Por: Alfredo Woolrich

La eterna suplencia es un mal aquejado por muchos futbolistas, pero este fenómeno se da con mayor frecuencia en la portería por la evidente longevidad que puede llegar a tener el arquero titular en turno. No me quiero imaginar cuántos decidieron cambiar de aires a comer banca eternamente por el segundo atrás de Casillas, Buffon, el mismo Oswaldo Sánchez o Hernán Cristante. Y muchos otros como el no tan célebre Chilaquil López (portero sustituto del inamovible Tubo Gómez campeonísimo con las Chivas) que se resignó a jugar aquellos partidos sin mayor trascendencia.

A sus 27 años, la historia de este Alejandro Arredondo es una más de las que engrosan la lista. Nacido un 28 de agosto de 1985 en el Distrito Federal, en 2002 llegó al Acapulco equipo filial del Atlante que en esos tiempos era dirigido por su tío Miguel Herrera y para el Apertura 2003 fue al primer equipo como tercer portero, detrás de Federico Vilar y Rafael Higuita Cuevas.

El gran día para Arredondo llegaría en la jornada 1 del Apertura 2004. Con casi 19 años de edad, un 14 de agosto de 2004, las Chivas recibían al Atlante del Profe Cruz quién debutaba oficialmente como técnico azulgrana. El ídolo Federico Vilar cumplía un partido de suspensión, por lo que Rafael Cuevas ocupaba el arco titular y Arredondo salía a la banca. Corría el minuto 4 con el marcador 1-0 a favor de los locales y Cuevas en un choque con Adolfo Bautista saldría lesionado.



Arredondo Herrera entraría de cambio, era el debut soñado y la oportunidad de demostrar sus cualidades en el arco, penosamente, solo 18 minutos después de su entrada caería el segundo gol para las Chivas y el primero que recibía el imberbe arquero en Primera División, las cosas no cambiarían a lo largo del partido que terminaría 7-0 a favor del Guadalajara y nuestro homenajeado se comería 6 goles en su debut.

Ese campeonato no volvería a ver acción… ni tampoco el siguiente. Consciente de que tendría muy pocas oportunidades en Atlante, llegaría a ¿a dónde mas? Al Monterrey dirigido por su tío el Piojo Herrera.

Con escasas oportunidades con los rayados y siendo oficialmente en cuarto portero, jugó en 2006 con el equipo filial de Primera “A”, misteriosamente cuando Herrera fue despedido de Monterrey, él también tuvo que salir.

Desde el clausura 2008 luchó por un lugar en Pumas Morelos de la Liga de Ascenso, peleando el puesto con Alejandro Palacios hermano del Pikolín, posteriormente se contrató con los Leones Negros de la U. de G.  en la misma división. Desde 2011 ha regresado a la querencia, aunque evidentemente es el tercer portero del Atlante atrás de Armando Navarrete y Antonio Pérez.