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11 de enero de 2014

Por: Samael Hernández Ruiz para ELORIENTE.NET

Sergio Zermeño en un artículo relativamente reciente, hace un diagnóstico en el que señala la incapacidad de los movimientos sociales en México para mantenerse y procurar mejorías observables en las condiciones de vida de sus seguidores, a diferencia de lo que ocurre con algunos movimientos en Brasil, por ejemplo (Zermeño, 2012).

Los movimientos sociales mexicanos son predominantemente maximalistas en sus demandas, muy propensos a postular como consigna el «todo o nada», a no negociar y en cambio, presentarse muy fuertes en su actitud de repulsa a las supuestas pretensiones del Estado, o de otros actores, que consideran una amenaza.

Lo anterior tiene que ver con las observaciones de Marco Antonio Estrada Saavedra sobre la APPO (Saavedra, 2013), cuando se refiere a su emergencia en el 2006 en Oaxaca. Destaca su gran capacidad de convocatoria y movilización, pero también su aspecto complejo en tanto observa la emergencia de lo que llama la retórica de la traición, que vuelve inviable cualquier negociación o postura reformista del movimiento.

Otras observaciones coinciden en esta aparente incapacidad de los movimientos sociales mexicanos para avanzar en una gradual y evidente mejoría para sus integrantes y por el contrario, muestran una propensión a desarticularse hasta desaparecer prácticamente del escenario social.1 En otras palabras, en México observamos la emergencia de movimientos sociales estériles. Lo anterior es muy grave, pues los movimientos sociales juegan un papel muy importante en la mejora de la sociedad; pero en nuestro país por alguna razón no parecen estar jugando ese papel primordial.

En mi opinión, el problema de los movimientos sociales estériles, concebidos como sistemas de protesta (Saavedra, 2012), es que emerge en ellos un sistema de conflictos que toma el control de su autopoiesis y conduce a los sujetos a acciones del tipo que observan tanto Zermeño como Estrada.

La afirmación anterior me lleva a la sociología de Niklas Luhmann (1927-1998). No pretendo hacer un resumen de los planteamientos de este autor, dejaré al lector en libertad de profundizar en el estudio de la propuesta de este destacado teórico de la sociología, si así lo desea.

Baste saber, que este autor ha provocado un impacto considerable en las ciencias sociales y que su lectura y comprensión se hace obligada. Debo aclarar que no afirmo lo anterior con fines de divulgación, sino de reto. La teoría de los sistemas sociales de Luhmann es fascinante y por lo mismo deberíamos sentirnos obligados a ponerla a prueba confrontando las hipótesis, derivables de sus postulados, con la realidad de nuestras sociedades. Veamos brevemente algo de lo que la mencionada teoría afirma.

Los sistemas

El mundo es todo cuanto es, y no puede conocerse sin una diferenciación. En efecto, si intentáramos percibir la realidad tal y como nos es dada, nuestro cerebro se llenaría de sensaciones: imágenes, aromas, texturas, sonidos, etc.; todo de manera simultánea, que es como ocurren las cosas en el mundo. Para poder observar, realizamos una operación que consiste en poner en primer plano aquello que nos interesa y dejar en el fondo lo que dejamos pendiente, con esto, no sólo observamos, sino que le damos sentido a las cosas del mundo. En la teoría de Luhmann, lo anterior se denomina hacer una distinción. Resulta evidente que, al mismo tiempo que hacemos una distinción, marcamos una indicación. Esto se parece a lo que hacíamos de niños cuando sobre la tierra trazábamos un círculo para jugar al trompo. Al trazar el círculo hacemos una diferencia entre lo que está fuera del círculo y lo que está dentro; pero al mismo tiempo hacemos una indicación, porque al quedar nosotros encerrados dentro del círculo, señalamos de qué lado estamos.

La teoría de los sistemas sociales afirma que en el mundo real, los sistemas se originan de una manera similar a cuando se traza un círculo en el suelo, esto es, mediante la diferenciación de su entorno (Luhmann, 1991). El sistema emergente no se separa del entorno, sólo se distingue de él; por eso podemos decir que en realidad debemos hablar de una diferencia que representamos como Sistema/Entorno.

