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18 de mayo de 2018
Por Vania Rizo
Para quien inspira este presente.
Entre todas las cosas, brota el aprecio. Un cruce de miradas que se volvió sol en la vida de ambos. La palabra aprecio, encuentra su origen etimológico en el latín “adpretium” cuyo significado es: hacia lo valioso.
Y en esta dirección, se dirige conmovida de sentirlo, de sentirse. De reconocer la forma sutil de la riqueza. De poder aliviarse con su mirada.
El pasado y lo que se supone que viene después del mañana, quieren colarse, contaminar su exquisito presente. Pero una gran fuerza, su deseo, la apertura de querer conocerse sin miedos, gana la gravedad, de otro tiempo.
Aquí están, facilitando la convivencia. Fortaleciendo el diálogo, entregando con respeto su mejor persona. Como un río, que no puede transgredir su naturaleza, pasan los días de la mejor manera.
Este par, nos enseña que para el disfrute de un mejor presente, conviene comprenderse, sanando fantasmas, quitando apariencias, creando, recreándose. Con atenciones, con gestos envueltos de ternura, destacan su valor sobre una oferta con tendencias líquidas.
Convencidos de que la superficialidad y el egoísmo abundan, ellos deciden convertir la promesa en realidad. Con risas, van limpiando su silueta, respirando mejor la letanía del espacio común, de lo que no propone.
La fe en el misterio, en saber que hay algo que les fue concedido, los mantiene viendo las nubes, con unos ojos especiales, que solo aquel que ha hablado el lenguaje del cultivo, entenderá.