de los consejeros políticos vigentes que residan en la entidad federativa, y/o; IV. El 10 por ciento de los afiliados inscritos en el registro partidario con residencia en el estado”.

INCERTIDUMBRE

Tradicionalmente, el PRI mantenía la disciplina y el control de sus procesos internos mediante “candados” establecidos en sus convocatorias para la designación de candidatos a cargos de elección popular. Eso es algo tan conocido que pareciera una costumbre también identificada con la “cargada priista”.

¿Qué ocurría? Que, por ejemplo, el partido establecía que para poder participar en un proceso como este, era necesario contar con el aval de las dirigencias nacionales o locales respectivas de los sectores y organizaciones adherentes. Mientras ocurría la simulación del proceso interno, el partido mantenía el control de esos apoyos por escrito.

Y sólo cuando había una definición, entonces el mismo partido ordenaba que sus sectores expidieran únicamente una carta para quien era el “tapado”. Al ser el único que contaba con dicho apoyo, se convertía también en el único que cumplía los requisitos, y por ende en el elegido. A prácticas como esa se les conocía como “las expresiones mayoritarias de la militancia” que según definían a un candidato, pero que en realidad eran la viva manifestación de los acuerdos cupulares que se tomaban para aparentar la democracia cuando en realidad eran decisiones verticales las que se tomaban.

Estos rasgos no se ven en la convocatoria, y es lo que no asegura que haya un solo candidato. Cualquiera de los apoyos descritos en la base quinta de la convocatoria puede ser conseguido prácticamente por cualquier aspirante, pues la misma convocatoria establece que pueden cumplirse indistintamente y sin ningún tipo de prelación. Por eso mismo, la posibilidad de que se cumpla el acuerdo de unidad, y que en verdad haya un solo candidato registrado, en realidad depende de la fuerza y la magnitud del acuerdo alcanzado pero no de la convocatoria porque, según se ve, ésta es tan ambigua que no ofrece ninguna certeza de que en todo momento el tricolor tenga el control de lo que ocurra.

Ello se combina con el hecho de que más de un aspirante cree tener un respaldo popular mayoritario y que por ende puede convertirse en el candidato en una competencia abierta. Siendo así, y obteniendo esos apoyos, cabe la posibilidad de que el acuerdo de unidad no sea suficiente para que haya un solo candidato, y que finalmente dos o más decidan registrarse al proceso interno rompiendo con ello la intención de la candidatura de unidad.

¿Y NIEVES?

En la foto publicada el pasado jueves en el comunicado del PRI sobre el acuerdo de unidad de los aspirantes a la candidatura a Gobernador, llama la atención la presencia de la doctora María de las Nieves García Fernández, quien no es mencionada entre los aspirantes y, hasta donde se sabe, tampoco es integrante del CEN del PRI. ¿En calidad de qué asistió, en días y horas hábiles, si su empleo actual se encuentra en la Comisión Nacional de Salud?

Acuerdo Unidad Oaxaca

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