Los orígenes de la celebración de Día de Muertos

eloriente.net

30 de octubre de 2017

Por Valery López

Estamos en esa época donde el frío de las mañanas se mezcla con aromas a chocolate, mole, cempasúchil, cacahuate tostado y pan de yema. En México el día de muertos es una celebración llena de colores, sabores y aromas. El tema principal es la muerte, que a pesar de ser intrínsecamente lúgubre, en estas fechas es el pretexto ideal para la convivencia y la fiesta.

Más allá de todo el color de esta celebración, es importante señalar que el día de muertos es un excelente ejemplo de la mezcla de las culturas prehispánicas con las tradiciones católicas traídas desde el viejo continente.

De hecho, desde los nombres de la celebración vemos esta mezcla. Comúnmente la conocemos como día de muertos, sin embargo también se le llama Día de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos. ¿Pero es la misma festividad?

Un documento que contiene una gran cantidad de información respecto a este tema es el Cuaderno 16 de la serie de Cuadernos del Patrimonio Cultural y Turismo emitidos por Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) en 2016.

En dicho documento encontramos diversos escritos en referencia al día de muertos, sus orígenes indígenas y su mezcla con las tradiciones católicas.

Por ejemplo, en el documento titulado “La festividad indígena dedicada a los muertos en México” encontramos que “Las festividades indígenas en torno a los muertos se llevan a cabo en 41 grupos étnicos de México, entre los cuales se encuentran los amuzgos, atzincas, coras, cuicatecos, chatinos, chichimecas-jonaz, chinantecos, chocho-popolocas, choles, chontales de Oaxaca y Tabasco, huastecos o teneek, huaves, huicholes, ixcatecos, ixiles, jacaltecos, matlatzincas, mayas, lacandones, mayos, mazahuas, mazatecos, mixes, mixtecos, motozintlecos, nahuas, pames, popolucas, purépechas, tepehuas, tepehuanos, tlapanecos, tojolabales, totonacas, triques, tzeltales, tzotziles, yaquis, zapotecos y zoques.”

De igual forma vemos una diferencia en cuanto a fechas, ya que por lo regular en algunas comunidades la celebración se lleva a cabo los últimos días de octubre (del 25 al 31) y los primeros días de noviembre (1 al 3). Sin embargo, otras, como los chontales de Tabasco extienden la celebración todo el mes de noviembre.

Por otra parte, en el texto “LA FESTIVIDAD DE TODOS SANTOS, FIELES DIFUNTOS Y SU ALTAR DE MUERTOS EN MÉXICO, Patrimonio “intangible” de la humanidad de Elsa Malvida, nos habla sobre la historia del Día de Todos los Santos y del Día de los Fieles Difuntos, dos celebraciones del catolicismo que tenían un objetivo muy distinto al de hoy en día en México.

En primer lugar el Día de Todos los Santos, a grandes rasgos, se creó para recordar a todos aquellos mártires católicos anónimos que fueron perseguidos en los inicios de la iglesia Católica. En dicha festividad se veneraban las reliquias de esos y otros santos que eran exhibidas en distintas iglesia a las cuales los feligreses tenían que trasladarse. El problema de llevar estos artilugios (que en su mayoría eran huesos) al continente americano, propició la creación de imitaciones de éstas que eran compradas por la gente más adinerada, mientras que los más pobres compraba las hechas por indios con azúcar.

En cuanto a la creación del Día de los Fieles Difuntos, la autora nos da la siguiente explicación:

Después de las pestes del siglo XIV, el 2 de noviembre del calendario cristiano se dedicó a orar por todos los Fieles Difuntos, es decir, los católicos del mundo conocido, ya que al inventar la Iglesia una tercera opción de la geografía del inframundo católico, el Purgatorio, dio oportunidad a que los fieles creyeran que gracias a sus plegarias y las de otros (sufragios), les otorgarían la licencia para salir del purgatorio en poco tiempo o para evitar la vida eterna en el infierno, el peor temor de esos siglos.

Por último nos explica detalladamente cómo estas dos celebraciones se mezclaron en México, y cómo a lo largo de los años fueron evolucionando por distintas situaciones, pasando de ser una verbena y paseo, a convertirse visitas a panteones apartados donde el cansancio del traslado propiciaba que los visitantes comieran y bebieran en las tumbas.

Sin dudas, el Día de Muertos es una celebración muy característica de México, a la cual se le ha anexado una esencia ancestral y prehispánica, que ha logrado generar, como en pocas ocasiones, una identidad con lo mexicano.

Si quieres leer más sobre este tema, puedes visitar el siguiente enlace: http://www.cultura.gob.mx/turismocultural/publi/Cuadernos_19_num/cuaderno16.pdf

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