El siguiente texto es un análisis de la obra, México 1968: Juventud y Revolución que reúne los textos que José Revueltas escribió sobre y durante el movimiento y aquéllos que redactó en Lecumberri, donde fue encarcelado de noviembre de 68 a diciembre de 71, originalmente publicado en la Revista de la Universidad de México de la UNAM.

 

José Revueltas: soñar en la revolución como poeta

Por Ignacio Hernández

México 1968: Juventud y Revolución reúne los textos que José Revueltas escribió sobre y durante el movimiento y aquéllos que redactó en Lecumberri, donde fue encarcelado de noviembre de 68 a diciembre de 71.

A la recopilación -fluída y acertada _ y las notas -que señalan las circunstancias de elaboración de cada escrito y los sucesos claves de julio a diciembre de 68,10 que convierte al libro en un diario político del Movimiento y, a la vez nos permite juzgar hasta qué punto el pensamiento del autor infirió en la realidad – de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, habrá que añadir el reconocimiento a otras labores no menos arduas: recuperar documentos dispersos y el atento cuidado que en general ostenta la edición de este volumen (no. 15 de Obras Completas de José Revueltas, Editorial Era. 347 pp.) dividido, grosso modo, en tres partes: a) sobre el Movimiento; b) sobre la autogestión y c) escritos en la cárcel.

Vocación de escritor y militancia política se relacionan íntimamente en la vida de Revueltas:» M i vocación de escritor creo que viene de antes. Desde muy joven, en el Partido siempre me comisionaron para ingresos y propaganda. En esas ocupaciones «se me soltó la mano» como dice Alfonso Reyes, y poco a poco me fui atreviendo a más».

En el prólogo del libro que nos ocupa, Roberto Escudero enfatiza certeramente esta cualidad al caracterizar a Revueltas como «lo que Gramsci llamaría un intelectual orgánico del proletariado, un escritor libre y conscientemente comunista, enemigo de todo dogma e impostura:’. (p.17)

Alerta, interesado desde muy joven en las luchas sociales, Revueltas discute (en julio de 68) con estudiantes y maestros de la Facultad de Filosofía y Letras el mayo francés. Así se integra al Movimiento estudiantil mexicano desde antes de’ que éste surgiera como tal. En la carta a los revolucionarios franceses que abre el libro es posible rastrear claramente una de las ideas centrales del pensamiento político del autor, la crítica del Partido, expuesta en «El proletariado sin cabeza» (1962) O véanse, si no, la siguiente cita de «Prohibido prohibir la revolución», la mencionada carta: ..Los marxistas que hemos comprobado en nuestros propios países -como es el caso de México- la quiebra histórica de los partidos comunistas, a causa de la inexistencia de estos en tanto que partidos de la clase obrera, cuyo nombre usurpan, saludamos con júbilo la extraordinaria conquista práctica y teórica del proletariado y del pueblo francés, al demostrar en la forma más rotunda, que los partidos comunistas no son ni pueden ser los timoneles del proceso histórico, mientras dentro de sus propios marcos resulta imposible su renovación y su regeneración.» (p. 27).

Otro antecedente de la obra política revueltiana que interviene en estos textos sobre 68 es la caracterización de la democracia mexicana: «Al mistificar su ejercicio del poder (que de tal suerte sería un poder social y económico ‘para las reformas’) y el contenido del Estado (que no sería un Estado-Burgués), la democracia de 1917, en su negación relativa del Porfirismo, conserva, no obstante, la relación positiva con la que el propio Porfirismo mantuvo su sistema de dominación: la dictadura. Así, no opone al México Bárbaro de Porfirio Díaz, la democracia real, racional e histórica, sino la democracia bárbara que impera en nuestro país desde que fue promulgada la Constitución de Querétaro».2 (Subrayado de JR).

Revueltas, pues, llega al Movimiento con un bagaje crítico que le permite, desde un principio, dar un marco teórico (autogestión) a las nuevas formas de expresión democrática (brigadas, activismo, comités de lucha, Consejo Nacional de Huelga, etc.) surgidas en forma «espontánea» durante el desarrollo de la lucha: así como propone y polemiza sobre la Universidad como elemento crítico, de impugnación, que actúa sobre la realidad transformándola.

