(www.eloriente.net, México, a 17 de julio de 2017, por Adrián Ortiz Romero/Al Margen).- La Secretaría General de Gobierno sigue empeñada en enrarecer la estabilidad de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, a través de decisiones que sólo contribuyen a la crisis política que, a estas alturas, ya es inminente. El llamado “bono de no actuación” es una verdadera manzana envenenada que hoy, ante las decisiones veladas de la Segego por reencumbrar al viejo cacique Abraham Martínez Alavés, no tiene otro derrotero más que la inestabilidad universitaria.

En efecto, vale la pena entender en qué consiste, y para qué fue ideado, el llamado “bono de no actuación”. Ésta fue una prebenda que hace algunos años creó el propio gobierno estatal para tratar de generar gobernabilidad entre las agrupaciones sindicales de la Máxima Casa de Estudios. Básicamente, ese “bono de no actuación” consiste en una cantidad de dinero que el gobierno estatal decide discrecionalmente a qué sindicato universitario pagarle, para evitar movilizaciones o para desactivar la toma de instalaciones universitarias en exigencia de alguna prebenda de índole económico o político. En realidad, ese “bono de no actuación” ha sido siempre un abierto mecanismo de cooptación sindical por parte del gobierno, que lo mismo ha servido para neutralizar alguna acción que para favorecer a un sindicato en específico.

En las semanas recientes, la Secretaría General de Gobierno decidió pagar ese bono de no actuación al Sindicato Universitario de Maestros, que es el reducto sindical del viejo líder de la llamada ‘familia real’, Abraham Martínez Alavés. El titular de la Segego, Héctor Anuar Mafud Mafud habría decidido el pago de dicho bono al SUMA —por una suma superior a cuatro millones de pesos—, a pesar de que éste no es el sindicato más numeroso, de que tampoco es el sindicato titular del Contrato Colectivo de Trabajo; y de que mucho menos es el sindicato que resulte más determinante para la definición de la vida y las condiciones políticas universitarias.

En realidad, Mafud decidió pagarle al SUMA el bono de no actuación, únicamente para beneficiar a Abraham Martínez y su ‘familia real’, y sobre todo para demostrarle a todas las demás organizaciones sindicales universitarias con qué grupo están los intereses del actual régimen.

Esto no es nuevo. De hecho, en nuestra entrega del pasado 3 de julio apuntamos que, respecto a las muchas vertientes que hoy presenta el multidimensional conflicto universitario, con el hecho de que la Secretaría General de Gobierno no procurara el acercamiento y la avenencia entre las partes y no impulsara acciones concretas que resuelvan la crisis de la Facultad de Derecho —que ya rebasa a la Universidad—, sólo beneficia a Abraham Martínez Alavés, porque le sigue dando espacios y oportunidades para seguir intentando imponer su cacicazgo a través de la fuerza.

Por eso, apuntamos entonces, es muy preocupante que en este caso la Secretaría General de Gobierno no esté cumpliendo con su finalidad de ser una instancia de interlocución para los conflictos, y más bien siga alentando las maniobras de Abraham Martínez, y su grupo político, para mantenerse en los espacios de poder. Hoy queda claro que el bono de no actuación pagado al reducto sindical de Martínez Alavés, es una nueva demostración de la abierta intención de Mafud por mantener el oprobioso cacicazgo de los Martínez en la UABJO.

CONFLICTOS ANUNCIADOS

Una vez que la Secretaría General de Gobierno decidió pagar y favorecer al SUMA de Martínez Alavés, lo que se vislumbra en el panorama universitario son sólo nubarrones. Pues dicho pago ahora también lo reclama el recién constituido Sindicato Universitario de Académicos (SUA), que dirige Amado Miguel Wilches Ramiro, y del que es líder moral el ex candidato a la Rectoría, Silviano Cabrera Gómez.

Así, con el argumento de que “todos hijos, o todos entenados”, Wilches Ramiro ha realizado dos paros en Ciudad Universitaria, y con huelgas está reclamando la entrega del “bono de no huelga”. Una verdadera contradicción que sólo es explicable por la gasolina que la propia Segego le está echando al conflicto universitario.

Pues así como el SUA está ejecutando movilizaciones, en esa misma tesitura se encuentran los otros cuatro gremios, así como las tres tribus en las que está dividido el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Oaxaca (STAUO), entre los tres sindicatos académicos, además del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UABJO, el SECUABJO y el SITUABJO, entre los administrativos.

De hecho, ya es previsible que ese desastroso manejo político de la endeble gobernabilidad universitaria, será la base del conflicto que estallará a principios de agosto, cuando los universitarios —académicos, empleados y más de 30 mil alumnos— regresen de sus vacaciones del periodo de verano. Todos se pelearán como nunca por el recurso económico que el Gobierno del Estado otorga como dádiva —por supuesto, lo da a quien quiere y como quiere—, para echarlos a pelear y sacar raja política de ello.

Por eso, no es exagerado afirmar que no sólo la naturaleza del llamado “bono de no actuación”, sino su utilización discrecional e intencionada, son una verdadera “manzana envenenada” repartida entre las y los sindicalistas para que se peleen por el pastel. También por ello se prevén tomas y protestas del edificio de Rectoría y de Ciudad Universitaria al regreso de vacaciones, para tratar de poner por delante al rector Eduardo Bautista Martínez y responsabilizarlo de todo lo que ocurre, cuando en realidad el trasfondo de las movilizaciones que ya se prevén tienen como base las decisiones tomadas en la Segego, que es quien paga el bono y quien se supone que también controla los efectos políticos y de gobernabilidad por las decisiones que toma.

Incluso, afirman que los integrantes de los sindicatos que ahora se movilizarán en contra de las decisiones que sólo han favorecido al grupo de Abraham Martínez y su ‘familia real’, buscan que el rector Bautista Martínez abandere sus demandas para sumarse y pedir juntos al Gobierno del Estado que les entregue la parte de su “bono de no actuación”. Lo que ya perdieron de vista los sindicatos en sus afanes económicos, es que este problema no tiene como base ni el presupuesto ni los recursos económicos universitarios y que, de hecho, tampoco es un tema universitario.

Al final, este es un “bono de control” que, en todo caso, debería ser para impulsar la calidad académica, con premios a las y los universitarios que resalten por sus estudios y reconocimientos, para otorgar más becas o para el desarrollo institucional. Por eso mismo, la Secretaría General de Gobierno debería aclarar por qué si en general la administración estatal alega falta de recursos para atender casi cualquier problema, en este caso hubo premura y diligencia en el pago del “bono no actuación” al SUMA, y por qué se ve cada vez más clara la intención de que ello sea la punta de lanza para que los universitarios se despedacen en las semanas siguientes.

INDOLENCIA

Esa actitud sólo demuestra el desinterés del gobierno estatal por atender los problemas de fondo de la Universidad pública más grande e importante de Oaxaca. Esta es una muestra más de cómo, en lugar de ayudar, la Secretaría General de Gobierno contribuye decididamente a descomponer y enrarecer las relaciones laborales en la UABJO, ya como una práctica sistemática. Quién sabe si pensarán que Abraham Martínez aún puede ser un activo para los tiempos electorales, o si de plano este es un intento más por volver al pasado.

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