La Pirata del oriente

Por Eva Bodenstedt

Las nubes que borran y engullen hasta los boquetes de la realidad

Por tercer día consecutivo amanece el cielo cubierto de nubes que se transforman cada segundo que pasa. Parecen las cerdas de un pincel que pintan sin cesar el todo de blanco. Van a su paso vertiendo vida sobre la tierra de los Valles Centrales de Oaxaca y anuncian que también llueve ya en la costa.

Es sábado, es domingo, y luego será lunes de nuevo y la niña, como si tuviera los ojos vendados ante el tiempo, responde al aviso de que el fin del fin de semana está llegando, con un reverendo “y qué importa que sea lunes de nuevo, no pasa nada,  todos los días son iguales aunque se llamen diferente”.

Han pasado ya quince meses desde aquél 20 de marzo del “20-20” sin que vaya a la escuela y ahora, al enterarse que las escuelas privadas iban a reiniciar clases presenciales el 7 de junio, y que las públicas también tenían luz verde para hacerlo, la niña le pide a su madre que le escriba al maestro por medio del whatsapp -por el cual recibe cada semana sus tareas-, que por favor abran la escuela para que tenga su grupo de sexto de primaria un cierre presencial. Pero el profesor –se escribe en minúsculas porque de profesor tiene una mínima parte-, no le responde, como tampoco lo hizo con un “Me gusta” o un “10-9-8-7-6-5” a sus alumnos a lo largo de un año y medio, siendo las tareas que le mandaron en línea, pelotas de tenis que sin contrincante,  se pierden en la nada, en la no respuesta.

En las noticias informan que para las generaciones de estudiantes esta ausencia de enseñanza escolar debido al Covid-19 es un boquete inmenso en su formación, porque claro, cuando están en la edad en la que son esponjas, la inexistencia de información inteligente es equivalente no sólo a un boquete, sino a un retraso.

Pero en principio, este boquete en la educación pública –y también en la de paga cuando ésta también contrata a maestros “barco”-,  existe en nuestro México Profundo desde hace muchos sexenios por la sencilla razón de que no hay un respeto real a la educación y a la ciudadanía que la recibe; son muchas las razones para explicar esta patética realidad, y después de suponer que ante un pueblo ignorante, la sumisión es posible y el poder de la injusticia prevalece, me concentraré en ésta otra: existe un egoísmo brutal e inconsciente en la “baraja de los docentes” que les permite ofrecerse y empeñarse en ejercer una labor-tarea que no es la suya, y que la capacidad de ejercerla, es mínima, y lo peor, es que ello le importe a este sujeto, un bledo, y más, que ignora  lo que esto conlleva. El único deseo e interés es el de recibir un sueldo, así estamos.



Detrás de esta actitud deleznable –literal-, está el respaldo de los dirigentes de los  Sindicatos de maestros, del SNTE, de la Sección 22, etc., por heredar las plazas  de Maestros (el que más sabe,), siendo esta realidad no sólo una ofensa directa al futuro de la nación, sino un parte-aguas que ha impedido que la “raza” tenga una oportunidad de ser sometida, por decirlo de alguna manera, a una gimnasia mental que siembra en su natural fertilidad de inteligencia, la capacidad de observar, analizar, pensar, formular una hipótesis, y a partir de estos ejercicios, ser capaces de crear.

Por otro lado, aquella otra parte de la niñez y juventud en México, -la que no es “la raza”, la que puede pagar un buen colegio-, sí tiene el privilegio de la educación, que es derecho para todos, y desde ahí, inicia a ensancharse hacia la polaridad, la sociedad mexicana. ¡Bravo! Más allá de decidir cada uno si quiere ser diablito en el mercado, carnicero, campesino, zapatero, licenciado en cine, en arquitectura, etc., su destino está marcado no sólo por la diferencia de oportunidades, sino por la suerte de tener en su escuelita, un preparado docente o un farsante.

