eloriente.net

24 de abril de 2017

Por Moisés MOLINA

El 30 de agosto de 2013 escribí -amable lector, amable lectora-, lo que tiene usted ante sus ojos. A veces somos los mismos actores en diferentes escenarios; y hay ocasiones en que somos otros los actores en el mismo escenario.

Estamos en el cenit del RUMOR. La naturaleza humana no cambia en 3 años. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué permanece igual?

Con Alejandro Murat y su estilo personal de gobernar, Oaxaca cambió. El pasado ya pasó y en las tres renuncias, EL RUMOR estuvo presente. Desde los más ridículos y obvios, hasta los más elaborados.

Mientras, vivimos semanas en medio de rumores, las decisiones no se procesaban en Twitter, Facebook o Instagram.

Algún día serán poderes fácticos, pero hoy son una fuga ante la necesidad de sentirse alguien. De ganar seguidores de ganar retweets. Son el espacio idóneo para el rumor. Basta con abrir una cuenta para compartir todo el abanico de estados de ánimo, frustraciones, odios, ambiciones, mentiras,  perversidades y demás.

Goebbels, aquel que dijo que “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad, en una  aldea como e la nuestra, palidece. Basta un rumor y unos cuantos retweets de la misma persona con diferentes cuentas; escondidos cobardemente tras nombres inventados, los famosos trolls que no dan la cara para que el rumor adquiera el título de verdad.

Hoy todos los medios buscan la de ocho, la exclusiva, la premisa, el Pulitzer local y bastan unas cuantas monedas para destruir o inventar reputaciones. Ya no son necesarias mil mentiras; bastan 15 o 20 para que se tome por cosa juzgada, la necesidad de hacer daño. Las redes sociales son los medios que justifican los fines.

No olvidemos a Byung-Chul Han:: las enfermedades de este siglo son neuronales y las redes son el medio ideal para darles rienda suelta. El error está en la explicación no pedida. Ya no hace falta. Las culpas ya se repartieron justa o injustamente.

Las redes sociales no son tribunales. Lo correcto es esperar la verdad jurídica. Hoy son presuntos responsables. Mientras, estos “tribunales” los hicieron pedazos sin pensar en sus familias.

Tarde o temprano, la verdad salde siempre a la luz y se dará usted cuenta de que esto que le comparto no pierde vigencia.

Al margen de lo jurídico ¿quién cree usted que a base de rumores violentó políticamente a Olivetti Paredes hasta el punto de hacerla renunciar?

¿Por qué? ¿Para qué? Un rumor con una monumental carga de violencia política, cambió la vida de una mujer y provocó fríamente calculado, un río revuelto? Logrado el fin, viene un nuevo rumor con otro destinatario.

Todo esto se aprende solo con el tiempo  y su principal regalo: la experiencia. No hace falta ser viejo para saber que solo buscan distraer: perdernos en el árbol, siendo tan grande el bosque.

Leamos pues:

EL RUMOR

“No alcanza con que un dato sea cierto, debe ser verosímil. 
Puede ser cierto que una mujer tenga 20 hijos, pero nadie lo creería” 
Mark Twain

Resultan todavía un enigma el comportamiento y las valoraciones de los oaxaqueños metidos a políticos; no solo de aquellos formalmente reconocidos como tales, sino también de los ciudadanos “comunes” que al enfrascarse con suma facilidad, ligereza y hasta comodidad en diálogos y hasta monólogos cuyo néctar es la política, ejercen la política. En esta, como en otras venas de la vida, siempre son más los que hablan de otros que quienes se ocupan de sí mismos. 

No importa si se tienen bases o no, si se tiene formación o no, si se conocen con profusión los temas o no, si se tiene autoridad o no, si lo discutido nos afecta o no; siempre opinamos, suponemos, elucubramos, intuimos. El asunto es no quedarnos callados, asumir una postura y una falsa (o verdadera) actitud de dominio de nosotros mismos con terminal en la más olímpica de las certezas. Tenemos los “argumentos” para resolver los problemas del mundo; Oaxaca y México nos quedan ya muy chicos. No en vano se dice con cierta frustración: “La gente habla porque tiene boca”. 

¿Qué orienta nuestras convicciones y nuestras opiniones políticas sobre lo que pasa en nuestro entorno buena parte del año? EL RUMOR. 

El rumor es nuestra moneda de cambio en el proceso comunicativo. La teoría económica nos presta auxilio a nuestra comprensión con la Ley de Gresham: “La moneda mala desplaza a la buena, porque esta última se atesora”. Como la información que nos interesa la mayor parte del tiempo permanece oculta, acaparada, los medios de comunicación (dentro de los que incluyo a las redes sociales como el twitter y el facebook), fundamentalmente echan mano de la moneda mala por razones naturales. Los medios necesitan responder a la demanda de un público ávido de información y cuando la información no aparece, el rumor que siempre está ahí es llamado como los suplentes en un partido de futbol.

