eloriente.net

20/octubre/2014

Por Adrián Ortiz Romero

Doctrina Estrada y Cláusula Calvo, ¿qué implican?

México tiene una larga historia de ataques y amenazas del exterior que se corona con el intento de invasión por parte de los franceses en los tiempos de Juárez (recordada en todo el mundo por haber sido el último que intentó una nación europea en América, y por ser lo que muchos denominan como la verdadera independencia continental del colonialismo decimonónico), y que a su vez fue marcando una serie de pautas que hoy son esenciales para la independencia de nuestro país. Una de ellas es la doctrina Estrada; otra, es la llamada Cláusula Calvo, que vino a terminar con amagues como el ocurrido en la guerra de los pasteles. ¿Esto cambiará ahora que México aceptó la posibilidad de participar en misiones de paz con cascos azules?

En efecto, primero vale la pena recordar qué son, respectivamente, la doctrina Estrada y la cláusula Calvo, para entender su importancia en la política exterior mexicana, aunque ésta última no sea de origen “nacional”, como la primera. En el caso de la doctrina Estrada, este es el nombre del ideal central de la política exterior de México de 1930 a 2014. Su nombre se deriva de Genaro Estrada, secretario de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio. El secretario Estrada anunció esta doctrina mediante un documento enviado a los representantes de México en el extranjero, con fecha del 27 de septiembre de 1930.

La doctrina Estrada hace referencia a la antigua costumbre de otorgar el reconocimiento de gobierno. Dicha práctica era habitual hasta que fue considerada como un uso denigrante en virtud de que cada país tiene su propio derecho de autodeterminación. México sufrió a causa de esta práctica, ya que al inicio de su vida independiente le fue difícil obtenerlo.

Su uso más extendido se dio en la década de 1970 donde México no otorgó reconocimiento de Estado a los países sudamericanos que sufrieron golpes de estado. México únicamente se limita a mantener o retirar su misión diplomática. La Doctrina Estrada favorece una visión cerrada de soberanía. Afirma que gobiernos extranjeros no deberían juzgar (para bien o para mal) gobiernos o cambios en gobiernos de otras naciones, ya que implicaría una violación a su soberanía.

Por su parte, la cláusula Calvo es una doctrina panamericana de Derecho Internacional que establece que quienes viven en un país extranjero deben realizar sus demandas, reclamaciones y quejas sometiéndose a la jurisdicción de los tribunales locales, evitando recurrir a las presiones diplomáticas o intervenciones armadas de su propio Estado o gobierno. Ha sido recogida en varias constituciones latinoamericanas.

¿Por qué son centrales estas dos herramientas jurídico-diplomáticas en México? Porque la doctrina Estrada le permitió a México tener una política exterior “salomónica” en la que prefería no entrar en conflicto dando reconocimiento o no a las demás naciones a partir de sus inestabilidades políticas. Y la segunda, porque a partir de eso se establecieron una serie de medidas aceptadas tendientes a evitar que los extranjeros pidieran la intervención de las fuerzas armadas de su país para cobrar agravios o quebrantos ocurridos en nuestro país, así, por ejemplo, la Guerra de los Pasteles, en 1838. La historia de esa guerra es más o menos la siguiente: En 1827 se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de Declaraciones Provisionales, que sentaba las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países. A través del barón Deffaudis, embajador francés, los comerciantes franceses avecindados en México enviaron una serie de reclamaciones que fueron recibidas en París con alarma. Entre estas reclamaciones se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya donde algunos oficiales del presidente Santa Anna se habían comido en 1832 unos pasteles, sin pagar la cuenta (posiblemente fue por daños al restaurante), por lo cual exigía ser indemnizado con sesenta mil pesos. Ese fue el motivo para que el pueblo mexicano identificara esta guerra con Francia con el nombre de Guerra de los Pasteles.

CASCOS AZULES

¿Qué implica la posibilidad de que haya cascos azules mexicanos? Raúl Zepeda lo explica a detalle en el blog de la revista Nexos: El presidente Peña Nieto anunció en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que México comenzará a participar en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) de esa organización con efectivos militares después de una larga ausencia; la última participación fue en Cachemira en 1949. La ausencia de México de las OMP tiene tres explicaciones, una doctrina de política exterior nacionalista, una difícil relación entre civiles (en este caso diplomáticos) y militares y el contexto de opinión pública que tiene el presidente para tomar esa decisión.

El comunicado de la presidencia de la república, con motivo del anuncio, tiene un fin pedagógico expreso: aclarar en qué condiciones se despliegan las OMP, como coinciden con los principios de política exterior y que no se necesitan reformas legales para la participación de México en ellas, sólo la autorización del Senado para la salida de tropas. Lo interesante del comunicado es el énfasis en que la incorporación de México será gradual y será sólo en tareas humanitarias. Esto quiere decir que podrá tomar varios años en lo que veremos cascos azules mexicanos, sobre todo en la medida que la Sedena y la Semar quieran incorporarse a alguna misión que el secretariado de la ONU decida. Además, podrían participar sólo en ciertas tareas de las OMP, por ejemplo, hacer trabajo humanitario pero no formar parte de zonas de distensión en países en conflicto.

MEDIDA CONTROVERSIAL

Convencer a la opinión pública de la medida será complicado, dice Zepeda con toda la razón. El tema está rodeado de un gran número de mitos. Entre ellos que las OMP son intervenciones militares, que porqué la ONU no impone estas misiones en México, o que la Constitución y las leyes lo prohíben. Será una interesante labor pedagógica del gobierno informar a la población sobre un tema de política exterior, tema poco popular en la agenda nacional. Y además de todo esto, que es importantísimo, será ver qué comportamiento asumen otras naciones frente a este gradual cambio de postura de México en su política exterior, que si bien deja la cerrazón, buscará sin duda derroteros hasta ahora desconocidos en ese asunto.

Cascos Azules

Foto: Galeria del Ministerio de D – Algunos derechos reservados

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