eloriente.net

4/junio/2014

Por: Adrián Ortiz Romero

Gobierno: la única opción es un PTEO “patito”

Sección 22: Cómo preparar su próxima derrota

Dice el principio de la contradicción que nada puede ser, y no ser, al mismo tiempo. En base a eso se entiende la disyuntiva que encierra el planteamiento del gobierno del estado relacionado con que la Comisión Redactora de la Reforma Educativa en Oaxaca construirá una iniciativa que no se contrapondrá con el mandato de la Constitución federal, pero que tampoco atentará contra las conquistas laborales de los trabajadores de la educación en la entidad. La única alternativa posible, por un lado, es la de la institucionalización de un PTEO “patito”; y por el otro, la construcción de una salida decorosa a la Sección 22 del SNTE, ante lo inevitable.

En efecto, este asunto está lleno de complejidades. Pues en Oaxaca no se termina de entender que en realidad el gobierno de Gabino Cué se encuentra en un callejón sin salida en el tema educativo, y que como parte del control de daños está tratando de hacer lo que menos conflicto le genere con los principales poderes fácticos organizados, como la Sección 22 del SNTE. Por eso, en una decisión muy pragmática decidió mantener la alianza con el magisterio a costa del perjuicio que eso le causa ante la ciudadanía. Sólo que en la ponderación parece haber ganado la organización magisterial contra la volatilidad y dispersión de la ciudadanía, que puede estar muy inconforme pero no está organizada.

¿Qué camino queda en el ámbito formal? Si de lo que se trata es de mantener la alianza con el magisterio organizado, lo que irremediablemente le queda es construir una norma que se apegue íntegramente a lo planteado por la Sección 22 en el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO). Esto le garantizaría al gobierno estatal seguir contando con la gracia de los educadores y con la alianza en la cual el magisterio no cruza la línea de la presión hacia el gobierno, la que ejerció de forma permanente en contra de otros gobernadores.

Sin embargo, el asunto no es tan simple. ¿Por qué? Porque la respuesta se encuentra en la cuestión de quién paga el salario de los maestros. Quien paga es la federación. Y por ende, la federación tiene una influencia determinante a la hora de presionar, no para que se haga una norma de consenso, sino para que se formalicen y apliquen las normas que ya fueron dictadas en el ámbito federal, y que constituyen condiciones ineludibles para que sea la federación quien siga pagando los salarios de los profesores.

Oaxaca, por esa sola razón, está obligada a no apartarse de los lineamientos constitucionales federales en la materia. Y por eso mismo queda la duda: ¿Cómo construirá una reforma educativa estatal que ni viole los principios de la Constitución, ni tampoco disminuya los logros del magisterio a lo largo de más de 30 años de lucha? Dicho en otras palabras: ¿si la Sección 22 se opone a la reforma educativa federal porque dice que atenta contra sus derechos y conquistas salariales, y por eso pide su derogación, entonces cómo le hará el gobierno estatal para darles esa reforma que incluya los temas que le interesan a los maestros, pero que además no infrinja lo que dice la Constitución federal?

Por eso, no es equivocado asegurar que más bien lo que el gobierno de Oaxaca está tratando de hacer es jugar con el principio de la contradicción (“Nada puede ser y no ser al mismo tiempo”) para intentar convencer al magisterio de que la inclusión de su “visión de la educación” compensará los ajustes que irremediablemente tendrá que hacer al armonizar la norma estatal a los lineamientos federales, y con ello quitarles privilegios históricos como la perpetuidad de las plazas magisteriales, la no evaluación, la transmisión hereditaria de las mismas, y otros tantos temas que son los que, en realidad, la Sección 22 no quiere que desaparezcan de su marco de derechos.

Es que el magisterio democrático no vive en la fantasía, ni está preocupado en realidad por la “pluriculturalidad de la educación”. No. Están claramente preocupados por su situación salarial y laboral. Y bajo ninguna circunstancia (y menos con el PTEO “patito” con el que el gobierno estatal trataría de apaciguarlos) dejarán que esos temas se conviertan en ley.

Propuesta: Consenso, un engaño

Todo lo relacionado con las “múltiples visiones y realidades de la educación en Oaxaca” es en realidad un engaño. Es así por dos razones: primera, porque todo lo relacionado con la pluriculturalidad y las diferenciaciones que necesitan hacerse en las regiones del país con población indígena o de minorías, ya se encuentra establecido en la Constitución federal desde hace por lo menos una década, en el artículo 2; y segunda, porque bajo esos argumentos el magisterio de Oaxaca ha enmascarado su oposición a los temas que tienen que ver con el aspecto laboral y administrativo de la educación, que es en realidad lo que les preocupa.

Por eso, el consenso es un engaño. Por eso, la supuesta “inclusión” de todas las visiones y realidades de la educación en la entidad no es más que un maniqueísmo a través del cual buscarán tratar de hacer pasar algunos de los privilegios laborales y salariales que los profesores no quieren perder. En ello habría quizá formas muy apretadas de redacción de la ley para que la norma estatal no contraviniera a la federal, pero que tampoco atentara contra los derechos y conquistas de los educadores. Es una misión casi imposible que, sin embargo, sólo puede ser explicada de una forma. ¿Cuál?

Que también el magisterio estaría preparándose para la derrota inminente. No podrán oponerse (porque su capital político no les alcanza) a la implementación de la reforma educativa, y quizá terminen tratando de ganar perdiendo: es decir, aceptando el “PTEO patito” para decirle a sus bases que su plan alternativo se convirtió en ley, cuando lo que se hará en realidad es una entreveración de la reforma constitucional en los aspectos laborales, y del PTEO en los temas educativos, que para los maestros son secundarios. Todo puede pasar.

¿Un policía en el IEEPO?

Dicen que es parte de la cuota de Roberto Pedro Martínez. Que era el relevo de Alberto Esteva si finalmente se hacía imposible su llegada a la SSP. Que junto con Marco Tulio López Escamilla, era uno de los dos oaxaqueños con mejor posición dentro de la Policía Federal. Y que calienta el brazo para ir al IEEPO. Ya se ostenta como “representante gubernamental en las mesas de diálogo con la Sección 22, y asesor del jefe del Poder Ejecutivo”. Es un salto (otro) al vacío. ¿Se imaginan?

 

Foto: Sección 22

 

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