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11 de septiembre

Por Samael Hernández Ruiz

Cuando el relámpago nos ilumine nos podremos ver

Testimonio de Moisés Regalado Zacarías[1].

Mi nombre es Moisés Regalado Zacarías, nací en Juchitán en septiembre de 1917. Mi mamá era de San Blas y mi padre fue Moisés Regalado Vicente.

Antes trabajaba, ahora me dedico a otras cosas; como ahora, estoy haciendo una cerca para ponerla donde están las gallinas del Señor. No, ya no trabajo, mi esposa murió y por eso celebramos Todo Santos.

No fui a la escuela, ni siquiera a la de la Cartilla[2] Mis hermanos y yo siempre nos dedicamos al campo,fuimos cinco, ninguno asistió a la escuela.

De los jóvenes de mi barrio, sólo fueron a la escuela Catarino Santiago y Bernardino Hernández, ellos si tienen su profesión. Otros con sus hermanos, se fueron a otra parte; pero no aprendieron. Catarino si aprendió. Ellos asistieron a la escuela y nosotros nos dedicamos a trabajar. En aquellos tiempos las personas vivían con carencias y no se podía ir a la escuela.

Cuando yo tuve a mis hijos los mandé a la escuela; pero como su abuelo vivía en el rancho, uno de mis hijos que estaba en segundo grado, se salió de la escuela y se fue a vivir con él, no quizo ir a la escuela, qué podía yo hacer. Mi otro hijo siguió estudiando. En esta generación la mayoría de los niños si van a la escuela , a comparación de mi generación que casi no asistieron.

En aquellos tiempos se llevaba la cartilla en la escuela y cuando la terminaban seguía el Método[3]. Eso era lo que llevaban a la escuela y no cuadernos, después ya llevaron cuadernos, lápices y aprendían a escribir y a hacer cuentas.

Las personas que aprendían antes lo hacían de buena manera; pero sin llevar cuadernos , sólo se basaban en el método y la cartilla. Cuando terminaban el método recibían los libros.

Yo trabajaba en el campo, recogía la leña. Cuando cumplí 18 años me casé y trabajé con todos mis hermanos. Trabajé en el campo, trabajé en una ladrillera, después me convertí en pescador.

Como ya te dije, cuando me casé, debido a que faltaba trabajaba en el campo, me convertí en pescador, compré una tarraya[4]En el tiempo de lluvia como ya no se llevaban carretas, tejí tarrayas. De esta manera encontré un mejor medio para darle una vida mejor a mis hijos.

En aquellos tiempos las tarrayas eran muy económicas, se vendían a cinco pesos. Las vendían los huaves[5], las personas de dinero las compraban.

La tarraya se empezaba a elaborar por la cabeza. Empieza con cien , en las tres líneas se le colocan tres crecientes y este tiene cien, se tiene que tener cuatro al empezar, después a la arreanda se le coloca plomo , de esta manera se termina para llevarlo a pescar. Por eso era necesario buscar y aprender cómo se hace y no pagar a otra persona para hacerlo, porque a eso se dedicaban.

Tuve seis hijos, tres varones y tres mujeres, uno de ellos murió cuando era soltero[6], me quedé con dos varones y tres mujeres.

Algunos de mis hijos siguen en la pesca, otros no. Al que fue a la escuela lo llevaba a pescar en la madrugada, sacaba al caballo para que lo llevaran a pescar y él se regresaba para ir a la escuela. Fue a la escuela, pero sufrió mucho y con apoyo terminó de estudiar; porque iba a trabajar en las vacaciones y con eso se ayudaba. Mi otro hijo que ya no quiso ir a la escuela, trabajó en el campo y el otro trabajó de ayudante de albañil, pero se cayó de un carro de volteo.

Estaba recogiendo semillas en el campo cuando me avisaron que mi hijo había muerto, por eso solo me quedan cinco hijos, que ya se casaron y ahora estoy con ellos.

Comencé a pescar a los 24 años,iba con mi hermano, con la red para arrastrar, la mitad él y la mitad llevaba yo, la juntábamos para que fuera mas larga, él por un extremo y yo por el otro. Mi hermano me dijo que aprendiera a hacer tarrayas.

En los tiempos de lluvia ya no llevábamos la red, sino las tarrayas. Eso porque en esos tiempos los caminos se llenan de lodo y es difícil llevar la red , con la atarraya es mejor, porque se lleva en el cesto, la red como es más grande hace mucho bulto, se tiene que llevar en carreta, después en caballos.

Ahora se lleva la red en los caballos con canastos. Se coloca una mitad del lado derecho y la otra en el izquierdo, de un lado los corchos y del otro el plomo. Llegando a la playa se unen con otro compañero y la tiran al mar, esa es la vida del pescador.

