Sanna Marin, recién nombrada primera ministra de Finlandia, está rompiendo paradigmas y aumentando su popularidad en el mundo para varias razones. La primera de ellas es su corta edad, con 34 años recién cumplidos, hoy es la persona más joven en ocupar este cargo en su país, y la más joven del mundo también.
Marin viene de sostener por seis meses la cartera de Transporte y Comunicaciones en el Ejecutivo de Helsinki y es además vicepresidenta del Partido Socialdemócrata.
Ella misma ha reconocido que no hubiera tenido la posibilidad de tener éxito, si no fuera por el “sólido estado de bienestar” y el buen sistema educativo de Finlandia, pues viene de una familia con pocos recursos.
Ahora, tras haber sido electa, con 32 votos a favor y 29 en contra, para sustituir al veterano Antti Rinne, Marin encabeza un gabinete igual de joven, integrado por cinco partidos, todos encabezados por mujeres, cuatro de ellas menores de 35 años.
La joven política inició su representación impulsando la implementación de una semana laboral de cuatro días y jornadas de seis horas por día para todo el país, con el objetivo de mejorar la vida laboral de los trabajadores y que puedan pasar más tiempo con sus familias.
La medida ya tiene críticas, pues se considera que, de no acompañarse de una reducción del salario, podría ser un golpe a las empresas; sin embargo, los defensores de la iniciativa citan estudios en los que se ha demostrado que este horario incrementa la productividad.
Este es el inicio de un giro a la izquierda para Finlandia, pues Marin representa a la fracción más progresista y ecologista de su partido, ademas de ser una decidida feminista, defensora de los derechos de las minorías sexuales y promotora del desarrollo sostenible.
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