eloriente.net

19/septiembre/2014

Por Adrián Ortiz Romero

Demuestran su sometimiento e inconsciencia

Durante el Desfile Cívico-Militar del 16 de septiembre en Oaxaca, la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV) decidió interrumpir la transmisión para evitar que aparecieran, en las pantallas de sus televidentes, imágenes de las protestas que realizan empleados y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública. Este acto de autocensura puede entenderse bajo la lógica de un medio de comunicación oficialista. Pero no bajo la premisa de que la televisión oficial constituye un medio informativo al servicio de la ciudadanía.

En efecto, este asunto no es ni debe ser tomado como algo menor, pues la decisión de interrumpir una de las pocas transmisiones importantes que hace la CORTV cada año, sólo para no afectar la situación del secretario de Seguridad Pública, constituye un gravísimo acto de autocensura que debe ser rechazado tajantemente por todos los sectores interesados en la actuación de los medios informativos, sobre todo porque éste es un medio público que opera con recursos del estado, y que por ende debe ser el primer garante de las libertades y principios que son norma e imperativo de nuestra sociedad, y también por el hecho de que esto ocurre en el marco de un gobierno que se jacta de ser democrático y abierto a todas las formas de pensamiento, incluso con las que discrepa o frente a quienes lo cuestionan.

Es que de entrada este asunto es grave porque lo que se constata —aunque se sabía desde hace mucho tiempo— es que a la CORTV la siguen concibiendo como un conjunto de medios informativos al servicio del régimen en turno, y no dedicados a elaborar y transmitir contenidos de utilidad para todos los oaxaqueños.

Podría caber un cuestionamiento inicial: ¿era útil para la sociedad ver en la transmisión de la CORTV una protesta de elementos policiacos en medio del desfile cívico militar del pasado martes? Quizá, concretamente, no. ¿Pero cómo cerrarse a ese hecho imposible de ocultar o disimular, cuando vivimos una era en la que los medios informativos tradicionales (la radio y la televisión) dejaron de tener el monopolio informativo, y hoy comparten esa función casi con cualquier persona que tiene a la mano un teléfono móvil, una tableta o una computadora, y decide reflejar lo que ocurre en la vía pública a través, por ejemplo, de una red social?

Eso es lo que genera buena parte de este problema: que mientras todas las redes sociales, e incluso otras estaciones y canales de radio y televisión han hecho una larga transmisión, y han reseñado con todo detalle la inconformidad de los elementos de la SSP, la televisión oficial de Oaxaca decidió cerrarse a esa realidad, y a atajar la transmisión de un acto público —de interés para toda la comunidad, y que además es muestra de patriotismo y orgullo, como lo es, en todos los rincones del país, el desfile de las fuerzas armadas— según ellos para “no afectar” al gobierno para el que sus directivos trabajan, y con quien sienten más débito que con los televidentes (muchos o pocos: da lo mismo) que esperaban ver una transmisión completa del acto cívico y el desfile.

Esto es como querer tapar el sol con un dedo, además de ser un acto de infinita torpeza, con el que demuestran su falta de entendimiento de lo que es y debe ser la televisión pública, y su voluntad porque la CORTV siga siendo la piltrafa que ha sido en los últimos tiempos como opción televisiva para los oaxaqueños.

AUTO TRAICIÓN

Dice la ley que crea la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, en su artículo tercero, que una de sus funciones consiste en llevar a cabo la planeación, elaboración producción y transmisión de programas de radio y televisión que promuevan el desarrollo del estado, difundan y preserven la cultura de sus pueblos, los programas educativos de las autoridades competentes y las actividades gubernamentales que en cumplimiento a disposiciones legales y al contenido del Plan Estatal de Desarrollo, realicen por conducto de órganos y dependencias del estado.

Como puede verse, en ningún punto de esa transcripción, y en ningún precepto de la ley citada, se establece que CORTV debe ser subordinado a los intereses del gobierno en turno, o que el interés de un funcionario o dependencia estatal puede o debe estar por encima de los principios que rigen a todos los medios de comunicación, o de los derechos que tiene la ciudadanía para acceder a información sobre lo que ocurre a su alrededor.

Quizá, en su descargo, los directivos de CORTV podrían también argumentar que el establecimiento de la línea editorial de ese medio es responsabilidad y decisión de ellos. Podría aceptarse sólo en la medida en que la difusión de un tema o hecho fuera contrario al interés general (por citar un ejemplo simple, mensajes de la delincuencia organizada, o hechos que constituyeran la apología de delitos), pero no cuando esto sólo revela una situación en la que está involucrado un funcionario. Si esto parece poco, vale considerar otra cuestión: a la CORTV no la mantiene el bolsillo de ningún gobernante o servidor público, sino dinero público que, por ese sólo carácter, debería obligar a la CORTV a estar al servicio de la sociedad, y también a abrir al escrutinio público sus decisiones y su línea editorial.

Lamentablemente, situaciones como ésta revelan la pequeñez de personajes como Emilio de Leo que, por cuidar su chamba, decidió realizar un acto de autocensura en la CORTV, el cual también constituye una traición a la propia corporación —que no merece ser exhibida y ridiculizada de tal forma— y a toda la sociedad que sigue esperando una mejor televisión y radio públicas, pero que sólo ve transmisiones desacreditadas no por su contenido (a pesar de que las producciones propias son escasísimas en la CORTV) sino por las decisiones de sus directivos.

Por eso hoy en día el gobierno del estado debe considerar seriamente la posibilidad de dar por concluidas las transmisiones de la CORTV y ocupar los recursos que invierte en ella en cuestiones de verdadero provecho para la sociedad. Es terrible, pero hace mucho tiempo que el Canal 9 no es opción informativa, ni educativa, ni de entretenimiento, ni de divulgación, ni de nada. Si eso no es suficiente, decisiones como la del martes en el desfile terminan de desacreditar lo que de por sí ya enfrenta serios cuestionamientos.

¿Y LA DEMOCRACIA?

Esta decisión revela un peligroso signo de intolerancia, que también debe ser rechazado. ¿Vale tanto la pena defender a Alberto Esteva como para aniquilar lo poco que le queda a la CORTV?

Foto: Archivo ELORIENTE.NET

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