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20/noviembre

Por Alejandra Silva Soriano

Visible a cualquier mirada, hoy México es un país infectado por el desánimo, la desconfianza y el pesimismo. Y no es para menos, vivimos un clima político y social difícil, con un sistema judicial que no ha podido garantizar una verdadera impartición de justicia, con instituciones que han perdido credibilidad ante los ciudadanos, la corrupción, el narcotráfico, y la lista es interminable.

Sin embargo, hemos adoptado una postura muy cómoda, la de víctimas. La mayoría asume que la realidad que vivimos no puede ni va a cambiar. Porque por supuesto, decir que México es un país ignorante, con políticos corruptos y donde no existen oportunidades, es más fácil, pues demostrar lo contrario presume pagar un precio: esforzarse.

No habrá nunca un sistema de gobierno, partido político o gobernante que logre cambiar el rumbo del país, si no existe como contraparte, una ciudadanía interesada, participativa y propositiva. Nuestra Nación necesita personas que no sólo reconozcan sus derechos, sino también sus obligaciones como ciudadanos, desde acciones tan pequeñas como tirar la basura en su lugar, hasta la responsabilidad que implica salir a votar, en pocas palabras: HACER LO QUE NOS TOCA.

Sabedores de que nuestra apatía, conformismo e indiferencia, nos hacen igualmente responsables de lo que sucede en el país, tenemos sólo dos opciones: aceptar la realidad que vivimos o aceptar la responsabilidad de modificarla.

Partiendo de ello, surge una pregunta natural ¿por dónde empezamos? Decía Abraham Lincoln que si pudiéramos saber primero en dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos, podríamos juzgar mejor qué hacer y cómo hacer las cosas.

Dónde estamos, lo sabemos de sobra, ¿hacia dónde nos dirigimos? es la clave. Sin un rumbo definido y una visión a futuro, no podremos saber si estamos avanzando, retrocediendo o nos encontramos estancados en el mismo lugar.

Preguntémonos, ¿Qué México queremos tener en el 2040?

En lo personal, yo visualizo a México como una nación con ciudadanos que se asuman como eje de la vida democrática, capaces de señalar lo que está mal, pero proponiendo cómo puede ser mejor. Una Nación con un gobierno fuerte, que actúe apegado a la norma, y con ojos ciudadanos vigilantes de que eso suceda. En 25 años, quiero ver un país con educación de calidad, que contribuya a formar ciudadanos responsables, que desarrollen sus habilidades personales y las pongan al servicio de la comunidad.

Esa visión, que generemos como país, debe ser la que alimente nuestras acciones diarias. Apostarle a los cambios, requiere tiempo, no ocurrirán de la noche a la mañana, pero necesitamos empezar a construir el futuro, hoy.

méxico

Foto: Archivo ELORIENTE.NET

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