Homenajear a Silvia María, por Jaime Martínez Luna

Homenajear a Silvia Maria, es rendirle Homenaje a Oaxaca.

Un Cantor es reflejo de la energía de quien la escucha y le inyecta la pasión por la vida. Silvia recogió de Ocotlán, de Guelatao, de Huatulco, lo que es la ternura de un valle, la ceremoniosidad de la montaña o la pasión de la costa.

Escuché su nombre desde 1969. El 68 era una reciente herida del Pueblo. Ese terrible suceso sembró en Silvia la convicción de musicar el dolor de un Pueblo que veía acribillar a sus hijos.

Con ella cantamos en numerosos eventos que junto a José de Molina, Enrique Balleste, Amparo Ochoa, Gabino Palomares, gritábamos la terrible injusticia a que nos someten lo ubicados en el poder.

Con Trova Serrana, Silvia recogió de Venezuela, la energía que le cultivaba Oaxaca. No es su voz, mucho menos su estatura la constante en su canto, sino la rebeldía, la energía de buscar la equidad social.

También el amor hizo mella de su expresión, Arcelia y su poesía, le dieron motivo para que Silvia enamorara a Blancos y negros, principalmente a los Prietos.

Silvia ha sido lo Tradicional en la música, como lo innovador en sus letras, por eso representa la geografía poco modificada de lo agreste de Oaxaca, como también de los sueños de cada Oaxaqueña.

Si no la has escuchado es que no vives o eres Oaxaca, pues otros países desean tener esa decisión de compartir la vida, a través de este modo de cantarla.

Silvia Maria no está en la competencia, es compartencia cotidiana, a lado de Lila, Susana, Martha, y muchas más que rinden tributo a su origen.

Héctor Diaz ha acompasado con su guitarra el mensaje Oaxaqueño que porta Silvia. Y a todos nos ha hecho regresar al vientre de nuestra patria chica, con esa ternura que Oaxaca le siembra en cada concepto que emite.