eloriente.net

30/octubre/2014

Por Víctor López Velarde

A lo largo de su trayectoria cinematográfica; Nancy Meyers se ha caracterizado por escribir y dirigir comedias amables que procuran seguir la fórmula ya establecida del género, pero a la vez haciendo a un lado los típicos clichés que a veces provocan que la comedia romántica se convierta en un género empalagoso.

En la obra de Meyers, el personaje femenino usualmente se aleja de caer en lo burdo o ser representando en la figura de la “chica rubia” (sexy, tonta o a veces con ambas “facultades”) cuyas escasas neuronas solo le permiten soñar que su vida quedará realizada cuando logre hechizar al Mathew McCounaghey en turno. La directora prefiere trabajar con mujeres mad cuyos planteamientos existenciales vayan más allá de querer encontrar al hombre perfecto para el resto de sus vidas.

En “Alguien Tiene Que Ceder”; Nancy Meyers consiguió darle un nuevo giro a la forma de hacer comedia romántica, dejando bien en claro que a ninguna edad se es lo suficientemente viejo para caer rendido ante el encanto del romance. A partir de un argumento que podría parecer simple, Meyers logra trazar una historia con el carisma que la caracteriza, pero que va más allá al momento de profundizar en los sentimientos de sus personajes.

Ésa es una facultad importante dentro de la obra de la también guionista, puesto que en la mayoría de sus historias, las protagonistas son mujeres que han cometido un error y es ese error lo que las motiva a querer alcanzar una vida estable alejada de relaciones amorosas. La figura masculina es importante dentro de la obra de la directora, pues a partir de que el hombre irrumpe en la ya establecida rutina de la protagonista en turno, el paradigma de ésta se verá sacudido al tener que reflexionar sobre si vale la pena disponerse a cometer el mismo error o si vale la pena negarse la felicidad sólo por el miedo a dicho fracaso.

No es casualidad que la mayoría de las historias de la directora transcurran en escenarios aristocráticos, con personajes pertenecientes a una clase media alta, puesto que de ese modo la directora ejemplifica ese vacío que sufren esas mujeres cuya soledad no puede ser curada a pesar de los lujos que las rodean. Si analizamos a fondo su obra, las protagonistas de los filmes de Meyer buscan alejarse de su situación actual o vivir en una constante negación.

Recordemos el fracaso amoroso de Iris y Amanda en «El Descanso», situación que las lleva a querer alejarse de su vida cotidiana y emprender un viaje con la intención de olvidar el desorden emocional de sus vidas. Parecido es lo que sucede con Erika y Jane en «Alguien Tiene Que Ceder» y «Enamorándome de mi Ex» respectivamente, que al ser ya mujeres mayores, han evadido el contacto amoroso; una sumergiéndose de lleno en la escritura de guiones teatrales y otra dedicada por completo a su panadería.

En todas esas obras irrumpe el personaje masculino; desatando una lucha interna en las protagonistas que se debatirán entre refugiarse en esa vida ya acomodada que han logrado preservar o arriesgarse a que todo eso se derrumbe por ceder al romance. En «El Descanso», Iris y Amanda querían alejarse del amor y terminan encontrándolo. En «Enamorándome de mi Ex» y»Alguien Tiene Que Ceder»; Erika y Jane se plantean la posibilidad de creer en un sentimiento que ya creían extinguido en sus vidas.

Es curioso a la vez la visión que tiene Meyers sobre el rol masculino en la vida de sus protagonistas, ya que en «El Descanso» y «Enamorándome de Mi Ex» las heroínas terminan de lidiar con dos canallas y encuentran en su retiro al «príncipe azul», mientras que en «Lo que ellas quieren» y «Alguien Tiene que Ceder» sucede más o menos a la inversa, puesto que las mujeres de dichos filmes bien podrían haber encontrado una relación estable con el tipo maduro y bonachón y terminan flechadas por el canalla en turno.

En el caso de “Alguien Tiene Que Ceder”, la protagonista llamada Erika (extraordinaria Diane Keton), es una mujer mayor ya divorciada cuyo único objetivo es pasar el resto de su vida escribiendo obras de teatro en la tranquilidad de su mansión. Ahí es cuando entra en escena Harry (Jack Nicholson haciendo de sí mismo), un mujeriego que despertará la aparentemente extinguida pasión en Erika y la obligará a cuestionarse si vale la pena hacer a un lado los prejuicios y permitirse experimentar la felicidad que se ha negado desde hace ya varios años.

La película cuenta básicamente con los ingredientes habituales en las recetas cinematográficas de Meyers: personajes pertenecientes a una clase alta, divertidos gags, momentos hilarantes y escenas para el recuerdo (el desnudo de Keaton quizá sea unos de los más espontáneos y menos sensuales en la historia del cine), además de ingeniosas frases que bien podrían ser la materia prima para escribir otro guión cinematográfico.

El problema de Nancy siempre ha sido que se enamora de los diálogos de sus guiones (varios de ellos con mucha chispa), lo que la lleva a descuidar la trama de la película que en ocasiones pareciera dar muchas vueltas para terminar llegando a un destino que es predecible desde el inicio del filme (quizás sólo en «Enamorándome de mi Ex» haya conseguido dar una ligera sorpresa),

Sin duda las actuaciones terminan siendo un combustible importante para encaminar de nuevo a la película cuando esta pareciera perder el rumbo. Nicholson y Keaton pareciera que se burlan de ellos mismos, provocando que el público ceda ante la carcajada y sienta una empatía pocas veces conseguida (creo que sólo Bradley Cooper y Jennifer Lawrence lo han vuelto a conseguir desde entonces) con la pareja protagonista.

“Alguien Tiene Que Ceder” resume en gran medida la obra de Nancy Meyers, puesto que dándole al público la historia que siempre busca visualizar en una comedia romántica, cuando menos procura darle un giro de tuerca y una pizca de madurez a sus personajes. Si bien Meyers nunca se sale del esquema, el viaje para llegar al destino adivinado desde el inicio de la película, está plagado de buenos momentos, frases para la reflexión y diálogos que dotan de humanidad e ingenio a personajes que en manos de alguien más caen en lo caricaturesco.

Somethings-gotta-give-house-10

Foto: bubble.com

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