Claro que no todas las escuelas públicas están llenos de “maestros y profesores” que heredan plazas no teniendo la mínima capacidad o interés de enseñar. Dentro de la misma escuela de la niña, hay o había por ejemplo tres maestros: la Directora es la mejor, con más capacidad e inteligencia para enseñar, ello mucho mejor que otras que están en escuelas privadas en Oaxaca; ella podía estar a cargo de cualquier grado. El segundo a bordo, su marido, que también es Profesor con estudios, no tenía ni la mitad de ella, y no tuvo en su momento la capacidad de defender del bulling por parte de sus compañeros, a una niña de 9 años. Su madre le avisaba cada viernes que la niña sufría por la actitud de los niños con ella, y a pesar de que se quejó, al final recibió como  respuesta el que la niña tenía que aprender a defenderse, así, sin meter las manos, “como un cobarde” desde el punto de vista de  la madre, ésta sacó a sus hijos de esa escuela, y el Profesor explicó que esa actitud de los escuincles, es “normal” . Otro ¡bravo!.




El tercer maestro, que llegó supliendo a otras dos maestras a lo largo de dos años, pasó, de ser el encargado de primero y segundo grado, a ser el que le enseñaría a los de quinto y sexo. Los grupos van juntos porque de lo contrario, la escuela se cerraría por “falta de niños”[1]. Claro, la Nación no tiene presupuesto para pagar maestros para 11, 12 niños, pero sí un dineral para las elecciones y para pagarles a los disque representantes del pueblo en las Cámaras de Diputados y senadores, una fortuna.

Este Profesor de sexto y quinto no respondió al whatsapp de la niña pidiendo el cierre presencial ni con un sí ni con un no, cero respuesta, y aunado a la carencia de tareas nunca corregidas, dará en poco una calificación basada -¿en qué?-, para que los estudiantes que pasarán después del verano a la Secundaria, -presencial o en línea-, lleven en sus “mochilas” un conocimiento y una sabiduría por cuestionar.

Si es lunes, o es martes o miércoles, si hay buena caligrafía, si sabe inglés, si pueden dar con el resultado de “diez más once menos tres”, está en las manos de la “mamá-papá”. Y uno se pregunta, ¿quién o quiénes tenemos la capacidad de ser  buen@s “cocineros” de conocimientos en esta “sopa” de nuevas realidades?  ¿Qué hay en el “caldo”, cuando no hay recursos u oportunidades para que tomen clases con verdaderos sabios de la enseñanza? ¿Quién nos va a calificar, y cómo vamos a nutrir este tiempo hacia delante para que estas generaciones recuperen la capacidad de ser esponjas?

Y si ya hoy, a quince meses de la “pandemia o plandemia”,  no hay sorpresa de que una semana tras las votaciones, sigamos escuchando que lo que se ofertó como “Gobernantes–Representantes (diputados)” es una vergüenza, ¿qué será en un mañana? ¿Lo mismo que responde la niña, que sea lunes o sábado, da igual? Esta falacia está llevando a nuestro país a pasos agigantados a un boquete sin fondo. Las posibilidades de crecer, de crear de forma magnánime proyectos fructíferos, y que vayan de la mano al respeto a la madre tierra y sus habitantes, al agua por ejemplo, a la ecología, a la salud del país y sus habitantes, son casi nulas. Al contrario, dar concesiones a mineras extranjeras y no atender a las peticiones de los indígenas desplazados de sus tierras por paramilitares en Oaxaca y Chiapas, es un pan de cada día, los de arriba se hacen de la vista gorda como también con la tala inmoderada de árboles en la sierra sur que hoy, después de unas cuantas copiosas lluvias, dejan el deslave como vómito irremediable de barro en la carretera de Oaxaca a San José del Pacífico y de allá a la costa. Vergonzoso, más que lamentable.

Y pa colmo, el Presidente de México felicitó inclusive al crimen organizado de haber permitido paz a lo largo de las votaciones, pasando el pincel blanco de las nubes por encima de los restos de cuerpos que arrojaron en Baja California en varias casillas, y también la cabeza decapitada en Tijuana, fue ignorada, engullida tras el velo de las nubes como éstas lo hacen con las montañas, claro, éstas vertiendo vida después de un largo tiempo de secas.

¿Será mañana un lunes diferente?


[1] (Si no escribo niñas y niños, incluyo en niños, desde que tengo uso de razón, a ambos sexos.)