Esta Editorial, particularmente, está Firmada por el Director:

Juan Pablo Vasconcelos

eloriente.net

22 de noviembre de 2012

La Sección XII del sindicato de profesores con sede en Oaxaca ha llegado a un momento crítico en su relación con la ciudadanía.

Si bien es cierto que muchos oaxaqueños reconocemos la labor de numerosos maestros que a lo largo de los años han trabajado por la educación de niñas, niños y adolescentes, también es cierto que da la impresión de que las dirigencias y sus seguidores han perdido de vista la realidad que les rodea, una realidad que está ávida de fortalecer los valores democráticos, la convivencia social y de sentar las bases de un estado con mejores condiciones sociales e individuales.

De esta forma, la Sección XXII ha asumido que sus argumentaciones son La Verdad y que sus métodos son legítimos porque con ellos persiguen instaurarla.

Instaurarla en un medio que según ellos vive en la mentira y cuyos habitantes somos todos menores de edad a los cuales no hay que convencer sino forzar.

Por eso, quien no esté de acuerdo con sus métodos y sus argumentaciones entonces personifica el Ogro, un ogro imaginario y revestido de símbolos, mezcla del malo, el ambicioso y el traidor a la patria que desde hace muchos años ellos mismos han caricaturizado.

Esta construcción de la realidad de la Sección, propiciadora del desencuentro y la división social entre buenos y malos, con base en una ética magisterial anquilosada, setentera y maniquea, ha provocado que el sentido común de los ciudadanos, que no somos menores de edad, pongamos en tela de juicio tanto sus argumentaciones como sus métodos y ejerzamos el derecho fundamental de discernir y disentir.

Como resultado, hay que decir que una buena parte de la ciudadanía está a favor de la XXII. Pero también una buena parte disiente de la XXII, así como disiente con otras figuras públicas y privadas incluyendo a las gubernamentales.

La diferencia es que la Sección eso no lo tolera, son inadmisibles para ellos la pluralidad, la tolerancia y el discernimiento. Por eso, la realidad de la XXII es profundamente antidemocrática, porque no practica los valores y principios de la misma.

En este punto, justo en este punto, es cuando rompe las ideas, las creencias, las convicciones y la voluntad de miles de personas que, por el contrario, creemos que son esos los valores que debemos fortalecer, asumir la democracia como la plasma la Constitución de México: «no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo».

Porque estos asuntos han sido puestos de lado por la XXII es que han sido posibles los hechos de Mitla.

Pero, aunque preocupa lo acontecido preocupan más sus consecuencias. ¿Alguien cree que los ánimos han quedado restaurados luego de la liberación de los retenidos? ¿Alguien cree que los bandos no se separarán aún más luego de la exhibición que protagonizaron?

En suma, ¿Alguien cree que las personas que participaron en esos hechos podrán en breve sentarse de nuevo en la mesa, convivir pacíficamente, construir brazo a brazo mejores condiciones para su comunidad y sus familias?

Si la realidad de la XXII sigue siendo tan diametralmente opuesta a la realidad de quienes deseamos vivir los valores democráticos, entonces su relación con los ciudadanos será cada día más tensa y confusa, hasta más violenta, porque en nuestros tiempos nadie posee la verdad y nadie puede actuar por encima de la ley que reconocemos todos y que se nos hace cumplir a todos.

 

Estimado usuario, deja tus comentarios: