Por: Omar Alejandro Ángel

I.

Detente. Tus huesos comienzan a lastimarme y tu llanto, constante desde horas atrás, me empapa. ¿No entiendes lo desgastante que es para mí verte así? Lamentablemente, no puedo cambiar la situación: estás solo.

II.

Tu furia me encuentra como la víctima ideal. Con el cuchillo (uno de los muchos regalos con motivo de la perfecta unión) desgarras sobre mí a todos y cada uno de los ingredientes de los platillos que ninguno de ustedes dos comerá. Prefiero ser yo quien reciba esto en vez de ÉL.

Yo nací para esto, ÉL no.

III.

Aunque el sol te dibuje como un gigante, desde mi ventana es todo lo contrario. Te veo desde aquí, por última vez, dentro de mucho.

IV.

Estás cansada, herir agota incluso al más cruel. Rabietas muchas, sollozos pocos, “amor”… nulo. Buscas dentro de cuatro paredes aquello que se esfumó en tu interior desde hace ¿una vida? mejor dos: has arruinado otra.

V.

Ya no entiendo.

VI.

No somos más que espectadores; sin embargo, podemos afirmarles (a ella y a ti) que In secula seculorum expresa la mayor falacia.

VII.

Al menos ya no me desgarras. Sentada en él lo empapas con tu llanto como en algún momento, ÉL. Te veo desde lejos y comprendo que no hay más. Incluso unos cuantos pasos crean un abismo entre nosotros, entre él y yo, y entre ÉL y tú.

VIII.

Ahora tú, contigo, yo.

Detente. Tus huesos comienzan a lastimarme y tu llanto, constante desde horas atrás, me empapa. ¿No entiendes lo desgastante que es para mi verte así? Lamentablemente, no puedo cambiar la situación: estás sola.

IX.

ÉL ha vuelto.

Él y yo sufrimos en silencio su incomodidad. Yo, desde mis cuatro patas y él, contigo encima, bañado en llanto; con su terciopelo empapado. ¿Qué más podrían decir?

X.

Incluso cuando habíamos perdido la fe, ÉL intenta renacerlos. Sales llagan su rostro. Toma sus últimas -y muy pocas- pertencias, camina…

-Oye… – (incluso cuando habíamos perdido la fe…)

Se aproxima a mí, siento que deposita algo cálido en mi torso.

-… te dejé un beso sobre la mesa.

 

La puerta se cierra.

 

Foto: Ramón Peco, Algunos derechos reservados.