El sistema al diferenciarse de su entorno, establece también una indicación que le otorga identidad. ¿Cómo se logra esto?: mediante una operación. Debo aclarar que la teoría de Luhmann se refiere sólo a los sistemas que pueden reproducirse a sí mismos, es decir, a los sistemas autopoiéticos.

Retomo el tema de la operación. De acuerdo con la teoría de los sistemas sociales, las operaciones son procedimientos que utiliza el sistema para reducir la complejidad de su entorno. El entorno es desorden total. Es decir, su entropía es muy alta, por tanto las posibilidades de combinación de sus componentes es también muy alta y expresa con esto su nivel de complejidad.

Cuando en el seno de esta complejidad un proceso vincula de cierta manera a ciertos elementos y es capaz de mantenerse por un tiempo, se dice que comienza un proceso de diferenciación sistémica. Aunque este hecho es altamente improbable, sabemos que en el universo ocurren estas cosas, porque los sistemas existen.

Si el proceso se mantiene lo suficiente como para producir los elementos que vincula, se estará ante una operación que ha efectuado una distinción y una indicación, por tanto, se estará en presencia de la diferenciación de un sistema. En los sistemas sociales esa operación es la comunicación. Por esta razón, la teoría luhmanniana establece una igualdad entre sociedad y comunicación: sociedad = comunicación.

Antes de entrar al tema del sistema de comunicación o sistema social, intentaré explicar cómo se da la relación entre el sistema y su entorno.

Acoplamiento Estructural

Los sistemas que se autoreproducen, se diferencian de su entorno mediante una operación sobre la cual el entorno no puede influir, sólo la operación puede influirse a sí misma; por eso se les denomina sistemas autopoiéticos. Lo anterior significa que los sistemas autopoiéticos son sistemas operacionalmente clausurados. Pero si están, digamos, “sellados” en relación con su entorno, ¿cómo interactúan uno con el otro?

Es evidente que el entorno «afecta» al sistema. El concepto de acoplamiento estructural, permite comprender y observar la dinámica sistema/entorno, sin violar el principio de clausura operacional de los sistemas autopoiéticos.

Para comprender como ocurre el acoplamiento estructural sistema/entorno, es importante el concepto de evento. Un evento, es aquello que ocurre en un sistema de manera instantánea, es decir, que aparece e inmediatamente desaparece de lo que conceptualizamos como realidad.

En el entorno ocurren simultáneamente miles, millones de eventos. Al interior del sistema (que debemos imaginar adjunto al entorno, pero sólo imaginar), dichos eventos son identificados por su estructura como ruido. El sistema a partir de la operación de observación, misma que distingue e indica al mismo tiempo, selecciona y le da sentido al ruido, de modo que “construye” un elemento propio y sólo del sistema, que le permite responder a las “presiones” del entorno. Este elemento formado, contribuye a mejorar la capacidad de reacción del sistema con respecto al comportamiento de su entorno; de esta manera un sistema al volverse más sensible a lo que acontece a su entorno, se vuelve también más complejo en la medida en que se enriquece su estructura.

Considerando la descripción anterior y sus supuestos, podremos establecer provisionalmente una definición:

El acoplamiento estructural es la relación de un sistema con los presupuestos del entorno que deben presentarse, para (a) mantener su autopoiesis, (b) incrementar su complejidad y (c) diferenciarse internamente o evolucionar.2

Con estos conceptos elementales, intentaré describir algunas propiedades de los sistemas sociales.

Sistema Social

En la interacción entre dos seres humanos, la simple percepción de uno y otro (Alter/Ego), presenta un problema en apariencia imposible de resolver: ¿cómo debe actuar Alter frente a Ego y Ego frente a Alter, suponiendo que ambos esperan la actuación del otro para efectuar la suya? A esta situación se le denomina Doble Contingencia. El juego de la percepción, las expectativas que se despiertan en Alter y en Ego y el paso del tiempo, propician la emergencia de un fenómeno importante: la comunicación (Luhmann, 1991).

La comunicación desde la perspectiva de la teoría de sistemas sociales, dista del concepto tradicional. En la teoría de Niklas Luhmann, la comunicación es un sistema que se reproduce a sí mismo y cuya función no es que los seres humanos involucrados se comprendan; de hecho, su única función es reproducirse como sistema diferenciado de su entorno. ¿Qué sucede entonces? La comunicación como sistema, opera como una liga dinámica entre dos o más sistemas psíquicos con los cuales está interpenetrado. 3 La muta irritación entre sistema psíquico y sistema de comunicación propicia la autopoiesis de ambos.

