César Martínez Bourguet en imagen de Geo Meneses Oficial 2015.

César Martínez Bourguet alguna vez dijo: «La música es un consuelo, entonces puede llegar al espíritu de todas las personas que la escuchen».

 




Por: Juan Pablo Vasconcelos

César tenía esa extraña cualidad de querer abarcarlo todo, arreglarlo todo, vivirlo todo.

De ninguna manera puedo decir que fui alguien muy cercano a él, pero yo lo sentía cerca porque de vez en vez cruzamos puntos de vista sobre muy diversos temas. Desde política cultural hasta aficiones musicales.

Él sin duda tuvo no solo aquella extraña cualidad sino que además la practicaba con holgura. Su talento era inconmensurable.

Por eso, hoy que en eloriente.net hemos sabido de su fallecimiento, debido a un accidente, no solo hemos acudido a presentarle a Oaxaca y al mundo nuestra demostración de luto, sino también recordarlo donde ha sido tan pleno: en el escenario y con su instrumento.

Hasta este día, formaba parte de la sección de Violonchelos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM). La misma fundada en 1936 y que han dirigido desde Enrique Diemecke, Eduardo Mata o Ronald Zollman.

Lo que quiero resaltar es la dimensión del intérprete que César ha sido.

En el 2005, en Voëls an Schlern, Italia, ganó el Primer Premio del Concurso «The Schlern International Music Competition y, el mismo año, el Premio a la mejor interpretación de Sonata en el Khachaturian International Cello Competition en Yerevan, Armenia.

De hecho, entrados en laureles 2004 y 2005 fueron muy importantes, pues también ganó concursos en Houston.

Fue miembro de la Florida Grand Opera Orchesta de Miami; de la Orquesta Sinfónica de Minería y de la Filarmónica de la Ciudad de México.

Nunca olvidar a su maestro iniciático Arturo Martínez San Juan. Además, su padre.

En particular, yo lo descubrí en su grabación Martínez Bourguet Quartet plays Silvestre Revueltas de 2007. De hecho, me reuní con él y con su hermana para conversa sobre el disco y los planes a futuro.

Siempre con planes, siempre con ímpetu.

En alguna entrevista, César resumió muy bien este gusto por la vida: «en el momento en que toco con el cuarteto trato de absorber lo que el compositor quiso expresar. Personalmente me gusta acoger todo tipo de vivencias que me comparten, porque hace mucho más rica la experiencia de tocar con ellos».

La vida, nos enseñó, es absorber.

Enviamos siempre un abrazo a sus hermanos, familia, amigos, seguidores. La música está de luto.