(www.eloriente.net, México, a 31 de octubre de 2017. Por: Jessica Lamadrid).- La Flor de Cempasúchil  o «Flor del muerto» es uno de los elementos tradicionales de la festividad de noviembre en México, debido a que esta planta se da especialmente en esta temporada, es por eso, que esta flor ha tomado un significado espiritual y representativo en estas fechas, encontrándola en ofrendas familiares, tapetes y panteones.

Su significado simbólico se origina gracias al amarillo de sus pétalos, ya que a los integrantes de las culturas prehispánicas de México les recordaba al sol, debido a eso los antiguos mexicas adornaban las tumbas de sus difuntos con ramos de pequeñas flores llamadas en ese momento tonalxochitl, pues creían que tenían la habilidad de guardar la calidez del día, y que su aroma servía para guiar a los muertos.

Era también considerada un elemento ceremonial de las tradiciones espirituales, tanto que se han encontrados restos de esta flor en los sahumerios que los mexicas usaron en el Templo Mayor para representar a la diosa Coyolxauhqui como un símbolo de la muerte.

La flor de cempasúchil florece solamente al termino de la época de lluvias, una vez al año entre los meses de agosto y noviembre, lo que facilitó que las personas relacionarán su aparición con conmemoración de los fieles difuntos. De esta manera la tradición de «Día de Muertos» marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal o vereda hasta el altar de la casa con el fin de guiar a las almas hacia los altares, especialmente durante la noche del 2 de noviembre.

Imagen: Creative Commons

Leyenda de la Flor de Cempasúchil

Una de las más famosas leyendas sobre el origen de esta especial flor es la tlaxcalteca, que te compartimos a continuación:

Se cuenta que en un valle vivía una bella mujer llamada Xóchitl. Su belleza era tal que Tonatiuh, dios del Sol, quedó enamorado de la joven, lo que hizo que día a día el dios del Sol recorría su camino para pasar por la casa de la joven, donde ella peinaba su larga cabellera.

Tonatiuh, guiado por su amor decidió adquirir forma humana para acercarse a su amada. Xóchitl se enamoró del dios con forma humana y juntos pasaron 20 atardeceres llenos de felicidad, aunque a los enamorados les partía el corazón tener que despedirse al amanecer.

Movida por la curiosidad, un día Xóchitl quiso saber el origen de su amado, así que una noche después de haberse despedido de él, lo siguió.

Cuando el dios Sol llegó a una colina, se despojó de sus ropajes y emergió con todo su brillo, el resplandor que surgió de Tonatiuh cegó a Xóchitl, quien huyó asustada y sin rumbo; la joven al no poder ver, tropezó y cayó a un barranco donde perdió la vida.

Tonatiuh descubrió el cuerpo de su amada, y con dolor lo acarició con sus rayos. La tristeza del dios provocó que derramara una lágrima, la cual al tocar el cuerpo de Xóchitl la transformó en una hermosa flor de pétalos amarillos y anaranjados, de color intenso; la flor que hoy la conocemos como cempasúchil.

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