La comunicación hace por principio posible que el problema de la Doble Contingencia se resuelva y por tanto, que la acción colectiva encuentre condiciones para su realización, surge con esto el principio del orden social y, por tanto, el fenómeno que con su evolución constituirá el campo de la sociología.

La teoría de Luhmann describe cómo se auto-reproducen (autopoiesis) dichos sistemas, explica porqué son capaces de atribuir sentido a las cosas, cuáles son sus elementos, cuáles sus propiedades más destacadas y cuáles sus tipos principales. En cuanto a esto último, Luhmann sostiene que existen cuatro tipos de sistemas sociales: la Interacción Alter/Ego; las Organizaciones, los Sistemas de Protesta y los Sistemas Funcionalmente Diferenciados (Economía, Política, Educación, Derecho, Ciencia, etc.). Todos estos sistemas no guardan una relación de jerarquía, ni emergen condicionados por algún tipo de sujeto, territorios u objeto; todos son sistemas de comunicación que emergen o se mantienen en latencia, se irritan, autoobservan, pero sobre todo, se auto-reproducen. Cada uno de esos sistemas, tiene como entorno a todos los demás.

Los sistemas de protesta “…pueden entenderse, entonces, como el modo específico de resolver la doble contingencia, ya que organiza y enlaza la comunicación interna del movimiento en torno al tema en cuestión, permitiendo, además, la formación de estructuras de expectativas, identidades (nosotros-ellos), perspectivas de observación (…), reconocimiento de actividades inherentes y ajenas y de toda la complejidad interna de este sistema.” (Saavedra, 2012, p. 38)

Además de estos sistemas, existen otros que son menos evidentes pero suya posibilidad de emergencia es evolutivamente cada vez más frecuente como los sistemas de conflicto.4

Los sistemas de conflicto tienen su posibilidad de emergencia en la aparición de la negación en cada nuevo enlace de un proceso de comunicación. Una negación en un proceso de comunicación luhmanniano, no es una simple negativa; sino el incumplimiento de una expectativa de uno de los dos participantes que “enciende” una señal de alarma y obliga al sistema a un proceso de reflexión que por lo regular incrementa su complejidad interna o deviene en un conflicto que se define por una doble contingencia negativa, que podría resumirse con el enunciado: “No haré lo que dices, si tu no haces lo que yo digo”.

La doble contingencia negativa no impide la comunicación; por el contrario la intensifica y convierte a los actores vinculados con ella en más reflexivos y dispuestos a la acción; siempre en sentido contrario al establecido por una de las partes.

Una de las características más importantes, para mi propósito, de los sistemas de conflicto, es que pueden tomar la dirección de la autopoiesis de otros sistemas, lo que provoca que las operaciones de dichos sistemas y sus estructuras, que son siempre estructuras de expectativas, sean determinadas por las estructuras del sistema de conflicto, los códigos y programas de los sistemas afectados, podrían incluso permanecer sin muchas alteraciones. Estos sistemas de conflicto, son

sistemas “parasitarios” que pueden emerger en una organización que es otro tipo, como hemos dicho, de sistema de comunicación o sistema social. El sistema de conflicto puede emerger en cualquier otro sistema, incluso en los sistemas de protesta.

De aquí que una pregunta pertinente en el marco de la teoría sociológica de Luhmann, es preguntarse por las condiciones que hacen posible la emergencia de sistemas de conflicto que toman el control de los sistemas de protesta.

¿Por qué dicho sistema de conflicto no emerge en otros movimientos, como algunos movimientos sociales brasileños que menciona Zermeño?

Una primera hipótesis es que los sistemas de protesta en México, no sólo responden a una amenaza, sino que conducen a la exigencia de inclusión en el sistema político. Es posible que la diversidad de intereses al interior de los sistemas de protesta, produzca ciertas condiciones, como la retórica de la traición, de esta manera el sistema de protesta busca mantener su estabilidad, la retórica de la traición operaria como componente inmunológico del sistema de protesta, para mantener integrados a sus participntes y asegurar que el incremento de su base social no lo lesione.

