eloriente.net
9 de mayo de 2014
Por: Dr. José Carlos Vázquez*
La racionalidad de un like. Los nuevos valores de un mundo sin sentido.
Cuando uno viaja hacia el centro de los estados, es común encontrarnos con que la historia parece detenerse en la mente de algunos de los habitantes de ciertos poblados, mismos que continúan apegados a sus tradiciones, al recuerdo de sus años vividos y a los valores que sus padres les otorgaron. Ven a los visitantes como aquellos extraños que han perdido el contacto con sus raíces y que encuentran valor en cosas tan triviales, que simplemente carecen de sentido. Además, no es de su agrado el que la juventud parezca crecer apegada a estos nuevos ideales y si un comentario es característico en estas personas es el que en la modernidad vivimos en un mundo muy superficial, basado en demasiadas frivolidades y donde parece que carecemos de todos los valores, sin embargo ¿qué tan cierto puede llegar a ser esto?
Pertenecemos a una sociedad cambiante, saturada de personas con características, gustos, objetivos e intereses sumamente diversificados, incluso el tener una pareja parece haberse convertido en algo casi irracional, pues siendo dos personas tan diferentes, parece ilógico el querer compartir una vida en conjunto. Por otro lado, cada vez son mayores los círculos o grupos a los que pertenecemos y con ello nos vamos haciendo de mayores preocupaciones, proyectos y simplemente parece que nos ahogamos en un profundo océano de actividades. Entonces, si somos tantas cabezas y somos tan desiguales, pero inevitablemente compartimos un solo mundo ¿por qué esperar que valoremos las mismas cosas?
Cabe señalar que no pretendo que mis palabras sean consideradas como una defensa del subjetivismo moral, pues a pesar de los amplios matices que se nos presentan en la actualidad, existen principios fundamentales que seguimos considerando valiosos, como es el caso de la vida, la igualdad, la justicia, la lealtad, la amistad o el amor, aunque la forma en que abordamos, percibimos y aplicamos estas cuestiones han variado considerablemente en los últimos años.
Por ejemplo, no podemos negar que las redes sociales nos ha llevado a una reestructuración muy considerable de lo que conceptualizamos como amistad, pues ahora no solo tenemos amigos y conocidos, sino también a aquellas amistades electrónicas que incluso sin conocer físicamente o estar del otro lado del mundo, se relacionan con nosotros a partir de un simple like y nos comparten cada día sus publicaciones haciéndonos parte de su muro. ¿Podemos llamar a esto algo frívolo? ¿acaso carece completamente de valor? Para un servidor esto no es así.
La modernidad parece recordarnos que dentro de cualquiera de nuestros actos y nuestras decisiones existe previamente un proceso de racionalización, mismo en el que debe darse un equilibrio entre nuestros deseos y las creencias óptimas que nos permiten estructurar nuestra escala de preferencias. Las creencias deben generarse a partir de la realidad y las circunstancias que rodean al individuo, pues de no ser así resultan irreales y carecen de características óptimas, dando cabida a alternativas de acción que no son las más racionales. Por consiguiente, el valor de un like no debe ser visto como lo que objetivamente es, sino como la alternativa que tenemos de decirle a alguien que lo que dice y comparte nos gusta y que bajo las nuevas circunstancias de la modernidad, un like nos resulta la preferencia de acción más racional.
Un like no viene a suplantar la calidez de un abrazo o la pasión de un beso, no es un reemplazo de la forma en que nos relacionamos con el resto de los individuos o los círculos que nos rodean, un like es simplemente es un nuevo símbolo de aquello que en la época contemporánea consideramos como racionalmente valioso; no es frívolo, no es superficial, simplemente es novedoso y diferente.
Foto: angermann
*Licenciado en Psicología, Maestro en Educación y Doctor en Estudios Humanísticos con acentuación en ética. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan en temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente forma parte del Departamento de Psicología y Formación Ética del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla.
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