(www.eloriente.net, México, a 4 de junio de 2018. Por Jaime Palau Ranz).- Una de las rivalidades deportivas más grandes que ha existido en México ha sido sin lugar a dudas la denominada Guerra Civil, protagonizada por dos equipos que siempre han tenido electrizantes choques: Diablos Rojos del México y Tigres Capitalinos. A partir del nacimiento de los Bengalíes la afición se dividió y las tribunas del antiguo parque Delta y después del Seguro Social, ubicado sobre el Viaducto del Rio la Piedad frente al Panteón Francés, se vieron abarrotadas cada vez que se enfrentaban; pintando de colores las butacas, el parteaguas era la tribuna central atrás del home, hacia el jardín izquierdo toda se veía azul y del centro hasta el jardín derecho imperaba el escarlata, la razón es que el dugout de Tigres estaba del lado de la tercera base y de Diablos era la caseta hacia primera.

Los enfrentamientos en el terreno de juego era únicos, llenos de garra, el deseo de ganarle al rival deportivo los impulsaba a entregar un extra en cada lanzamiento, y al ser los dos equipos de la capital del país, el duelo se denominaba “la Guerra Civil”. El parque del Seguro Social cerró sus puertas el año 2002 y ambos equipos se mudaron al Foro Sol, al Ing. Carlos Peralta (propietario de los Tigres por haberlos heredado de su padre) nunca le gustó este parche de estadio así que decidió cambiar de sede a su equipo e hicieron maletas hacia Puebla, donde fueron conocidos como los Tigres de la Angelópolis; ahí compartían el estadio con otro equipo de su propiedad, los locales Pericos de Puebla.

Los aficionados del Distrito Federal se sintieron agredidos por quitarles a su gran equipo y aunque iban a Puebla a ver algunos encuentros, sobre todo cuando enfrentaban a los archirrivales Diablos Rojos, poco a poco los fueron abandonando. Mientras tanto, los poblanos jamás se identificaron pues ya tenían a sus Pericos de gran tradición, así que los felinos buscaron pronto una nueva sede, la encontraron en Cancún donde se han arraigado pasaron a ser los Tigres de Quintana Roo.



Con el tiempo, el duelo con los Diablos fue perdiendo ese sabor y picor, creciendo en cambio la rivalidad con el hermano de los pingos, los Guerreros de Oaxaca, en parte se debió a que Diablos se fue a la Zona Norte y ya solo se enfrentaban dos series cada temporada, tres juegos recibía cada uno en su estadio y claramente no es suficiente para alentar una rivalidad deportiva, para el 2017 los Tigres fueron vendidos al igual que su base importante de peloteros, sobre todo los nacionales, ese mismo año Diablos jugó solo con peloteros mexicanos siendo dominado por los demás equipos con lo que no logró calificar a postemporada por segundo año consecutivo, para este 2018 las cosas han cambiado, ambos clubes se han reforzado y Diablos regresó a la Zona Sur con ello aumentan sus enfrentamientos.

Al término de la primera temporada del 2018, Diablos ocupó el segundo lugar y Tigres el tercero, con lo que es obligatorio el enfrentamiento de semifinales de la Zona Sur entre ellos, habrá que ganar cuatro de posibles enfrentamientos, todos serán trepidantes de principio a fin y de inmediato se volvió a sentir en el ambiente el orgullo de derrotar al rival de historia, con los Guerreros de Oaxaca eliminado, ya solo le queda al propietario de ambos, Alfredo Harp Helú, los Diablos como opción para ganar el torneo que lleva su nombre, la serie comienza en la capital del país, la conocida ahora como CDMX, los e quipos se han reforzado con talento extranjero como no lo hacían hace muchos años, lo que garantiza un gran espectáculo en el terreno de juego y llenos totales en las tribunas.

El primer juego se realizó en el estadio Fray Nano y fue dominado por los Diablos Rojos, imponiéndose en casa por marcador de seis carreras a siete, el jueves se realizó el segundo también en la capital, por coincidencia estaba en la Ciudad e hice un espacio para acudir al estadio, es precioso aunque muy pequeño en su aforo, máximo para siete mil personas cómodamente sentadas, agradezco a la directiva de Diablos por la deferencia al invitarme a disfrutar del juego en sus tribunas, cuando vi la ubicación de mi butaca hacia el lado de la tercera base sentí que me mandaban a la antigua zona azul, no fue así, ahora la caseta de Diablos está de ese lado, perfecta ubicación y de frente a la mega pantalla ubicada en el jardín derecho.

En cuanto al juego no hay mucho que analizar, solo dos cosas, Tigres pegó desde la primera entrada anotando cinco carreras, la postemporada no es momento de aguantar demasiado a los abridores, si no está en su mejor día mejor confiar en tus relevos, el abridor de Diablos salió en la segunda  cuando recibió la sexta raya, mucho castigo, nada fácil venir de atrás de tantas carreras, lo segundo a analizar del juego es que Diablos vino al cierre de la segunda entrada y conectó seis hits consecutivos, seis imparables ligados normalmente hubiera significado tres o cuatro anotaciones regresándolos a la competencia, sin embargo corrieron terriblemente mal las bases y la entrada terminó con solo dos carreras, un out en home y otro en tercera confirman la pobre actuación, marcador final 12 a 4.

En la tribuna conocí a un par de jóvenes directivos de Pemex, comentaron que analizan la posibilidad de patrocinar al equipo en las siguientes temporadas, ojalá se dé, urgen recursos para apuntalar este maravilloso espectáculo que es el béisbol, me sorprendió verlos sensatos y centrados, eso requiere México, nada que ver con la imagen de excesos y derroches de la Quina o Barragán, también observé con gran admiración que al término del juego, en la explanada de ingreso tocó una banda sonorense contratada por Diablos, la fiesta se animó en grande, no importó la hora ni que se hubiera perdido el juego, igual que en las tribunas convivieron con gran civilidad familias y fanáticos de los dos equipos, deberíamos aprender en todos los demás estadios, un aplauso y mi reconocimiento.

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Seguiré comentando la próxima semana.