Se pescaban muchos tipos de peces: bagre, corvina, guachinango, robalo, de todo tipo y de vez en cuando salía la raya o mantarraya, tortuga. Cuando el mar todavía se encontraba en buenas condiciones, en algunas partes había lagartos[7] y cuando estos entraban en la red, se comían a los pescados. Era difícil sacarlos, porque son fuertes y grandes.

Ahora como el mar casi está destruido, los lagartos casi no se ven y son difíciles de encontrar. Eso sí, salen las mantarrayas. Una vez sacamos a una por la entrada en donde se encuentra la capilla de la Santa Cruz de los pescadores que medía más o menos tres metros. Se enredó en el lazo de la red, y la trajimos con otros seis señores para venderla, la despedazamos y la trajimos a la casa, después alquilamos un carretón para cargarla porque la iban a comprar, llegamos y las personas que la iban a comprar, buscaron su nombre en libros; pero no lo encontraron, por eso no la compraron, porque el nombre no aparecía en los libros, no se vendió. Un señor de apellido Altamirano, tampoco la quiso comprar, porque su nombre tampoco apareció en su libro. Por eso la tuvimos que tirar.

Pobre mantarraya, es un animal indefenso, no le hace nada a las personas. Son animales de color negro con la cabeza alargada, pobre, no hace nada.También pescamos un pez espada; pero ese sí es peligroso. En la parte que parece espada se enredó en la red y la rompió; lo tiramos, porque la gente no lo iba a comprar.

Íbamos a pescar por el rumbo de Palomar, Rincón Juárez, Huamuchil. Íbamos en carro. Pescábamos sabaletas, llevamos dos redes. Antes de llegar al lugar caminábamos y una vez cuando bajamos, el agua nos llegaba hasta el pecho, agarramos a un lagarto que nos echó a perder la red.

En la vida del pescador pasa de todo. Una vez fuimos mi compañero y yo, a media noche mi compañero me dijo:

-Levántate y vámonos. Llegamos y entramos al mar. En el momento que íbamos a desenredar la red nos dimos cuenta que había un pez muy grande y al momento de irse casi nos hundió la lancha.

Cuando llevábamos la tarraya, salíamos dos a tres metros con el reflector[8] para alumbrar el camino.

Para ser pescador se necesita mucho valor, creo necesario también que siempre vayamos con compañeros para ir a pescar, porque solo de esta manera nos podemos cuidar. Por eso aconsejo a las personas que prefieren ir solos a pescar que vayan acompañadas para que repartir el pescado entre ellos.

Por eso nosotros nunca nos perdimos; a otros compañeros si les pasó en algún momento, cuando estaban dentro del mar. Hay momentos en la oscuridad que no se puede ver el lugar donde te encuentras. Por eso cuando el tiempo está mal, no nos arriesgamos a ir a pescar, porque los resultados son muy malos. Cuando está lloviendo no nos podemos ver, sólo en los momentos que el relámpago nos ilumina nos podemos ver y así reunirnos.

[1] La traducción de la grabación es de mi absoluta responsabilidad. Es muy difícil traducir algunas ideas del zapoteco al español sin que se pierda algo de gracia y del estilo del habla en zapoteco, de antemano pido al lector benevolencia.

[2]Se refiere al Silabario de San Miguel. Librería y Ediciones Murguía, S.A. También editores del Calendario del más Antiguo Galván.

[3]Probablemente el método lancasteriano de enseñanza-aprendizaje del educador inglés Joseph Lancaster (1778-1838).

[4]Arte de pesca. Tarraya o atarraya, también se conoce como esparavel, una especie de pequeña red redonda para pescar en aguas poco profundas.

[5]Etnia del Istmo de Tehuantepec, llamada Ikooc. Los huaves son también conocidos como mareños o huazantecos. El término huave fue acuñado por los zapotecos para referirse a la «gente que se pudre en la humedad». Los huaves clasifican a los hombres en tres categorías: los extranjeros (moel), la gente del Istmo (missig) y el conjunto de poblaciones que hablan el huave y corresponden a la categoría de Mero Ikooc o «verdaderos nosotros». www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=595&Itemid=62 Última consulta, 9 de septiembre 2015.

[6]En Juchitán, al expresarse en zapoteco, a los varones próximos a la edad de casarse se les llama «solteros», que no refiere a su condición civil; sino a su edad de merecer.

[7]En Juchitán la pesca se realiza en la Laguna Superior que tiene vertientes de agua dulce.

[8]Una lámpara de baterías con reflector.

Juchitán-Por Janice Waltzer

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