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28 de agosto de 2012
  • Una escultura con la representación de ese animal, de casi una tonelada, fue hallada en el sitio prehispánico de Izapa, en la región del Soconusco; su antigüedad es de 2,000 años
  • El monumento se encontró en el lecho de un río, y por su peso no fue rescatada de inmediato hasta hace unos días, mediante maniobras que requirieron siete horas

Una escultura monolítica con la representación de un jaguar echado, de casi una tonelada, fue descubierta recientemente en el sitio prehispánico de Izapa, en la región del Soconusco, Chiapas. La pieza grabada, que se estima tiene 2,000 años de antigüedad, fue hallada en el lecho de un río, y debido a su peso no fue sacada de inmediato, hasta hace unos días, cuyas maniobras de rescate, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), requirieron más de siete horas.

Esta es la escultura número 91 que se registra en la zona arqueológica de Izapa, uno de los sitos prehispánicos de Chiapas con mayor cantidad de monumentos descubiertos —284 a la fecha—, entre esculturas, estelas, altares y tronos. Algunos de los monolitos son lisos y otros tienen grabados que han sido calificados por los expertos como extraordinarios por la calidad de los trazos y la riqueza iconográfica.

En los monumentos de Izapa está plasmada la cosmovisión del pueblo que edificó esta ciudad hace aproximadamente 2,500 – 2,000 años, posiblemente de filiación mixe-zoque, anterior a la cultura maya; algunas imágenes hacen referencia a diversos mitos que están narrados en elPopol Vuh, libro sagrado de los mayas.

Emiliano Gallaga Murrieta, director del Centro INAH-Chiapas, informó que el nuevo monumento mide 1.38 metros de largo por 87 centímetros de alto y 52 centímetros de espesor, “solo esta grabado por una de sus caras con la fisonomía de un jaguar, con las patas delanteras y traseras flexionadas como si estuviera echado”.

El arqueólogo destacó que esta pieza no solo incrementa el acervo escultórico de Izapa, sino que reitera la importancia de dicho animal en el pensamiento ritual de las culturas mesoamericanas, además de que muestra la sensibilidad de un pueblo para plasmar conceptos en piedra.

Abundó que se trata de una escultura de bulto que posiblemente estaba en proceso de elaboración porque el resto de la pieza es liso. “Las esculturas de Izapa se realizaban con piedras porque no había metales en esa época, y en algunos casos los indígenas usaban cinceles de jade. Por las características del monumento y del material asociado, se estima que puede tener una antigüedad aproximada de dos mil años”.

El monolito se encontró a finales de la temporada de campo 2011 del Proyecto Reconocimiento Regional de Izapa, dirigido por el arqueólogo Robert M. Pinter Rosenswig de la Universidad de Albany, mediante el cual únicamente se examinó la superficie donde se asienta Izapa, que consta de 127 hectáreas, desde la costa hasta pie de monte.

“En dicho proceso, al final de la temporada de campo, se localizó una piedra labrada de grandes dimensiones sobre el lecho de un arroyo que desemboca en el río Izapa, dentro de la propiedad del señor Rafael Hernández Josorio; la roca estaba boca abajo por lo cual no se distinguían los motivos iconográficos, solo se alcanzaba a ver que estaba labrada.

“Por sus dimensiones y el sitio donde se encontró la piedra no se pudo sacar de inmediato y se dejó ahí, para rescatarla en la siguiente temporada que comenzó en este mes de agosto”, comentó Gallaga Murrieta.

El director del Centro INAH-Chiapas agregó que el monumento se localizó en el lado noreste del sitio de Izapa, a cinco metros de un edificio de pequeñas dimensiones nombrado montículo 53; la hipótesis que han establecido los arqueólogos es que el Monumento 91 pudo estar originalmente en la parte superior de la Estructura 53 y en algún momento cayó o fue deliberadamente desplazado.

Dicho montículo es una construcción de pequeñas dimensiones que tiene asociadas estelas y monumentos, pero aún no se ha estudiado por lo que se desconoce la función que tuvo en la época prehispánica.

Emiliano Gallaga comentó que además de la escultura monolítica, en el lecho del río también se encontraron metates y una tinaja de piedra, así como piezas de cerámica, entre las que destacan vasijas trípodes con las patas decoradas, fechadas para el periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.).

Maniobras de rescate del jaguar monolítico.


El delegado del INAH en Chiapas explicó que las maniobras para rescatar la escultura prehispánica comenzaron a las 7 de la mañana y después de 5 horas, los 10 trabajadores que participaron en el rescate, lograron  sacar el monumento del lecho del río.

Las labores fueron dirigidas por los arqueólogos Robert M. Pinter y Emiliano Gallaga, durante las cuales se usó un sistema de poleas adaptado en el lugar con polines y cuerdas, que sirvió para alzar la escultura y subirla a una camioneta del INAH.

Finalmente a las 14:00 horas fue trasladada hasta el Grupo F, a 500 metros de donde se encontró, para ser resguardada dentro dicho sector de la Zona Arqueológica de Izapa.

Gallaga Murrieta informó que la escultura del jaguar será sometida a un proceso de conservación, en el que será limpiada para poder analizar con más detenimiento su iconografía, toda vez que tiene una capa de musgo y líquenes que  impide observar detalles de los motivos grabados.

Izapa se localiza en el municipio de Tuxtla Chico, cerca del volcán Tacaná. Es uno de los centros más importantes en la historia cultural precolombina des esa región del país. Los arqueólogos consideran que el asentamiento prehispánico fue edificado por grupos de filiación mixe-zoque que en algún momento de su desarrollo crearon su propio estilo, denominado estilo Izapa.

 

Foto: INAH