La importancia que concedía al concepto de autogestión (del que en México, antes de Revueltas, casi nadie hablaba) es, en este sentido, capital, axial: «Aunque el concepto de autogestión no fue explícitamente desplegado como tal por el Movimiento de la generación de 68, la autogestión, constituye, no obstante, su conquista teórica esencial y unQ de los más grandes logros obtenidos. Le autogestión, fue, de hecho y sin duda alguna, la práctica misma del Movimiento, su forma existencial de ser, en concordancia con su propia realidad concreta y su contenido como cuestionamiento del régimen». (Subraya· do de JR) (p.137)

Es necesario señalar la grandeza de concepción y la coherencia interna de su pensamiento político, antes de referirnos al Revueltas contradictorio, poseído de esa desesperación admirable de alta estirpe espiritual -«Hay que disponerse a una lucha llena de sacrificios, sufrimiyntos y fatigas, pero debemos asumir con entereza, valentía y dignidad» (p.48)- que lo llevaba a, como atinadamente propone Eduardo Lizalde, «soñar en la revolución como poeta»J: «Esto es sólo el comienzo de la autogestación, si se quiere, de una autogestión espontánea, pero profunda y poderosa. De lo que ahora se trata es de que este proceso sea consciente; que sea asumido por una conciencia colectiva en ejercicio continuo, lúcido, racional, dentro de las aulas y fuera de las aulas, dentro de los centros de educación superior y en la vida del país.» (p.98)… y: «La autogestión social, económica, política, será la forma estructural que adopte la implantación del socialismo en México dentro de la libertad y democracia más amplias e irrestrictas». (p.311).

Pero no es posible juzgar moralmente la conducta de Revueltas, ni pretender balance de aciertos y errores tácticos, lo que, por otra parte, sería un espejismo: Revueltas nunca tuvo influencia real en la dirección del Movimiento… Basta indicar que la riqueza de sus aportaciones no acceden, desde luego, a superficiales y pretendidamente compendiosas aproximaciones como la presente. Sin embargo es pertinente añadir que los textos de este libro, escritos en ocasiones bajo la presión de la urgencia, frente al peligro y al borde del agobio; las interpretaciones políticas al filo de los hechos, volantes agitativos, cartas, manifiestos, esquemas, notas de lectura. esbozos autobiográficos, recados familiares, referencias, en clave, etc., participan: a) de una misma coherencia en la concepción del tema, donde el poder de síntesis revueltiano nos ofrece, al decir de Marco Antonio Campos. «Obras maestras de la miniatura política»4 b) de la difícil sencillez de su prosa política, realizada para explicar, esclarecer y apasionar, c) de diversos géneros y denominaciones. Así, junto al rigor del pensamiento que analiza los acontecimientos para inferir la táctica y la estrategia a seguir en la lucha, se encuentran expresiones del más alto vuelo poético: «Amargo el encuentro del mal, de su gente, de su espacio. Evidentemente uno nació para otra cosa, fuera de tiempo y sin sentido. Uno hubiese querido amar, sollozar, bailar, en otro tiempo y otro planeta (aunque se hubiese tratado de este mismo). Pero todo te está prohibido, el cielo, la tierra. No quieren que seamos habitantes. Somos sospechosos de ser intrusos en el planeta. Nos persiguen por eso; por ir, por amar, por desplazarnos sin órdenes ni cadenas. Quieren capturar nuestras voces, que no quede nada de nuestras manos, de los besos, de todo lo que nuestro cuerpo ama. Está prohibido que nos vean. Ellos persiguen toda dicha. Ellos están muertos y nos matan. Nos matan los muertos. Por eso viviremos.»

Necesariamente desigual aunque igualmente deslumbrante, esta colección de artículos, que Revueltas tituló aunque no logró conformar, («la juventud no son los jóvenes no los cambios que en la sociedad propugnan los jóvenes») se encuentra inscrita, para decirlo con palabras de Revueltas, «dentro de una temática que, por su propia naturaleza, estará siempre abierta, y que, además, no deberá cerrarse nunca».