Por: RFI/Vicenta Linares

Francia se prepara para la reapertura este martes 2 de junio de los restaurantes y bares en las zonas verdes, y en las zonas naranjas únicamente de sus terrazas. En este contexto muchos se preguntan si el humo generado por un cigarrillo puede ser un vector de contaminación.
Este martes 2 de junio vuelven a abrir en Francia los bares, cafés y restaurantes. Si bien en las zonas verdes no hay restricciones en términos de espacio, en las zonas naranjas, como París, sólo abrirán las terrazas. Cabe entonces preguntarse si el humo de los cigarrillos podría favorecer el contagio por COVID-19.



Según el Comité Nacional Contra el Tabaquismo (CNCT), los fumadores infectados por el coronavirus podrían ser vectores de contaminación mayores debido al tabaquismo pasivo, por su tos pero también por la presencia en el humo de partículas en las que se fijan el virus y que las demás personas podrían inhalar. Un problema que también existe con los cigarrillos electrónicos y el vaping, recalca el CNCT.

La asociación aconseja incluso una distancia de seguridad de 10 metros con un fumador, lo que es bastante incompatible con tomarse unas copas con amigos en una terraza: “Las nubes de humo y de vapor producidas se detectan hasta 10 metros alrededor del usuario. Si estas nubes son potencialmente contagiosas, tal distancia de seguridad debe ser respetada”.

Por otra parte, las partículas potencialmente contagiosas que transporta el humo se depositan en los muebles, las alfombras o la ropa, lo que genera un tabaquismo ultra-pasivo. Existe el riesgo de contaminación para cualquiera que entre en contacto con estas superficies donde el virus puede permanecer vivo durante varias horas o incluso días, estima el CNCT.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no va tan lejos y sólo recomienda proteger a los demás de su humo.