Por: Jarumy Méndez

Se incendiaron las redes sociales, en una esquina Javier Alatorre y en la otra López Gatell. La razón: uno dijo en cadena nacional que el otro era un mentiroso y ya no le hicieran caso,  ¿Qué tienen en común si uno es comunicador y el otro epidemiólogo?  Que ambos son emisarios de dos entrañables «amigos». ¿Quiénes son los amigos? Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas que comprende TvAzteca, Banco Azteca y Elektra entre otras más empresas, y Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México y fundador de la 4T entre otras cosas peores.

La amistad entre el Presidente y el empresario Ricardo Salinas se empezaba a hacer pública desde antes del mandato de AMLO, de hecho, durante su campaña supimos que TAzteca apoyaba a este y que la televisión oficialista era Televisa. Basta por ejemplo, recordar la entrevista de cerca de una hora que precisamente Javier Alatorre hiciera a AMLO y a su esposa en su casa.

Pese al discurso de acabar con la mafia del poder, saco en el que echaba lo mismo a políticos que a empresarios, la amistad entre Andrés y Ricardo quedó sellada y hecha pública cuando se creó un grupo asesor en donde Salinas Pliego encabezaba la lista, luego vino la noticia de que los programas sociales se pagarían a través de Banco Azteca, los nombramientos dentro del gabinete de personajes icónicos en Grupo Salinas como Esteban Moctezuma al frente de la SEP y Jorge Mendoza Sánchez como director general de Banobras, hijo de Jorge Mendoza Garza, vicepresidente del Comité Ejecutivo de TV Azteca, y finalmente nos enteramos del contrato millonario entre la SEP y la empresa de Salinas Pliego.



La indignación de los mexicanos se hizo presente por el llamado que Javier Alatorre hiciera a «¿desobedecer?» al Subsecretario de Salud en lo referente al COVID-19, algo que tampoco es cierto del todo pues el reportaje evidencia con el testimonio de un Gobernador lo que desde un principio a nadie nos cuadra: el número de contagiados. Aunque la tendencia a defender a Gatell y atacar a Alatorre  y la causa de obedecer las medidas sanitarias pueden parecer muy legítimas y atractivas , lo que hay detrás de este trending topic  es una trampa.

En primer lugar de personificar dos posicionamientos, uno la medida de aislamiento voluntario «Quedarse en casa», que sin duda agudizará la crisis económica que empezó a construir decisión tras decisión Andrés Manuel López Obrador y el segundo, obviar esta medida y salir, ser productivos, enfermarse y ser inmunes o morir para seguir siendo productivos, algo así como la selección natural económica… ( ir a restaurantes y abrazarse, darse besos y comprar estampitas de protección). La primera posición, la medida sanitaria  mundialmente reconocida por la Organización Mundial de la Salud es la postura que debe tomar el Estado Mexicano a través de sus instituciones, pero como es una medida con la que no están de acuerdo ni Obrador ni Salinas, el elegido para personificarla, defenderla y aguantar todo el embate de cuestionamientos fue Hugo López  Gatell…porque el presidente, cuando el gobierno esté rebasado por la pandemia cuál Pilatos se lavará las manos atribuyéndole responsabilidad a Gatell . Y bueno a todo este recuento que es un secreto a voces, ¿Cuál es la trampa? La trampa está en ver el fondo de la botella.

¿Qué sociedad es ésta que revela el coranavirus? Una sociedad que ve la paja en el ojo ajeno y no en el propio. Nos hemos acostumbrado a tener que estar en dos bandos, entre fifis y chairos, entre la mafia o los redimidos, entre Alatorre y Gatell. En una sociedad poco tolerante pero permisiva, que busca el linchamiento mediático para hacer activismo pero que calla ante ofensas nacionales como los recortes presupuestarios a la salud, la ciencia y la cultura.  Estamos predispuestos a rehusarnos a disernir más allá de la agenda que eligen los medios de comunicación. Nos indignamos porque las empresas no están brindando facilidades para el aislamiento pero nos desentendemos cuando durante años México ha sido el país con pésimas condiciones laborales, dónde el 85% de sus empresas son tóxicas: jornadas y cargas laborales poco sanas o violencia laboral, tan solo durante el 2019 una persona por minuto enfrentó un riesgo en el trabajo y hubo 48 accidentes cada hora según datos publicados por el Economista.

Tenemos que entenderlo, no es Alatorre o Gatell, no es el apercibimiento o la petición de retirar concesión a TV Azteca. Es cuando el debilitamiento del Estado es tan fuerte que tenemos que hablar de personas y no de instituciones, cuando tenemos que hablar de videos, twits o conferencias matutinas y no de leyes, procesos, sentencias o mecanismos de contrapeso.

Hoy el desencanto de la Cuarta Transformación está en ver que en la función solo hubo cambio de actores, hoy TvAzteca ocupa el lugar oficialista que Televisa ocupó por mucho tiempo favorecida con contratos millonarios e impunidad.



Pero así como nos ha venido a enseñar el Coronavirus sus diferentes fases. Así, México se está transformando hacia su mayor trampa: la Dictadura.

Para ello, no necesitamos un general al mando. Basta con que en nombre de la libertad se decida tendenciosamente qué se entiende por libertades y a quien aplicarlas.

En el vídeo que publicó el Presidente para decir que «sí hay que hacerle caso a Gatel» hay palabras tendenciosas que revelan este peligro para  México.

«No debe haber linchamiento político por expresar ideas contrarias, que viva la libertad!, Esta prohibido prohibir…

Javier es un amigo que comete errores como todos, no está bien llamar a no hacer caso a la autoridad, llegamos aquí para hacer respetar las libertades, no al autoritarismo». Todas sus palabras se vuelven en su contra, de sobra está enumerar las veces que AMLO ha llamado a desobedecer la autoridad y ha llamado al linchamiento político por disernir, dividiendo a la prensa y llamándola «fifi» a todo aquél periodista que tenga otros datos de los que él tiene.

El futuro de la clientela de Grupo Salinas será marcada por la tendencia nacional del castigo, no consumir nada que tenga su sello, quizá cause un poco de temor a sus finanzas, ¿pero quién puede temer teniendo de amigo al Presidente?. Imagínalos comiendo juntos diciéndose mutuamente: «La casa pierde» y se ríen.

Quédate en casa.