No obstante, el acoplamiento estructural de los sistemas de protesta con el sistema político y el sistema económico, transforman la amenaza en peligro inminente, lo que provoca que las estructuras del sistema de conflicto tomen el control de la autopoiesis del sistema de protesta, creando las condiciones de posibilidad de acciones centradas en la negatividad, misma que propicia el estancamiento o la involución de dichos sistemas de protesta.

La sola hipótesis de la dinámica entre sistemas de protesta y sistemas de conflicto no es suficiente para explicar lo que sucede con los movimientos sociales en México; por el contrario, se requiere de un análisis profundo de las condiciones de emergencia de conflictos en el contexto de la teoría de sistemas, una revisión de la auto descripción de los sistemas de protesta disponibles, el estudio de las diferentes teorías no sistémicas del conflicto y su aplicación a los movimientos sociales, para con todo ello, intentar observar cómo es posible que emerjan movimientos sociales estériles.

 

1 En el número de enero 2014 de la revista Nexos, publican dos artículos que hacen un balance de los resultados de la insurgencia del EZLN de hace 20 años: (Rios, 2014); (Estrada Saavedra, 2014) 

2 Esta definición se apoya en la ofrecida por: Giancarlo Corsi/Elena Esposito/Claudio Baraldi. GLU. Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. Universidad Iberoamericana. 1996. México, pp. 21-24. También podemos aproximarnos al concepto de acoplamiento estructural desde una perspectiva metodológica:

«Los acoplamientos estructurales son-tal como los trata Luhmann – empalmes temporales de unidades de observación independientes, en los que se encuentra en primer plano la perspectiva del observador, quien, sin necesidad de penetrar en ellas, puede comprobar que estas se reúnen a veces y que, ante distintas circunstancias o cambios, adoptan los mismos valores o valores complementarios, pudiendo actuar en ciertas ocasiones como si fueran un sistema homogéneo (aunque se trata de dos sistemas «acoplados»). Silvia Molina. La investigación de segundo orden en ciencias sociales y su potencial predictivo: el caso del proyecto de identidad y tolerancia. En Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, mayo-diciembre de 2001/Vol. XLIV, Num. 182-183. UNAM, México D.F. Pp. 17-46.

3 La interpenetración es un tipo especial de acoplamiento estructural que propicia la co-evolución de ciertos sistemas. 

4 “… el concepto de conflicto se refiere a un procedimiento de comunicación preciso y empíricamente concebible, se refiere a un “no” comunicado que responde a una comunicación anterior.” (Luhmann, 1991, p. 390) 

 

Trabajos citados 

  • Bolos, S. & Estrada Saavedra, M., 2013. Recuperando la palabra. La Asamblea Popular de los Pueblo de Oaxaca. En prensa.Fotocopias. ed. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana.
  • Corsi, G., Esposito, E. & Baraldi, C., 1996. GLU. Glorario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. Primera ed. México Distrito Federal: Universidad Iberoamericana A.C./Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
  • Estrada Saavedra, M., 2014. ¡Ya basta! A 20 años del levantamiento del EZLN. Nexos, Enero, XXXVI(433), pp. 19-23.
  • Galindo, J., 2012. El método funcional en la teoría de sistemas. En: Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 420-440.
  • Luhmann, N., 1991. Sistemas Sociales. Lineamientos para una Teoría General. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana/Alianza Editorial.
  • Rios, V., 2014. Chiapas, peor que ayer. Nexos, Enero, XXXVI(433), pp. 25-27.
  • Saavedra, M. E., 2012. Riesgo, miedo y protesta: los movimientos sociales en la obra de Niklas Luhmann. En: Protesta Social. Tres estudios sobre movimientos sociales en clave de la teoría de los sistemas sociales de Niklas Luhmann.. Ciudad de México: El Colegio de México, pp. 23-44.
  • Saavedra, M. E., 2013. Reflexiones finales. Pensar la APPO desde la diferencia. En: Recuperando la palabra. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, pp. 303-314.
  • Zermeño, S., 2012. La reconstrucción de México en el siglo x x i y las vías del cambio en América Latina. Revista Mexicana de Sociología , Julio-Septiembre, 74(3), pp. 461-486.

 

La APPO vs la PFP, conflicto magisterial Oaxaca 2006.
Foto: lalo.mx

 

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