Ritter es elocuente: “La sociedad no deja preguntas sin respuestas, así como no le interesan respuestas a preguntas que no se han formulado. Cuando la pregunta existe y la respuesta es diferida, el rumor toma su lugar”. 

Oaxaca es una incógnita gigante que sufre y se acongoja. En Oaxaca la gente siempre se está haciendo preguntas. Vivimos en estado permanente de interrogatorio. ¿Por qué fue Gabino con Loret y López Dóriga? ¿Van a regresar los profesores esta semana a las aulas? ¿Quién les está financiando el plantón en el DF? ¿Será Avilés el coordinador de los diputados del PRI? ¿Qué piensa Moreno Sada? ¿Murat o Ulises manda en el PRI de Oaxaca? ¿Quién va a ser el próximo presidente del PRI? ¿Quién va a coordinar a los diputados del PAN? ¿Nati o Henestrosa? ¿Y a los del PRD? ¿Los chuchos o los chendos? ¿Quiénes van a ser los candidatos a gobernador? ¿Quién estará más fuerte? ¿Quién tiene más posibilidades? ¿Quién está mejor posicionado en el ánimo del presidente? ¿Será que va a decidir el presidente? ¿Va a recuperar el PRI? ¿Gabino tiene un as bajo la manga? ¿Que el ganón va a ser un empresario sin empresa motejado “el aguarrás”?, etc, etc, etc.

Seguramente usted -amable lector- se iba respondiendo hiladas todas y cada una de las interrogantes anteriores y más de una causó el poderoso efecto de nuestro raro objeto de estudio, el rumor.

El origen del rumor es la ansiedad, la hostilidad y la tensión. Los conocedores del tema –al menos los que yo consulté desde Robert H. Knapp con “La psicología del rumor” de 1944- coinciden en este origen.

Un rumor puede, entre el mar de definiciones, reducirse semánticamente a la expresión de “informaciones no confirmadas”. Sus motivaciones, diversas, pero G.W. Allport y Leo Postman consideraron ya en 1947 que los rumores dan alivio a quien los origina: “pueden aliviar sentimientos de culpa, ansiedad, temor, furia, resentimiento u hostilidad”. 

¿Conoce usted en Oaxaca algún político resentido, furioso, hostil, temeroso, acomplejado, intranquilo, inseguro, cobarde, implorante de las bondades terapéuticas del rumor? Yo tampoco

Más que kafkiano, Oaxaca es un estado Freudiano y pongo el acento en los políticos, eternos especialistas del rumor; oníricos, a modo de eternos suspirantes. Todo el tiempo están aspirando a algo, todo el tiempo están suspirando por algo, soñando todo el tiempo por el cargo de sus sueños. Como en Oaxaca ha pasado de todo, poco importa si se tienen o no merecimientos. Aunque se la hayan pasado la totalidad de su carrera política haciendo lo indebido, la vergüenza está en exilio permanente de nuestra tierra. 

Sobre todo en política, el sujeto que origina el rumor vuelca sus fantasías y encubre sus deseos siguiendo paso a paso la dinámica de la construcción de los sueños de Freud. Enrique Pichón-Rivière advierte al rumor como un dispositivo de racionalización que nos proporciona pretextos convertidos en razones.

Hay incluso quienes consideran (cualquier semejanza con Oaxaca es mera coincidencia) al rumor como fenómeno patológico; iniciados por algún tipo de personas que sufren de algún desorden emocional, muchos rumores tienen una base neurótica como los que tienden al fortalecimiento de una auto-imagen pobre o débil. Falsas personalidades, falsas relaciones, falsas ventajas, falso poder, falsas posibilidades alimentadas por megalomanía, delirios de grandeza.

El mismo Ritten nos obsequia: “Parten de la necesidad de algunas personas de ser el centro de atención, de alcanzar un lugar preponderante entre sus pares, tendiendo la persona que transmite el rumor a relacionar su contenido con ella misma”. 

Podríamos hablar sobre los tipos de rumores, de sus enfoques, de su relación con la prensa, de su sociología, de la credibilidad de los rumores y de muchas cosas más. Por razón de espacio, si es de su interés –amable lector- probablemente lo hagamos en entregas diversas. 

Lo interesante está en concluir exactamente lo mismo que dedujo en 1904 Arthur Ponsomby, miembro del parlamento británico y gran opositor al ingreso de su país a la primera guerra mundial: “Cuando la guerra se ha desatado, la primera víctima es la verdad”.

En Oaxaca, desgraciadamente, sobran las preguntas y escasean las respuestas, por ello el rumor seguirá a la orden del día. A sabiendas de todo lo anterior usted estará listo para prevenirse de ellos en ortodoxa obediencia al “ordo dubitandum” o entregarse complacidamente a la patología de algunos de sus autores y difusores.

moisesmolinar@hotmail.com

Twitter: @MoisesMolina

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