Por: Adrián Ortiz Romero

+ Generar interés: reto común, gobierno-PRI

Todos en Oaxaca se dicen tranquilos, y hasta esperanzados, por la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República. Unos hablan de las promesas hechas por el ahora Presidente a nuestra entidad; y otros, de la necesidad del trabajo conjunto y la coordinación institucional para atender los asuntos prioritarios. Todas son simples expectativas. ¿Unos y otros ya se habrán preguntado, en frío, qué interés real por Oaxaca puede tener el nuevo Presidente de la República?

La pregunta no es ociosa, y tampoco es fatalista. Pues pareciera que ante la llegada del nuevo Mandatario federal, todos en Oaxaca se sienten seguros de que algún débito político tiene pendiente el nuevo gobierno de la República con nuestra entidad, y que por ese solo hecho habrá muestras de voluntad, de trabajo, de coordinación, de inversión y de atención, por parte del gobierno federal, para los temas de desarrollo, de economía, de partidismos y hasta de ganas de hacer política, a favor del gobierno, de los partidos, o de los políticos locales.

Lo cierto es que, en rigor, bien puede ser nada lo que le interese a Peña Nieto de Oaxaca. Si lo vemos en términos no sentimentales, bien podremos ver que para el nuevo Presidente nuestra entidad habrá de ser un dolor de cabeza, más que una “joya de la corona”, un tema de interés o un desafío político o partidista. ¿Por qué? Porque hoy, todas las condiciones de la entidad son adversas tanto para el nuevo partido en el poder presidencial, como para el gobierno federal mismo. Veamos esto a detalle.

Oaxaca está gobernado no sólo por una fuerza política opositora, sino por un conjunto de partidos, todos opositores al PRI, que además han volcado, desde el poder del Gobierno del Estado, su apoyo y sus lealtades a la izquierda radical de Andrés Manuel López Obrador. El nuevo Gobierno de la República —que ha demostrado ser experto en el análisis de escenarios electorales— sabe que, en términos de política, le sale más barato arrinconar a los aliados de sus adversarios, antes que querer dominar esas plazas. Si lo vemos así, entonces Peña Nieto tendría más ganas de olvidarse de Oaxaca, que de querer venir a arrebatársela políticamente a los grupos que ayudan a sus adversarios.

No obstante, esa razón no tendría que significar que Peña Nieto, o el PRI nacional, tenga interés en revitalizar al priismo local. En la elección presidencial, quedó claro que Oaxaca representa para el PRI una cierta proporción de voto duro que se maneja directamente desde coordinaciones nacionales, y que para esos efectos es intrascendente el trabajo territorial que se pueda hacer en Oaxaca.

La muestra de eso la puso el propio resultado electoral en la entidad, en el que Peña obtuvo más de medio millón de votos, a pesar de que aquí el trabajo territorial de promoción del voto estuvo pulverizado; a pesar también de que la mayoría de las candidaturas no tuvieron capacidad e interés en invertir en sus campañas; a pesar de que los recursos asignados para la movilización de estructuras electorales, quedó de nuevo en unas cuantas manos y no llegó a sus destinatarios finales.

En resumen, el PRI nacional ya vio que pueden seguir siendo competitivos, a pesar, y no con la ayuda, de los priistas oaxaqueños, a los que continúa siendo complejo reconciliar, sumar a la causa partidista, y quitarles el ánimo de sabotear a su partido con tal de ver perder a los correligionarios que en realidad asumen como sus enemigos internos. Saben, hoy, que el poder de la televisión hace más que toda una “clase política” que en Oaxaca no termina de asumir sus condiciones actuales.

¿CÓMO GENERAR INTERÉS?

El presidente Vicente Fox no tuvo interés en Oaxaca, y por eso la atención que dio su gobierno fue apenas la mínima decorosa como para demostrar que el pacto federal sirve para que se atienda a todas las regiones y entidades de la República Mexicana. Después, por sus aversiones personales contra el PRI, y particularmente contra el grupo del entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, el presidente Felipe Calderón tampoco hizo gran cosa por la entidad: prometió más de lo que hizo; su gobierno invirtió en la entidad con desgano, y sólo por pactos políticos con el PRI, pero nunca convencido de que Oaxaca fuera una prioridad para su gobierno.

¿Qué se puede esperar, en frío, de Peña Nieto? ¿Que venga a Oaxaca a gastarse sus capitales políticos, para arrebatarle al grupo gobernante una militancia prolopezobradorista que no podrá arrancarles ni con solvente? ¿Vendrá a tratar de hacerles la guerra electoral, a sabiendas que el grupo que gobierna la entidad no se tentará el corazón para mantenerse en el poder que hoy ostenta?

Y frente al devastado priismo local: ¿Tendrá ánimos, o algún interés, el presidente Peña Nieto de que su gobierno derroche recursos económicos y políticos para rescatar de la derrota a un grupo político priista —el de los herederos del ex gobernador Ruiz—, que no sólo no ha buscado realmente la reconciliación entre sus compañeros de partido, sino que en realidad, a través de la vida artificial que le da el CEN priista, es uno de los lastres más pesados e impresentables que aún debe sortear la dirigencia nacional del priismo?

Lo cierto es que el reto, hoy, es para todos los grupos —gobernantes y opositores— que integran la clase política de Oaxaca. No se trata de ser entreguistas ni aferrados, sino de buscar las condiciones idóneas para que aquí la política sirva para algo más que generar problemas. Ese reto consiste en generar las condiciones que hagan atractiva en la entidad, no sólo la inversión o la atención social o de gobierno por parte de la Federación, sino que también animen al grupo gobernante a no dejar simplemente abandonada, de nuevo, a nuestra entidad…

Pues es evidente que el presidente Peña Nieto tendrá tantos problemas en qué pensar y ocuparse, que si Oaxaca no le representa una preocupación o un tema de interés real, y sólo nos ve partir de los problemas y los conflictos de siempre, entonces en la entidad pasaremos seis años más arrumbados en el olvido de la Federación.

 

¿…Y LAS DELEGACIONES?

Habrán notado que de repente se apagó toda la expectativa por ver quién ocuparía las delegaciones federales en la entidad. A partir de hoy comienza oficialmente la cuenta regresiva para el “piñatazo”. En el reparto veremos los arreglos y el reacomodo real del priismo oaxaqueño. No esperemos arreglos tersos. Esto apenas comienza.